Fuente: Ensenada Net
Por Elizabeth Vargas
Inversiones por 203 millones de pesos serán destinadas para los Puertos de Ensenada y El Sauzal en el 2008 informó el Director de la Administración Portuaria Integral Carlos Jáuregui González.
Esta inversión es la mas alta que se aprueba para los Puertos de Baja California en mas de una década y la inversión incluye el inicio de la construcción de un edificio que contendrá la API y Capitanía, además el aumento del calado en el Puerto para recibir portacontenedores mas grandes.
De acuerdo al funcionario, actualmente en la Empresa Ensenada International Container, (EIT) se realiza ya una inversión para rellenar patios y aumentar la capacidad de almacenaje de 5 mil a 8 mil teus.
La firma que recibió su concesión en 1997, con espacio para 2 mil 500 teus, la ha ido aumentando paulatinamente.
Esta empresa trabaja también en la prolongación de 150 metros lineales de muelle, lo que permitirá aumentar la capacidad de recepción de buques, a dos de tamaño mediano o uno mayor y uno mas pequeño que podrán ser cargados o descargados al mismo tiempo.
Esta capacidad estará lista para finales del 2009 en que se tendrá un muelle de 450 metros lineales en total.
Por otra parte esta por concluir las cinco casetas de acceso a EIT cuyo objetivo es agilizar el flujo en las garitas de entrada y salida, una inversión que será complementada por la API con la ampliación de las instalaciones de la Aduana.
Esta obra ya inició y se adjudicó la primera etapa a una empresa local. La inversión en esta primera etapa son 19 millones de pesos y la segunda etapa será licitada entre marzo y abril.
El objetivo es que en el 2007 este lista la ampliación de las instalaciones de la aduana que serán nuevas y se ubicarán, donde está la API actualmente.
En tanto la Administración Portuaria Integral de Ensenada construirá un nuevo edificio en donde se instalará junto con Capitanía de Puerto.
En este Edificio se pretende contar con tres pisos uno de los cuales será rentado para agentes aduanales, agencias de buques y astilleros entre otros servidores privados del ramo portuario.
El sitio es el lugar donde actualmente se ubican los edificios de Capitanía de Puerto, CIS, Migración, Resguardo Marítimo y las casas que antes eran para los capitanes, además de terrenos baldíos y estacionamientos interiores.
Todos estos juntos se convierten en un polígono irregular de 9 mil metros cuadrados ubicado entre el Bulevar Teniente Azueta y la continuación del Bulevar Costero que se convierte en Carretera.
Otra inversión de recursos federales son 100 millones de pesos para un nuevo dragado para aumentar la profundidad en los muelles y canal de navegación, lo que permitirá un calado de menos 16 metros en donde actualmente hay 14.5 metros.
Asimismo se tiene contemplado en las obras el dragado en el Puerto del Sauzal para aumentar su profundidad.
CUADRO
Inversión 2008: 203 millones
Obras:
Dragado: de 14.5 a 18 metros
Edificio Aduana
Edificio API y Capitanía
Remodelación patios de maniobras y recinto fiscal
Dragado Sauzal
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lunes, 7 de enero de 2008
"Todos los marinos tenemos algo de piratas"
- Juan Manuel Errea Argaiz dirige la Escuela Náutica de Navarra desde hace 17 años. Lleva formados más de 2.500 alumnos. A ninguno le permite subir un paraguas a bordo.- "Los marinos españoles son especialmente solidarios con las pateras. Protagonizan rescates heroicos"
Fuente: Diario de Navarra
POR GABRIEL ASENJO .
Antiguo oficial de la marina mercante, asegura que en el barco existe una regla de convivencia: nunca podrás hablar mal de una tercera persona que navega contigo y jamás hablarás mal de tu barco. Con 48 años, casado, a los 17 comenzó a navegar. Vivió seis años a bordo de uno de los cinco barcos que ha tenido en su vida. Dice que le viene lo de ser marino del amor a la montaña "y de cierta rebeldía por buscar un camino propio".
A los Reyes Magos les pedía un barco?
No, pero con 10 años me escapé con mi primo a dormir en el monte. Duramos dos horas.
¿A qué orilla anhela llegar?
A la que pueda navegar mi vida y mi vida familiar.
Si mi voz muriera en tierra, dice Alberti.
Llevarla a nivel del mar y enterrarla en la ribera. Pero quiero que me entierren en el cementerio de mi pueblo, en Cizur Menor. No me gusta esa ceremonia de lanzar las cenizas al mar.
Ahora se está poniendo de moda.
Es poco tradicional. El ser humano tiende a enterrar a sus muertos en tierra y la tierra es lo que da sentido a la navegación. Se navega para regresar y uno quiere morir después de haber regresado. Tampoco quisiera que me tiren al mar. Es una moda, no una tradición.
Arrojar el cadáver por la borda era una tradición de obligado cumplimiento.
Pero porque no había otro remedio. Los arrojaban con pompa y protocolo. Pero desde que hay frigoríficos en los barcos, congelan al que muere al lado de los solomillos y viaja hasta su país.
¿Ha tenido que gritar hombre al agua?
No, pero sí que he sido hombre al agua. Pasé un cuarto de hora en el agua por un accidente tonto en el Cantábrico. Me salvó la vida un amigo. Es la pesadilla del que navega. El barco resiste, pero tú, aunque la costa esté cerca, tienes el tiempo muy contado. Esa noche lloré mucho.
¿Es náufrago de algo?
Mi naufragio en la vida es acomodarme a las exigencias tan rígidas de la administración en burocracia sobre barcos. Eso me atormenta.
¿Ante qué se amotina?
Ante la injusticia.
¿El hombre se descubre cuando afronta una tormenta?
Cuando afronta algo difícil y desconocido. Pero igual la vida cotidiana tiene más dificultades que el mar.
Rompe el mástil y se queda sin motor. ¿Qué hace?
Salvar del mástil y del aparejo todo lo que pueda, porque no soy millonario. Un barco, si lo pilota un marino, tiene que conseguir regresar por sus propios medios.
¿Se marea con algo?
El teléfono me marea y desconcierta.
¿Algún pirata suelto?
Todos los marinos tenemos algo de pirata. Cuando navegaba en África, las autoridades que visitaban los barcos con sus armas eran piratas. Pero admiro a Jack Sparrow.
¿De qué sufre el mar?
Los barcos del Tercer Mundo naufragan y su tripulantes perecen. A los del primer mundo los rescatan rápidamente. Lo hemos visto hace poco en aguas de la Antártida. Pasan desapercibidos los naufragios de los barcos africanos o coreanos. Los pobres no están contados y tampoco los barcos de los pobres.
Se cruza con una petera. ¿Qué siente?
Impotencia, pero me siento satisfecho de que los marinos españoles son especialmente solidarios con las pateras. Protagonizan rescates heroicos.
¿Alguna leyenda sobre el mar?
Muchas, pero sobre todo, supersticiones. Temes a la mala fortuna y recurres a amuletos. Todos los años bendecimos una rama de olivo en el barco. No permito que nadie lleve paraguas en el barco y cruzo los dedos cuando veo un pájaro negro.
¿En qué hemos perdido el rumbo?
En los barcos hemos perdido cortesía. Y en la sociedad en la prisa y en la educación. Los marinos saben educar la paciencia.
¿Se acaba la pesca?
Los pescadores cada vez tienen menos para pescar, pero siguen pescando. Algunos pescarían hasta el último pez del mar.
¿Qué barbaridades ha observado?
Lanzar plástico y gasoil de los buques. Es consecuencia de la pobreza actual de las navieras. Antes las navieras eran poderosas.
¿Un navegante navarro?
El capitán Etayo. Tenía de marino el carácter excéntrico y aventurero. También le gustaba cazar y dormir en el bosque.
¿Un puerto para amarrar?
Me apasiona la costa del sur de Francia. Buen tiempo para la vela y me reciben muy bien. No ocurre lo mismo en otros puertos del norte de la península. Me siento más tranquilo en el mar que trabajando en mi oficina.
Fuente: Diario de Navarra
POR GABRIEL ASENJO .
Antiguo oficial de la marina mercante, asegura que en el barco existe una regla de convivencia: nunca podrás hablar mal de una tercera persona que navega contigo y jamás hablarás mal de tu barco. Con 48 años, casado, a los 17 comenzó a navegar. Vivió seis años a bordo de uno de los cinco barcos que ha tenido en su vida. Dice que le viene lo de ser marino del amor a la montaña "y de cierta rebeldía por buscar un camino propio".
A los Reyes Magos les pedía un barco?
No, pero con 10 años me escapé con mi primo a dormir en el monte. Duramos dos horas.
¿A qué orilla anhela llegar?
A la que pueda navegar mi vida y mi vida familiar.
Si mi voz muriera en tierra, dice Alberti.
Llevarla a nivel del mar y enterrarla en la ribera. Pero quiero que me entierren en el cementerio de mi pueblo, en Cizur Menor. No me gusta esa ceremonia de lanzar las cenizas al mar.
Ahora se está poniendo de moda.
Es poco tradicional. El ser humano tiende a enterrar a sus muertos en tierra y la tierra es lo que da sentido a la navegación. Se navega para regresar y uno quiere morir después de haber regresado. Tampoco quisiera que me tiren al mar. Es una moda, no una tradición.
Arrojar el cadáver por la borda era una tradición de obligado cumplimiento.
Pero porque no había otro remedio. Los arrojaban con pompa y protocolo. Pero desde que hay frigoríficos en los barcos, congelan al que muere al lado de los solomillos y viaja hasta su país.
¿Ha tenido que gritar hombre al agua?
No, pero sí que he sido hombre al agua. Pasé un cuarto de hora en el agua por un accidente tonto en el Cantábrico. Me salvó la vida un amigo. Es la pesadilla del que navega. El barco resiste, pero tú, aunque la costa esté cerca, tienes el tiempo muy contado. Esa noche lloré mucho.
¿Es náufrago de algo?
Mi naufragio en la vida es acomodarme a las exigencias tan rígidas de la administración en burocracia sobre barcos. Eso me atormenta.
¿Ante qué se amotina?
Ante la injusticia.
¿El hombre se descubre cuando afronta una tormenta?
Cuando afronta algo difícil y desconocido. Pero igual la vida cotidiana tiene más dificultades que el mar.
Rompe el mástil y se queda sin motor. ¿Qué hace?
Salvar del mástil y del aparejo todo lo que pueda, porque no soy millonario. Un barco, si lo pilota un marino, tiene que conseguir regresar por sus propios medios.
¿Se marea con algo?
El teléfono me marea y desconcierta.
¿Algún pirata suelto?
Todos los marinos tenemos algo de pirata. Cuando navegaba en África, las autoridades que visitaban los barcos con sus armas eran piratas. Pero admiro a Jack Sparrow.
¿De qué sufre el mar?
Los barcos del Tercer Mundo naufragan y su tripulantes perecen. A los del primer mundo los rescatan rápidamente. Lo hemos visto hace poco en aguas de la Antártida. Pasan desapercibidos los naufragios de los barcos africanos o coreanos. Los pobres no están contados y tampoco los barcos de los pobres.
Se cruza con una petera. ¿Qué siente?
Impotencia, pero me siento satisfecho de que los marinos españoles son especialmente solidarios con las pateras. Protagonizan rescates heroicos.
¿Alguna leyenda sobre el mar?
Muchas, pero sobre todo, supersticiones. Temes a la mala fortuna y recurres a amuletos. Todos los años bendecimos una rama de olivo en el barco. No permito que nadie lleve paraguas en el barco y cruzo los dedos cuando veo un pájaro negro.
¿En qué hemos perdido el rumbo?
En los barcos hemos perdido cortesía. Y en la sociedad en la prisa y en la educación. Los marinos saben educar la paciencia.
¿Se acaba la pesca?
Los pescadores cada vez tienen menos para pescar, pero siguen pescando. Algunos pescarían hasta el último pez del mar.
¿Qué barbaridades ha observado?
Lanzar plástico y gasoil de los buques. Es consecuencia de la pobreza actual de las navieras. Antes las navieras eran poderosas.
¿Un navegante navarro?
El capitán Etayo. Tenía de marino el carácter excéntrico y aventurero. También le gustaba cazar y dormir en el bosque.
¿Un puerto para amarrar?
Me apasiona la costa del sur de Francia. Buen tiempo para la vela y me reciben muy bien. No ocurre lo mismo en otros puertos del norte de la península. Me siento más tranquilo en el mar que trabajando en mi oficina.
Se hunde barco en Progreso
Fuente: Diario de Yucatán
PROGRESO.— Una embarcación que al parecer llevaba tres personas abordo se hundió este lunes a las 6:55 de la mañana, cuando realizaba maniobras a unos cinco kilómetros de la costa informaron ayer fuentes de la Capitanía de Puerto.
El percance, se debió a una falla mecánica de la embarcación, de nombre “Pilotos 3” y propiedad de la delegación local del Sindicato Nacional de Pilotos de Puerto (SNPP).
Los tripulantes de la embarcación, incluyendo un piloto de puerto que iba a bordo de la nave, fueron rescatados por la lancha interceptora Clase Polaris ARM Arturus PI-1108 de la Armada de México, quienes trasladaron a los náufragos a las instalaciones de la IX Zona Naval.
El accidente se manejó con cierto hermetismo en las primeros horas de hoy, aunque las autoridades aún están averiguando sobre las causas del mismo.
Trascendió que la embarcación, cuyas dimensiones no fueron informadas, permanece hundida en las inmediaciones del canal de navegación, a unos 12 metros de profundidad, por lo que podría representar un riesgo para la navegación de los buques mercantes que llegan al puerto.— José Oscar Pérez Guillermo operez@dy.sureste.com
PROGRESO.— Una embarcación que al parecer llevaba tres personas abordo se hundió este lunes a las 6:55 de la mañana, cuando realizaba maniobras a unos cinco kilómetros de la costa informaron ayer fuentes de la Capitanía de Puerto.
El percance, se debió a una falla mecánica de la embarcación, de nombre “Pilotos 3” y propiedad de la delegación local del Sindicato Nacional de Pilotos de Puerto (SNPP).
Los tripulantes de la embarcación, incluyendo un piloto de puerto que iba a bordo de la nave, fueron rescatados por la lancha interceptora Clase Polaris ARM Arturus PI-1108 de la Armada de México, quienes trasladaron a los náufragos a las instalaciones de la IX Zona Naval.
El accidente se manejó con cierto hermetismo en las primeros horas de hoy, aunque las autoridades aún están averiguando sobre las causas del mismo.
Trascendió que la embarcación, cuyas dimensiones no fueron informadas, permanece hundida en las inmediaciones del canal de navegación, a unos 12 metros de profundidad, por lo que podría representar un riesgo para la navegación de los buques mercantes que llegan al puerto.— José Oscar Pérez Guillermo operez@dy.sureste.com
La náutica, una pasión que crece
Los nubarrones del horizonte prenuncian una tormenta. No importa. Ellos van a zarpar igual. Estuvieron seis meses esperando este momento y no lo van a postergar ahora que están en la marina, junto a los tres veleros con los que cruzarán el Río de la Plata. Son las 9.30 en el puerto de Núñez, hora prevista para zarpar rumbo a Colonia, Uruguay, cuando los más de 20 alumnos van llegando a la marina. Algunos con bolsos, bolsas de dormir, otros con bidones de agua, alguna botella de vino e infaltables pastillas para el mareo.
Tienen entre 21 y 50 años pero eso no impide que hagan su viaje de egresados, o de finalización de curso, previo a rendir el examen para convertirse en timoneles, la habilitación que les permitirá navegar solos con su propio velero o el de un amigo y manejar lanchas y cruceros con motor. Hay de todo, estudiantes, ingenieros, abogados, periodistas, taxistas...
Cada vez son más los que se "zambullen" en la náutica. Desde hace un tiempo la Prefectura Naval, previo examen estricto, otorga 2000 certificados anuales que habilitan a conducir desde lanchas a veleros, que permiten cruzar el Océano. Esa cifra es el doble de los que se otorgaban en 2000, dijo a LA NACION el director del departamento de Deportes Náuticos de la fuerza, el prefecto principal Carlos Peralta.
El auge náutico provocó la resurrección de la industria naviera, con nuevos astilleros que ofrecen lanchas, gomones, veleros y cruceros de hasta medio millón de dólares. Muchos, destinados a ser vendidos aquí, pero un buen porcentaje se exporta. El despertar de la actividad provocó una multiplicación de los clubes náuticos y de guarderías en la zona del Delta, San Fernando y Tigre. Se duplicó la cantidad de embarcaciones registradas.
A los noveles timoneles que ahora encaran el cruce del Río de la Plata por primera vez no los espanta el pronóstico de tormenta. Sopla del Oeste, una brisita suave. Marcelo, Fernando y Jorge, los profesores, preparan la partida. Adujan [acomodan] los cabos, amarinan [ordenan] la embarcación y sueltan amarras.
"De popa, así navegan los caballeros", se entusiasma Marcelo al zarpar y despliega la vela mayor y una chica en proa para evitar sobresaltos por si el río se pone más picado.
A bordo, Andrés Filipuik, que se acercó a la náutica luego de su experiencia como pescador, completa la tripulación junto con los jóvenes Matías Ferracani y Helmut Schaus, de 21 años. Muchos no tenían ni idea de lo que era navegar y sólo probaron para sentir el ruido del viento desde el río, mirando la costa. Otros, como Gustavo Muller, 47 años, ya habían tenido la experiencia y sólo buscan ahora el carnet. Y, otros, como Marcela Pichinini, que ya bucearon con tiburones, se tiraron en paracaídas y realizaron otras actividades extremas, quieren completar el menú con el placer de deslizarse a vela.
Otros protagonizan una curiosa historia: egresaron juntos del secundario y se reencontraron para hacer el curso y egresar nuevamente pero con otra sabiduría.
En realidad, cada uno busca algo diferente en el río: sólo disfrutar de la sensación de flotar, un grupo de amigos para compartir, un deporte, un buen lugar para desenchufarse por completo solo o en familia... o "cambiar la cabeza".
Los tres veleros se recortan en el río, impulsados por un viento leve que los dejará en Colonia, siete horas más tarde. Como la escuela www.rent-a-sail.com.ar , hay otras cientas habilitadas y hay 335 clubes náuticos en todo el país que dictan los cursos.
Este boom de la navegación se registra también en la cantidad de embarcaciones: en 2001 se inscribieron 1284 y, en ocho meses de 2007, lo hicieron 2216. El total de lanchas, veleros y cruceros registrados en la Argentina es de 76.757, según las cifras oficiales.
Tras la crisis de 2001 el mercado se reactivó y la industria naval argentina también, a tal punto de que astilleros argentinos trabajan casi exclusivamnete para exportar y hasta hay fabricantes locales, como Compañía de Barcos, que se instalaron en España para diseñar y construir veleros que corren la Copa América Luis Vouitton, una de las más antiguas y prestigiosas regatas del mundo.
Las lanchas son las más vendidas. Por su precio, su practicidad, bajo mantenimiento y, más allá del carnet, no es necesario un gran conocimiento para conducirlas. "Antes de salir de la oficina llaman por teléfono a la guardería, les piden que le bajen la lancha y, en dos horas, están en medio del río", relata Marcelo Mourin, un broker de embarcaciones.
Es que se adaptan al vértigo de la sociedad moderna, donde en poco tiempo se puede disfrutar en el río o en el Delta, donde los veleros, con poca profundidad y sin viento, casi no pueden navegar o sólo pueden hacerlo a motor, y las embarcaciones pequeñas son las reinas de los canales para pasear, pescar, hacer esquí acuático o, simplemente, acceder a un lindo restaurante junto al río. El precio de una lancha moderna, pequeña, puede arrancar en los 8000 dólares. Aunque los veleros son la especialidad de Mourín.
"La franja intermedia de barcos de entre 10 y 12 metros de eslora es la que más actividad tiene", explica. Habla de gastar entre 25.000 y 50.000 dólares por un barco usado. Aunque con 7000 alcanza para el primer velero.
Carlos Aguiolá, de Scuderi Barcos, explica la filosofía del que se enamora de la náutica "Yo conozco gente que tenía un velero de 10.000 dólares y no tenía auto, porque el barco incrementaba la posibilidad de compartir más con su familia, de otra manera", dice. "Otros eligen un crucero, aunque sea pequeño, fondear en medio del río, almorzar, dormir una siestita y regresar renovado", explica Roberto Britos, con años de experiencia en la venta de embarcaciones.
Bramador es un astillero que fabrica veleros y exporta el 20 por ciento de su producción. "Tenemos una fabricación sostenida", explica Marcelo Dodero, de la empresa.
Hernán Mones Ruiz eligió la navegación como estilo de vida. Es cuatro veces campeón argentino de regata de grandes barcos y tres veces del circuito Rolex de Punta del Este. "Cada año se suma más gente y la industria creció mucho", explica el marino, y agrega: "Hay muchas mujeres que se volcaron a la actividad".
A aquellos que eligen un barco para pasear se suman los que los usan para trabajar. Hay varios clubes náuticos donde algunos propietarios de cruceros y veleros montaron allí sus oficinas, con comunicación a través de Internet y de sus celulares, desde donde manejan sus negocios. Todos a su modo, eligieron otra vida.
Por Hernán Cappiello
Fuente: LA NACION
2216 embarcaciones registradas en 2007. En 2001, la cantidad había sido de 1284
76.757 es la totalidad de lanchas, veleros y cruceros. El dato corresponde a todo el país
335 son los clubes náuticos. La Prefectura Naval los habilita para dictar cursos y, a algunos de ellos, para tomar exáman
2000 certificados otorgados anualmente. Los da la Prefectura Naval, tras un examen, y sirven para conducir desde lanchas hasta veleros
Tienen entre 21 y 50 años pero eso no impide que hagan su viaje de egresados, o de finalización de curso, previo a rendir el examen para convertirse en timoneles, la habilitación que les permitirá navegar solos con su propio velero o el de un amigo y manejar lanchas y cruceros con motor. Hay de todo, estudiantes, ingenieros, abogados, periodistas, taxistas...
Cada vez son más los que se "zambullen" en la náutica. Desde hace un tiempo la Prefectura Naval, previo examen estricto, otorga 2000 certificados anuales que habilitan a conducir desde lanchas a veleros, que permiten cruzar el Océano. Esa cifra es el doble de los que se otorgaban en 2000, dijo a LA NACION el director del departamento de Deportes Náuticos de la fuerza, el prefecto principal Carlos Peralta.
El auge náutico provocó la resurrección de la industria naviera, con nuevos astilleros que ofrecen lanchas, gomones, veleros y cruceros de hasta medio millón de dólares. Muchos, destinados a ser vendidos aquí, pero un buen porcentaje se exporta. El despertar de la actividad provocó una multiplicación de los clubes náuticos y de guarderías en la zona del Delta, San Fernando y Tigre. Se duplicó la cantidad de embarcaciones registradas.
A los noveles timoneles que ahora encaran el cruce del Río de la Plata por primera vez no los espanta el pronóstico de tormenta. Sopla del Oeste, una brisita suave. Marcelo, Fernando y Jorge, los profesores, preparan la partida. Adujan [acomodan] los cabos, amarinan [ordenan] la embarcación y sueltan amarras.
"De popa, así navegan los caballeros", se entusiasma Marcelo al zarpar y despliega la vela mayor y una chica en proa para evitar sobresaltos por si el río se pone más picado.
A bordo, Andrés Filipuik, que se acercó a la náutica luego de su experiencia como pescador, completa la tripulación junto con los jóvenes Matías Ferracani y Helmut Schaus, de 21 años. Muchos no tenían ni idea de lo que era navegar y sólo probaron para sentir el ruido del viento desde el río, mirando la costa. Otros, como Gustavo Muller, 47 años, ya habían tenido la experiencia y sólo buscan ahora el carnet. Y, otros, como Marcela Pichinini, que ya bucearon con tiburones, se tiraron en paracaídas y realizaron otras actividades extremas, quieren completar el menú con el placer de deslizarse a vela.
Otros protagonizan una curiosa historia: egresaron juntos del secundario y se reencontraron para hacer el curso y egresar nuevamente pero con otra sabiduría.
En realidad, cada uno busca algo diferente en el río: sólo disfrutar de la sensación de flotar, un grupo de amigos para compartir, un deporte, un buen lugar para desenchufarse por completo solo o en familia... o "cambiar la cabeza".
Los tres veleros se recortan en el río, impulsados por un viento leve que los dejará en Colonia, siete horas más tarde. Como la escuela www.rent-a-sail.com.ar , hay otras cientas habilitadas y hay 335 clubes náuticos en todo el país que dictan los cursos.
Este boom de la navegación se registra también en la cantidad de embarcaciones: en 2001 se inscribieron 1284 y, en ocho meses de 2007, lo hicieron 2216. El total de lanchas, veleros y cruceros registrados en la Argentina es de 76.757, según las cifras oficiales.
Tras la crisis de 2001 el mercado se reactivó y la industria naval argentina también, a tal punto de que astilleros argentinos trabajan casi exclusivamnete para exportar y hasta hay fabricantes locales, como Compañía de Barcos, que se instalaron en España para diseñar y construir veleros que corren la Copa América Luis Vouitton, una de las más antiguas y prestigiosas regatas del mundo.
Las lanchas son las más vendidas. Por su precio, su practicidad, bajo mantenimiento y, más allá del carnet, no es necesario un gran conocimiento para conducirlas. "Antes de salir de la oficina llaman por teléfono a la guardería, les piden que le bajen la lancha y, en dos horas, están en medio del río", relata Marcelo Mourin, un broker de embarcaciones.
Es que se adaptan al vértigo de la sociedad moderna, donde en poco tiempo se puede disfrutar en el río o en el Delta, donde los veleros, con poca profundidad y sin viento, casi no pueden navegar o sólo pueden hacerlo a motor, y las embarcaciones pequeñas son las reinas de los canales para pasear, pescar, hacer esquí acuático o, simplemente, acceder a un lindo restaurante junto al río. El precio de una lancha moderna, pequeña, puede arrancar en los 8000 dólares. Aunque los veleros son la especialidad de Mourín.
"La franja intermedia de barcos de entre 10 y 12 metros de eslora es la que más actividad tiene", explica. Habla de gastar entre 25.000 y 50.000 dólares por un barco usado. Aunque con 7000 alcanza para el primer velero.
Carlos Aguiolá, de Scuderi Barcos, explica la filosofía del que se enamora de la náutica "Yo conozco gente que tenía un velero de 10.000 dólares y no tenía auto, porque el barco incrementaba la posibilidad de compartir más con su familia, de otra manera", dice. "Otros eligen un crucero, aunque sea pequeño, fondear en medio del río, almorzar, dormir una siestita y regresar renovado", explica Roberto Britos, con años de experiencia en la venta de embarcaciones.
Bramador es un astillero que fabrica veleros y exporta el 20 por ciento de su producción. "Tenemos una fabricación sostenida", explica Marcelo Dodero, de la empresa.
Hernán Mones Ruiz eligió la navegación como estilo de vida. Es cuatro veces campeón argentino de regata de grandes barcos y tres veces del circuito Rolex de Punta del Este. "Cada año se suma más gente y la industria creció mucho", explica el marino, y agrega: "Hay muchas mujeres que se volcaron a la actividad".
A aquellos que eligen un barco para pasear se suman los que los usan para trabajar. Hay varios clubes náuticos donde algunos propietarios de cruceros y veleros montaron allí sus oficinas, con comunicación a través de Internet y de sus celulares, desde donde manejan sus negocios. Todos a su modo, eligieron otra vida.
Por Hernán Cappiello
Fuente: LA NACION
2216 embarcaciones registradas en 2007. En 2001, la cantidad había sido de 1284
76.757 es la totalidad de lanchas, veleros y cruceros. El dato corresponde a todo el país
335 son los clubes náuticos. La Prefectura Naval los habilita para dictar cursos y, a algunos de ellos, para tomar exáman
2000 certificados otorgados anualmente. Los da la Prefectura Naval, tras un examen, y sirven para conducir desde lanchas hasta veleros