- Juan Manuel Errea Argaiz dirige la Escuela Náutica de Navarra desde hace 17 años. Lleva formados más de 2.500 alumnos. A ninguno le permite subir un paraguas a bordo.- "Los marinos españoles son especialmente solidarios con las pateras. Protagonizan rescates heroicos"
Fuente: Diario de Navarra
POR GABRIEL ASENJO .
Antiguo oficial de la marina mercante, asegura que en el barco existe una regla de convivencia: nunca podrás hablar mal de una tercera persona que navega contigo y jamás hablarás mal de tu barco. Con 48 años, casado, a los 17 comenzó a navegar. Vivió seis años a bordo de uno de los cinco barcos que ha tenido en su vida. Dice que le viene lo de ser marino del amor a la montaña "y de cierta rebeldía por buscar un camino propio".
A los Reyes Magos les pedía un barco?
No, pero con 10 años me escapé con mi primo a dormir en el monte. Duramos dos horas.
¿A qué orilla anhela llegar?
A la que pueda navegar mi vida y mi vida familiar.
Si mi voz muriera en tierra, dice Alberti.
Llevarla a nivel del mar y enterrarla en la ribera. Pero quiero que me entierren en el cementerio de mi pueblo, en Cizur Menor. No me gusta esa ceremonia de lanzar las cenizas al mar.
Ahora se está poniendo de moda.
Es poco tradicional. El ser humano tiende a enterrar a sus muertos en tierra y la tierra es lo que da sentido a la navegación. Se navega para regresar y uno quiere morir después de haber regresado. Tampoco quisiera que me tiren al mar. Es una moda, no una tradición.
Arrojar el cadáver por la borda era una tradición de obligado cumplimiento.
Pero porque no había otro remedio. Los arrojaban con pompa y protocolo. Pero desde que hay frigoríficos en los barcos, congelan al que muere al lado de los solomillos y viaja hasta su país.
¿Ha tenido que gritar hombre al agua?
No, pero sí que he sido hombre al agua. Pasé un cuarto de hora en el agua por un accidente tonto en el Cantábrico. Me salvó la vida un amigo. Es la pesadilla del que navega. El barco resiste, pero tú, aunque la costa esté cerca, tienes el tiempo muy contado. Esa noche lloré mucho.
¿Es náufrago de algo?
Mi naufragio en la vida es acomodarme a las exigencias tan rígidas de la administración en burocracia sobre barcos. Eso me atormenta.
¿Ante qué se amotina?
Ante la injusticia.
¿El hombre se descubre cuando afronta una tormenta?
Cuando afronta algo difícil y desconocido. Pero igual la vida cotidiana tiene más dificultades que el mar.
Rompe el mástil y se queda sin motor. ¿Qué hace?
Salvar del mástil y del aparejo todo lo que pueda, porque no soy millonario. Un barco, si lo pilota un marino, tiene que conseguir regresar por sus propios medios.
¿Se marea con algo?
El teléfono me marea y desconcierta.
¿Algún pirata suelto?
Todos los marinos tenemos algo de pirata. Cuando navegaba en África, las autoridades que visitaban los barcos con sus armas eran piratas. Pero admiro a Jack Sparrow.
¿De qué sufre el mar?
Los barcos del Tercer Mundo naufragan y su tripulantes perecen. A los del primer mundo los rescatan rápidamente. Lo hemos visto hace poco en aguas de la Antártida. Pasan desapercibidos los naufragios de los barcos africanos o coreanos. Los pobres no están contados y tampoco los barcos de los pobres.
Se cruza con una petera. ¿Qué siente?
Impotencia, pero me siento satisfecho de que los marinos españoles son especialmente solidarios con las pateras. Protagonizan rescates heroicos.
¿Alguna leyenda sobre el mar?
Muchas, pero sobre todo, supersticiones. Temes a la mala fortuna y recurres a amuletos. Todos los años bendecimos una rama de olivo en el barco. No permito que nadie lleve paraguas en el barco y cruzo los dedos cuando veo un pájaro negro.
¿En qué hemos perdido el rumbo?
En los barcos hemos perdido cortesía. Y en la sociedad en la prisa y en la educación. Los marinos saben educar la paciencia.
¿Se acaba la pesca?
Los pescadores cada vez tienen menos para pescar, pero siguen pescando. Algunos pescarían hasta el último pez del mar.
¿Qué barbaridades ha observado?
Lanzar plástico y gasoil de los buques. Es consecuencia de la pobreza actual de las navieras. Antes las navieras eran poderosas.
¿Un navegante navarro?
El capitán Etayo. Tenía de marino el carácter excéntrico y aventurero. También le gustaba cazar y dormir en el bosque.
¿Un puerto para amarrar?
Me apasiona la costa del sur de Francia. Buen tiempo para la vela y me reciben muy bien. No ocurre lo mismo en otros puertos del norte de la península. Me siento más tranquilo en el mar que trabajando en mi oficina.
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