El acuerdo estratégico que firmó la Xunta con la petrolera mexicana Pemex para construir 14 remolcadores en Galicia es una de las pocas buenas noticias que pudo dar Núñez Feijoo desde el Gobierno, justo cuando el sector naval vivía sus horas más amargas.
-¿Cómo se ha fijado la petrolera Pemex en el naval gallego?
-Es el resultado de un trabajo continuado, callado, que se inició hace tiempo. Nosotros hemos acreditado que tenemos dominio en esto, que sabemos hacer barcos, porque uno de los astilleros gallegos se llevó el contrato de los remolcadores del canal de Panamá. Ahora espero que antes de mediados de junio haya contacto entre Pemex y los astilleros gallegos para hacer ofertas vinculantes.
-¿En qué consiste el acuerdo?
-Consiste en que Pemex nos ha señalado como proveedores, como astilleros de confianza, y esto es importante porque estamos ante la cuarta petrolera del mundo, que es 20 veces Repsol, y su máximo directivo dijo que quería iniciar una colaboración estratégica con nosotros. Catorce remolcadoras es un pedido mediano en época de crisis, que va a socorrer la situación de vaciado que tenemos en las gradas.
-¿Qué tipo de barcos se van a construir?
-Son remolcadores, del entorno de 15 millones de dólares (12 millones de euros) cada uno, para dar servicio a Pemex y, eventualmente, a la Marina mexicana, que tiene la competencia en materia de protección de medio ambiente y tiene el visto bueno del Gobierno para mejorar su flota menor.
-¿De qué eslora hablaríamos?
-Pueden ser 30 o 40 metros de eslora, desconozco ahora el dato preciso, pero Pemex conoce perfectamente los astilleros gallegos, los ha visitado.
-Parece un pedido dirigido a los astilleros pequeños, ¿qué posibilidades tienen los grandes, como Vulcano, Barreras o Navantia de entrar?
-Hay una cláusula que habla de un flotel, que es un barco de entre 300 y 600 camarotes que da apoyo a las plataformas petrolíferas para la pernocta y recreo de los trabajadores, y algunos de los astilleros que acaba de referir han hecho floteles.
-¿Podría hacerse en la ría de Ferrol, sabiendo que no puede construir buques civiles?
-Le pedimos a Pemex que en el acuerdo aparezca explícitamente astilleros privados y públicos, y en consecuencia saben que, para que lo hagan los públicos, el contrato lo tiene que firmar la Armada. La posibilidad existe.
-¿Y de qué depende que se materialice?
-De que el acuerdo estratégico tenga algún pedido adicional, un barco que pueda entrar en las gradas de Ferrol. El hecho de que haya venido un vicealmirante de la Armada mexicana significa que están viendo esa oportunidad y lo que comentó es que han quedado muy sorprendidos de la capacidad tecnológica de Navantia.
-¿Cree que este contrato llega a tiempo de detener la sangría del naval, cuando gran parte de los ingenieros buscaron destino en Noruega o el Reino Unido?
-Hemos aprobado un convenio de dos millones de euros dirigido a 500 trabajadores que están en un ERE suspensivo para preparar un incremento de la carga de trabajo en el naval gallego. Tenemos todavía mucha capacidad tecnológica instalada, tanto en los astilleros como en las empresas auxiliares.
-¿Cuándo se va a poder aplicar el nuevo sistema de bonificaciones para el naval?
-La información de que dispongo es que Bruselas tiene un plazo de dos meses para pedir aclaraciones o incluso vetarlo. El Gobierno español presentó hasta cuatro alternativas que fueron rechazadas y entendemos que la última tiene muchas posibilidades de prosperar.
-¿No valora entonces un posible veto?
-No puedo suplantar a la autoridad competente, pero sería muy grave que Bruselas se cargue la industria naval en su totalidad, creo que el Gobierno ha hecho una propuesta que debe ser valorada, porque se compromete a modificar el impuesto de sociedades para todo el sector industrial español.
-¿Sigue creyendo que es fundamental tener una entidad financiera anclada en Galicia?
-Hemos luchado contra todas las tempestades con ese objetivo. Cuando me opuse a que Caja Madrid y la CAM se unieran a Caixa Galicia lo hice porque me parecía que eso no tenía futuro, y así se comprobó. La propuesta del PSOE de repartir las dos cajas gallegas en dos grupos era solo para deslocalizar, para que no hubiese ninguna posibilidad de domicilio social en Galicia, eso es evidente.
-¿Y se perdieron las posibilidades?
-Es verdad que ahora es más difícil que hace seis meses, pero hace seis meses era más difícil que hace un año. Novagalicia Banco tiene un equipo de gestión serio, y vamos a darle tiempo. La entidad tiene su oportunidad y la tiene que aprovechar.
-¿Cómo pueden afectar a la entidad los nuevos requisitos de capitalización?
-Me consta que están trabajando en ello, obligados por la necesidad de incrementar las provisiones. Quieren sanear más el banco para facilitar el crédito y, una vez saneado, el éxito sería sin duda mezclar una capitalización privada con la pública. Hay de plazo hasta mediados de junio y el banco está intentando presentar un proyecto de capitalización para cumplir el real decreto, con parte de capital público, e intentará que a corto plazo también tenga incidencia privada.
-¿Existen inversiones?
-El banco nos ha dicho que existen. Las cartas de intenciones están firmadas, las hemos visto.
-¿No cree que lo ocurrido con Bankia puede disuadir a esos inversores?
-No me puedo pronunciar sobre eso, pero lo cierto es que la situación que atravesamos es de enorme delicadeza y turbulencia. Ahora es el momento de la responsabilidad, de medir mucho las palabras y las acciones, pero Novagalicia Banco no ha tenido un balance como el que ha presentado Bankia y sus pérdidas, en la actual situación, han sido asumibles. Novagalicia tiene al frente un equipo que otorga confianza, está en unas manos profesionales.
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