Fuente: Contralinea
México es el noveno mayor exportador de petróleo en el mundo y proveedor estratégico de Estados Unidos de “la sangre vital” de su economía, como el propio Departamento de Energía denomina al crudo; no obstante, el descubrimiento de un campo gigante de petróleo y otro de gas en el Golfo de México, en la era pos Cantarell, se mantiene fuera del interés público. Mientras el hallazgo capta la atención del mercado internacional ávido de energía, Felipe Calderón declara que el petróleo mexicano, principal producto de exportación y proveedor de recursos, se acaba Ayatsil y Lakach son dos campos que protagonizarán el boom energético de México en los próximos años. De su existencia y explotación, la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) mantiene gran cautela informativa, aunque desde hace años, ambos están bajo el escrutinio de los actores del ámbito energético mundial. Ayatsil, cercano a Ku Maloob Zapp en el Golfo de México, promete ser un campo petrolero gigante que, para la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), sería el sustituto de Cantarell; y Lakach podría ser el gigante gasero más importante situado en la “nueva cuenca de Catemaco”, como la denomina el investigador Fabio Barbosa.
Para Kenneth B Medlock III, del Instituto para Política Pública de la Universidad Rice de Texas, esos descubrimientos son importantes para determinar el flujo del comercio en los mercados de petróleo y gas. Si México desarrolla nuevos suministros, sería deseable que sus consumidores los adquirieran en lugar de hacerlo desde Medio Oriente y África.
Ayatsil (ts’ayatsil, en maya, alude al don de la reciprocidad) fue descubierto en 2007. Entonces, surgió la expectativa para Pemex de que ese campo prolongaría la vida de Ku Maloob Zaap –el mayor productor petrolero actual, con 801 mil barriles diarios en el primer cuatrimestre de 2009– y que sustituyó a Cantarell cuando llegó al pico de su producción el año pasado.
En Estados Unidos, el hallazgo de Ayatsil generó grandes expectativas en la Oficina de Distribución de Electricidad y de Responsabilidad Energética del Departamento de Energía (DOE, por sus siglas en inglés), que el 20 de noviembre de 2008 anunció en su boletín que las reservas de petróleo y gas de México se elevarían en 2012. Ahí se citaba que “el campo petrolero Ayatsil, según Pemex, supera los 553 millones de barriles de reservas potenciales, con 100 mil barriles diarios en 2011, y 150 mil en 2012”.
Pese a la importancia del hallazgo, hay quienes pretenden demeritarlo, pues señalan que se trata de un crudo muy pesado, explica Barbosa Cano, especialista en reservas petroleras del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. En su opinión, lo mismo pasa con el crudo que produce el campo Ku Maloob Zaap y el petróleo de Ayatsil: se puede mezclar en una unidad flotante de proceso.
En mayo de 2009 se corroboró el potencial de ese nuevo campo. Al explorar el pozo Tekel I, Pemex confirmó que su formación productora se extiende por 6 kilómetros desde Ayatsil, situado al oeste de Ku Maloob Zapp. Tekel I, descubierto a comienzos de 2009, se sitúa a 4 mil 328 metros de profundidad. Después de esa confirmación, no hubo información oficial adicional sobre este descubrimiento, y los datos que han fluido con posterioridad provienen de fuentes foráneas, como la agencia noticiosa inglesa Reuters, que el 11 de junio informó que la explotación de Ayatsil comenzaría a mediados de 2011, conforme la versión de un ingeniero de Pemex que omitió su nombre porque “no está autorizado para hablar con la prensa”.
La importancia de Ayatsil se manifiesta en la cobertura que hace la OPEP de los últimos sucesos relativos a ese campo en la página 30 de su boletín mensual de junio de 2009. Ahí se describe que “se esperan ajustes en las cifras de producción de petróleo, así como adiciones provenientes del campo Ayatsil”. Sin embargo, aunque los países exportadores de petróleo preveían que sus operaciones iniciarían casi de inmediato, en el curso de esos meses, no fue así.
Kenneth B Medlock III, especialista en energía y recursos económicos de la Universidad Rice, estima que el objetivo de México sería comenzar a producir el petróleo de esos campos para reemplazar a los que declinan. Opina que esto “asegurará una corriente de ingresos y permitirá a México, al menos, mantener su posición como proveedor de Estados Unidos y del mercado petrolero global”. Agrega que si se permite a Pemex reinvertir una mayor proporción de sus recursos, el problema por el declive de la producción mexicana podría no ser tan severo.
Al examinar los efectos internos a mediano plazo por el descubrimiento de Ayatsil y Lakach, el también director en el desarrollo del modelo de comercio mundial sobre gas natural del Departamento de Economía de la Universidad de Rice describe que, en México, la preocupación ambiental es la que anima el desplazamiento del petróleo como fuente energética. Considera que “sería deseable que existieran menores impedimentos políticos, con lo que se podría incluir mayor participación extranjera”.
Expectación mundial por Ayatsil
El DOE reconoce que “el petróleo es la sangre vital de la economía estadunidense”; asimismo, que ese recurso suministra arriba del 40 por ciento del total de sus demandas de energía y más del 99 por ciento del combustible que usan los automóviles y camiones. Para el DOE, esa dependencia constituye “una amenaza a nuestra seguridad económica”, que explica cómo, en las últimas décadas, la economía de Estados Unidos y el precio del barril de petróleo han registrado alzas y bajas.
Por ello, el DOE manifiesta en su apartado “Asegurando el futuro de nuestra energía” que ese país debe comprometerse a un futuro económico “en el que la fortaleza de nuestra economía no esté ligada de modo tan impredecible a los mercados del petróleo”; además de proponer más inversiones en fuentes de energía limpia que frenen esa dependencia de los combustibles fósiles. Esa búsqueda de combustible seguro y cercano es la que se observa en el incesante vaivén de información que generan y transmiten firmas mundiales especializadas en energéticos, que desde 2007 sienten el pulso de Ayatsil, el gigante petrolero del Golfo de México.
El 21 de mayo de 2009, Peter Millard, del Dow Jones Newswires, en su análisis “Pemex encuentra crudo pesado cerca del prometedor campo de Ayatsil”, habla de otros dos descubrimientos exitosos en la Sonda de Campeche: el pozo Bricol 1, que produce 5 mil 500 barriles diarios de petróleo ligero, y Bajlum I, que produce 5 mil 230 barriles diarios de petróleo superligero. “Sólo le tomará a Pemex unos meses para ligar ambos pozos al grupo de campos de Ayatsil para compensar la producción de Cantarell”, preveía Millard.
El 18 de marzo de 1999 se confirmó el descubrimiento del macroyacimiento petrolero Sihil, con reservas potenciales de 1 mil 400 millones de barriles de crudo. Éste sería uno de los mayores del mundo, sólo superado en 40 por ciento a otro pozo también recientemente descubierto en Luisiana, Estados Unidos, y el segundo en importancia del complejo Cantarell, sólo superado por el pozo Akall, con una reserva de 10 mil 737 millones de barriles de petróleo. En noviembre de 2008, Pemex anunció que esperaba elevar en 2009 la producción de Sihil a 120 mil barriles diarios.
Entretanto, los actores mundiales de la energía también observan lo que Pemex hace en Ayatsil y en Sihil. El 20 de noviembre de 2008, el Energy Assurance Daily citaba las reservas potenciales de ese campo estimadas por Pemex en 553 millones de barriles diarios. Por su parte, Peakoil, el sitio especializado en el declive de la producción mundial de crudo, explicaba el 12 de junio que los 100 millones de barriles del nuevo campo de Ayatsil equivalen a nuevas reservas de petróleo para Pemex.
A su vez, SubSeaIQ, un medio especializado en la investigación y reporte de los acontecimientos en los recientes desarrollos petroleros mundiales, refiere en su artículo “Proyectos de desarrollo de campos costa afuera” que el mayor descubrimiento para Pemex en 2008 fue el de Ayatsil. También, el 12 de junio de 2009, Petroleumworld dijo que la paraestatal mexicana anunció que comenzaría la explotación de ese nuevo campo a fines de 2009. Igualmente, Fidencio Casillas, de Latin Petroleum, indicó a comienzos de ese año que el crudo pesado de Ayatsil pronto comenzaría a fluir.
Desde 2008, el sitio especializado noruego Stock Talk señaló que Pemex planeaba perforar tres nuevos pozos en aguas profundas ese año y 15 más en 2011. Agregó que Carlos Morales, director de Pemex Exploración y Producción, afirmó que se estimaba que el país tenía reservas de 30 mil millones de barriles de petróleo en aguas profundas, donde podrían producir 500 mil barriles diarios en 2021.
También informó que Pemex podría comenzar la producción del campo gasero de Lakach en 2013, con una tasa diaria de 400 millones de pies cúbicos; aunque Morales advirtió que el trabajo de extracción de crudo en aguas profundas no comenzaría sino hasta 2015.
El 27 de marzo de 2009, la página Heavy Oil de Schlumberger, compañía enfocada en campos de petróleo y servicios de información sobre energía, consideraba que Ayatsil comenzaría a producir en 2012. Meses después, el primer día de mayo de 2009, el analista Ghawar Guzzler comentó, en su espacio, que el pozo Tekel I, cercano a Ayatsil, podría comenzar a producir en 2012 alrededor de 150 mil barriles diarios. Lo mismo apuntó el analista de datos sísmicos en Exxon Mobil, Tayro Enrique Romero Milano.
Lakach, el gigante vigilado
Descubierto en la navidad de 2006, el campo gasero de Lakach promete ser un gigante a pesar de que Pemex minimice su importancia, según afirma Fabio Barbosa, que denomina la zona como la “nueva cuenca de Catemaco”. Ahí, los estadunidenses comenzaron a explorar a fines de la segunda Guerra Mundial; Pemex, con mucho retraso, inició perforaciones durante el sexenio de Ernesto Zedillo con el primer Tabscoob (que lleva el nombre del cacique de Potonchán que tuvo el primer encuentro con los españoles).
La información sobre ese campo, situado muy cerca de Coatzacoalcos, se dio con mucha cautela. La primera noticia de ello la obtuvieron los analistas y académicos a través de Ramón Hernández Toledo, entonces líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana del Istmo. Más tarde, durante el sexenio de Vicente Fox, se perforó un segundo Tabscoob al que le siguió Noxal, y en diciembre de 2006 se descubrió Lakach.
Este campo y el Colomo (situado en Macuspana, Tabasco) son los más grandes descubrimientos de gas en la historia de Petróleos Mexicanos. La nueva cuenca de Catemaco, situada costa afuera, está al extremo sur de las estructuras que los estadunidenses denominaron mexican ridges (crestas o cadenas mexicanas) en 1981, tal como lo situó la investigación del Informe geológico de Estados Unidos.
En 1999, Pemex perforó al norte de esa formación y descubrió gas natural en estructuras que rebautizó como Lankahuasa. Subraya Barbosa Cano que, en esa zona, los estadunidenses no descubrieron hidrocarburos, ya que se considera descubrimiento hasta que un pozo perfora la estructura que contiene crudo, gas o condensados; de modo que la investigación de los exploradores estadunidenses sólo detectó las estructuras, es decir, apenas uno de los elementos que conforman el sistema petrolero.
La perforación de Lakach comenzó el 10 de julio de 2006 y se prologó durante 131 días. Se descubrieron dos yacimientos: uno, donde las pruebas de producción anticipaban 25 millones de pies cúbicos de gas diarios, y el segundo, con un estimado de 30 millones de pies cúbicos de gas diario, según datos del boletín oficial de Pemex Las reservas de hidrocarburos de México. Evaluación al 1 de enero de 2007. De inmediato, los 309 mil 500 millones de pies cúbicos de gas se registraron como reserva probada.
Acota el especialista que durante el sexenio de Vicente Fox, Petróleos Mexicanos “fue sometido a los criterios de la Securities and Exchange Commission, que definen como reserva probada sólo aquella cuya explotación es inminente o para la que ya se aprobó un presupuesto para su explotación. En este caso, la reserva probada más probable asciende a 679 mil 900 millones y las reservas totales suman 1 billón (1 millón de millones), más 302 millones de pies cúbicos de gas natural, por lo que se apoya la expectativa de que esa región será una nueva importante zona gasera en el Golfo de México, si se considera que esos recursos se explotarán conjuntamente con otros campos cercanos descubiertos.
Como muestra de la importancia de esa nueva cuenca, muy pronto se aprobó el presupuesto adicional para que la Armada de México reforzara la vigilancia expresamente en Lakach. El 19 de diciembre de 2006, la Comisión de Marina de la Cámara de Diputados logró que el pleno aprobara un punto de acuerdo para asignar recursos a la Armada en ese campo.
Así lo refiere la Gaceta Parlamentaria número 2155-II, que anunciaba que Pemex perforaba “un cuarto pozo, el Lakach I”, localizado a 124 kilómetros al noroeste de Coatzacoalcos, Veracruz. Señalaba que éste es el pozo “con mayor tirante de agua perforado en México, con 988 metros y una profundidad programada de más de 4 mil metros verticales”, de los que ya se habían perforado 3 mil 800 metros.
El texto se refería al pozo como “las nuevas zonas de explotación” que debían ser resguardadas por la Armada de México; motivo por el cual “deberán considerarse mayores recursos económicos para cumplir con esa misión”. Para entonces, el 19 de diciembre, explica Barbosa Cano, en todo el mundo de la energía se sabía que Lakach había sido un gran éxito; en todos los medios internacionales se habían publicado notas y comentarios, “menos en México, donde ni los diputados reciben información completa del país”.
Además de petrolero, la gran cantidad de gas que alberga Lakach conferiría a México el carácter de país gasero. La creación, en diciembre de 2008, del Foro de Países Exportadores de Gas con sede en Qatar, para influir en los precios mundiales de ese combustible y donde Bolivia y Venezuela son los únicos países que representan a América Latina, resulta benéfico para un escenario en el que México fuese productor y exportador de gas.
Hasta ahora, las mayores reservas de gas natural se reparten entre los países de la ex Unión Soviética, con 38 por ciento del total mundial, y Medio Oriente, con el 35 por ciento, según la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. Además, Irán y Qatar son grandes productores y exportadores de este energético.
No se llega aún al pico petrolero
Frente al debate mundial sobre el eventual fin de la era del petróleo, Kenneth B Medlock III estima, en primer lugar, que ningún estudio apunta hacia esa situación; el anuncio de nuevos descubrimientos es precisamente lo que uno podría esperar en una era de precios altos del petróleo, por lo que “si en México se removieran las barreras políticas, se podría decir que la cantidad de ese recurso disponible podría crecer”.
Considera que el tamaño de Ayatsil y Lakach no alterará la opinión de nadie en ese debate mundial, pues no son lo suficientemente grandes para cambiar dramáticamente las expectativas de nadie sobre el futuro de los mercados de energía. “Más petróleo y gas en México son buenos para México”. Este escenario es positivo cuando la demanda mundial por petróleo sigue creciendo y el precio continúa fuerte, opina el especialista estadunidense.
En México, el debate sobre el fin de la era del petróleo se agudizó luego de que Cantarell, el mayor campo petrolero de México, el más grande en el mar a nivel mundial y sexto en el mundo por su producción, declinó 27 por ciento entre 2005 y 2007, y desde entonces a 2009 lo hizo en 51 por ciento. Situado en la Sonda de Campeche, el complejo Cantarell está formado por cinco campos o bloques: Akal, Nohoch, Chac, Kutz y Sihil, localizados en aguas someras con tirantes de agua entre 35 y 50 metros. (NE)
La sed de petróleo de Estados Unidos
Una forma de prevenir la interrupción del suministro de petróleo es asegurar que se mantenga nuestra producción interna, explica el Departamento de Energía (DOE). Advierte cómo sus campos petroleros son ahora más costosos para producir porque mucho del petróleo fácil de encontrar ya ha sido recuperado. Aún así, por cada barril de petróleo que fluye de los campos estadunidenses, casi dos barriles permanecen en el subsuelo, de ahí que se requiera mejor tecnología para encontrar y producir gran parte de ese petróleo que se deja atrás.
En Estados Unidos, el petróleo se almacena en cavernas de sal subterráneas a lo largo de la línea costera del Golfo de México. En 2005, el entonces presidente George Walker Bush ordenó que esa reserva se llenara hasta el límite de su capacidad de (700 millones de barriles). El DOE mantiene un suministro de emergencia de petróleo para la calefacción de los habitantes del noroeste de Estados Unidos que dependen de ese recurso. En terminales comerciales se almacenan 2 millones de barriles más que se liberarían de inmediato en caso de emergencia climática o de otro tipo que ponga en riesgo la vida por el recorte de combustible. (NE)
Nydia Egremy