lunes, 2 de marzo de 2009

Los astilleros gijoneses, K.O.

Fuente: LNE

LADISLAO DE ARRIBA Paréceme que quienes gestionan los astilleros del occidente gijonés, antaño muy acreditados, son, como por aquí se suele decir, «unos baldaos».

Cada vez que tengo noticia de los astilleros castropolenses (exactamente, de Figueras) me dan ataques de envidia.

Mientras los gijoneses de Poniente (Natahoyo, La Calzada, Jove) no se comen una rosca (nadie les encarga siquiera una chalana), los Astilleros Gondan abren mercado en Asia, dándose a conocer a través del Ministerio de Asuntos Marinos y Pesqueros de la República de Indonesia. Han conseguido ya siete contratos en este país (patrulleras para la Policía, y un buque escuela con capacidad para más de 70 personas). Gondan exporta ya el 90 por ciento de su producción, encontrando un buen puesto en el mercado de Noruega. Es de suponer que los descendientes de los legendarios vikingos entiendan algo de náutica.

No es la primera vez que traigo a esta página el tema, pues es mucha mi sorpresa al escuchar permanentemente los lamentos de la construcción naval, casi en trance de pedir limosna.

¿Por qué nuestros constructores navales no se preocupan de estudiar los planes estratégicos de los astilleros de la ribera del Eo? Los nuestros, es decir, los gijoneses, se han venido abajo y me ronda la duda de si será porque no saben o porque no quieren. Éstos ya no son los tiempos en que los incapaces se atechaban bajo el protector paraguas del INI.

«El que sabe sabe, y si no sabe, a la construcción naval». Así oía yo decir cuando iba a pescar al pedreru del Natahoyo.

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