domingo, 1 de marzo de 2009

La Ley de las Navieras

Fuente: Ceuta al Día
Escrito por José Aureliano Martín Segura

La ruta marítima del Estrecho de Gibraltar pasa por ser una de las más rentables del país, a juicio de muchos expertos, y de las más caras del mundo. La razón es obvia, pues los que vivimos al otro lado, como por ejemplo en Ceuta, somos clientes 'cautivos'. No tenemos otra opción. Lo mismo se puede decir de muchos ciudadanos de Marruecos. Quizás sea por esta razón por la que las navieras ejercen todo su poder de empresa con mano férrea y despliegan toda su capacidad de abuso con los indefensos usuarios de forma inmisericorde. De nada valen las advertencias de las Autoridades, aunque son pocas, ni las sanciones, que son menos. Ellos son los que deciden precios, condiciones, salidas, paradas técnicas. Dependemos de ellos. Ya hay constancia de estos abusos en las hemerotecas, desde hace casi un siglo.

Pero lo que ocurrió el pasado 23 de febrero, la misma fecha en la que se conmemoraba el 28 aniversario del fracaso de intento de golpe de estado en España y, por tanto, el avance en valores democráticos en nuestro país, fue descorazonador. Una de las navieras que opera en el Estrecho volvía a hacer de las suyas, aunque esta vez con más saña. Dejaba en tierra a seis personas mayores y a una niña de dos años. Era el último barco. Todas tenían su tarjeta de embarque, menos la madre de la niña. En el control de embarque había un empleado que miraba con detalle todos los documentos que le presentaban. Me recordaba a un compañero de trabajo que yo tuve a principios de los años 80. Unas gafas en la punta de la nariz. Un aliento pestilente. Caspa por encima de la chaqueta. Las marcas de la visera y de los manguitos que llevó durante años, aún se le notaban. Era un fascista adicto al antiguo régimen. Él mismo lo recordaba continuamente. Su función era reconocer la protección familiar a los trabajadores con esposa e hijos. Cuando no faltaba un documento, otro había caducado. Todo eran pegas. Y muchas colas. Enormes colas de pobres familias que sólo querían tener en regla su documento para que la empresa les diera los 'puntos' por sus niños. Pero él disfrutaba poniendo trabas. Decía que los obreros no sabían más que tener hijos y vivir del Estado. Y hasta que no le sustituíamos los demás empleados, no se aliviaban las colas.

En esta ocasión, fue algo parecido. La señora tenía el carnet caducado desde hacía 15 días. Al embarcar en Ceuta nadie le puso pegas. Pero en Algeciras, como casi siempre ocurre, estaba el empleado 'ejemplar' dispuesto a amargarle la noche a una familia. De nada sirvieron los ruegos, ni las advertencias de los agentes de la autoridad, que le indicaban que la señora tenía su documentación en regla, ni las promesas de que al día siguiente se les llevaría el certificado de residencia del Ayuntamiento. Nada le hizo variar su postura. Las normas de la compañía eran las que allí valían.


La bonificación de los viajes marítimos y aéreos para los residentes en las Ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, y en las islas Baleares y Canarias, se contemplan en el R.D. 1316/2001, modificado recientemente por el también R.D. 1340/2007. Lo que en estos decretos se dice, que es lo que el Ministerio de Fomento exige a las compañías para poder devolverles el importe de las bonificaciones, es que se ha de comprobar la acreditación de residentes en el momento de emisión del pasaje, mediante el certificado de residencia, o el DNI en vigor. Y posteriormente, en el momento de obtener la tarjeta de embarque, se debe comprobar la identidad del pasajero. Parece algo desproporcionado negar la tarjeta a una persona que dispone de todo tipo de documentación, pero que su DNI está caducado desde hace sólo 15 días. Sobre todo tratándose del último barco y llevando con ella a una niña pequeña de dos años.

Pero no. Ellos tienen que demostrar su autoridad. Y si el Ministerio de Fomento les dice que deben de controlar la identidad para evitar fraudes en las agencias de viajes, ellos lo entienden como pedir la documentación absolutamente a todos los pasajeros, no a una muestra representativa. Aunque se la hayan pedido medio minuto antes. Aunque vayamos cargados de maletas hasta arriba. Aunque el barco esté a punto de salir. La cuestión es crear una sensación de pánico, de que estamos controlados, de que dependemos de ellos. De que ellos son los que mandan. Así se consigue que las personas sean sumisas, que no protestemos. Está estudiado por la psicología. Es el terror de las Dictaduras. El poder del Leviatán en estado puro. Esta es la triste realidad desde hace muchos años.

Pero ha habido algo que se les ha salido del guión. No se esperaban la reacción de un grupo de ciudadanos, cansados de tanto abuso, que arropando a la mujer y a su hija entraron en la pasarela de embarque dispuestos a que ella les acompañara. Sólo la ilegal acción de un loco irresponsable dando la orden de desenganchar la pasarela del barco con gente dentro, poniendo en riesgo la vida de una menor de dos años y de un numeroso grupo de personas, incluidos los agentes de la autoridad que intentaban impedir la entrada en el barco de la mujer, y que no pudieron concluir su trabajo, ha podido frenar la fuerza de la solidaridad. Pero esto ha sido sólo momentáneo. Y no sólo por lo que digan los Tribunales cuando toque, sino porque acciones de este tipo creo que se repetirán en el futuro. Eso espero. Lo importante, por el bien de Ceuta y sus gentes, es que la batalla no haya hecho más que comenzar.

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