Alberto Míguez
Fuente: Estrella Digital
La Policía y la Guardia Civil desmantelaron días atrás una complicada red de contrabando de heroína, 316 kilos distribuidos en 633 paquetes que accedieron a la Costa Brava por medios marítimos.
La carga es la más importante de cuantas fueron captadas por los servicios de lucha antidroga y representaba unos 54 millones de euros, todo un récord.
El alijo alcanzó tierra a bordo de un viejo velero de origen norteamericano cuyos tripulantes, que forman parte de una de las bandas turcas de estupefacientes más conocidas, fueron detenidos.
Es la primera vez que un cargamento de estas características cae en manos de traficantes y que en la operación participan las bandas holandesas y turcas que controlan este sustancioso mercado.
El turco Yusuf D. dirigía el cotarro. Acababa de salir de prisión y probablemente éste será su destino próximo.
La heroína había sustituido desde hace años a otro tipo de estupefacientes, especialmente la cocaína y las “pastillas”, casi todas ellas de origen holandés también.
En efecto, hasta ahora las bandas latinoamericanas de origen colombiano en su mayoría controlaban —y todavía lo hacen— el suculento mercado español. A modo de ejemplo, digamos que España es el primer consumidor de clorhidrato de cocaína en Europa. Un 60 por ciento de los presos comunes que se hallan en cárceles españolas están emparentados con el contrabando de la llamada “blanca”. Ítem más: un porcentaje muy alto de los billetes de banco españoles está impregnado con rastros de cocaína, lo que prueba que el menudeo de esta sustancia se produce en la vida cotidiana de nuestras ciudades y pueblos como algo normal.
Los especialistas de la Interpol temen que la captación de este alijo de heroína sea el comienzo de un nuevo comercio en los bajos fondos. Nos encontraríamos, pues, ante la explosión o expansión del compuesto con sede fundamental en Holanda.
La novedad estriba ahora en que, además de que las tres toneladas de heroína suponen una cantidad poco común en España, se teme por la creación de una “nueva frontera” de estupefacientes.
El propio acceso del alijo a través de la vía marítima y las características de los distribuidores prueba que nos hallamos ante un fenómeno nuevo al que podría seguir el establecimiento de un sistema de distribución Balcanes-Turquía-Holanda como rutas, lo que constituye para las policías europeas, y por ende también la española, un motivo suplementario de preocupación.
Hasta ahora los consumidores de heroína a nivel urbano se registraban entre los jóvenes. La cocaína, por el contrario, sigue siendo un compuesto de uso cotidiano y diario. Es lógico, pues, que tras la captura del velero Teide haya nuevos alijos a nivel marítimo. Y lo es también que en el futuro la heroína —la mas letal de las drogas— asuma el papel de la droga ultramarina de origen vegetal (coca), mientras que el mundo de las pastillas hace de las suyas y se expande.
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