miércoles, 2 de julio de 2008

Un ente que nace sin capacidad sancionadora y dispone de ingresos de nueve millones

Fuente: La Voz de Galicia

Casi seis años ha tardado el proceso desde el alumbramiento político en diciembre del 2003 hasta su desembarco real en Vigo. Claro que, si no hubiese irregularidades en las capturas o pesca ilegal, la Agencia Europea para el Control de la Pesca no tendría razón de ser. La historia dirá si es necesario o no ser indulgente, o alabar, la institución, toda vez que se sepa, de verdad, cuál es su peso en el seno de la UE.
Pese a la pereza institucional, dada la mastodóntica burocracia en la capital europea, finalmente la oficina ha echado a andar en Vigo, una sede compensatoria y de rebote para una agencia que, en realidad, no estaba prevista para Galicia. España aspiraba, en realidad, a la sede de la Agencia Europea de Seguridad Marítima, que finalmente se fue a Lisboa.
Muchos han sido los problemas para crear y poner a andar la oficina y, después de todo, nace sin los poderes adecuados, según dicen en varios ámbitos del sector pesquero. Es decir, que se alumbra sin cierta convicción, y tratando de que los propios países mantengan sus competencias en materia de policía y control de las aguas.
La oficina dispondrá de unos ingresos anuales de unos nueve millones de euros. Por su propia naturaleza, está por ver si en el futuro tendrá ingresos propios fuera del presupuesto de la UE, como consecuencia, precisamente, de su actividad sancionadora.

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