Fuente: La Opinión Coruña
L. PIÑERO. VIGO. Quien conoce al dedillo el mundo de los astilleros y de las navieras es el ingeniero naval y presidente de Hijos de J. Barreras, José Francisco Viñas. Además preside dos organismos claves para el futuro del sector en España: la sociedad Pymar (Pequeños y Medianos Astilleros en Reconversión) y Uninave (Unión Española de Constructores Navales). Su diagnóstico sobre el sector no puede ser más optimista. Una situación que, según él, se prolongará en el tiempo.
-¿Parece que los astilleros son ajenos a la actual situación económica de crisis?
-Lo cierto es que existe una enorme contradicción entre lo que está sucediendo en el sector naval comparado con la crisis económica que se está detectando a nivel mundial, europeo y español. Mientras que el precio del petróleo debilita las economías de una manera brutal, independientemente de otros parámetros o factores que también contribuyen a esa desaceleración económica, lo cierto es que en el mundo de los astilleros, en todos los de España sin ninguna excepción, estamos trabajando en el mundo del petróleo, haciendo barcos en el segmento offshore. El sector naval vigués ha sido uno de los grandes beneficiarios por el alza de crudo.
-¿Un escenario que era inimaginable hace unos años?
-Hace unos años con el barril a 40 ó 50 dólares no era rentable la explotación de determinados yacimientos de petróleo submarinos. Hoy con el precio del crudo entre 125 y 150 dólares/barril nos encontramos que todos las bolsas se están reprospeccionando son rentables.
-¿Qué impacto tienen estas construcciones offshore en la cartera de pedidos de los astilleros gallegos?
-En conjunto representan un 70% del total de las construcciones. En Barreras supone un 50% porque nosotros seguimos prestándole mucha atención al mundo del ferry de los ro-pax (buques mixtos de pasajeros y carga rodada). Es un sector que ha cogido un impulso enorme por una razón operativa. Antes el 90% de la carga marítima que no se hacia en granel se hacia en containers. Actualmente, la carga rodada esta sustituyendo en gran medida al container. En Europa, el tráfico de mercancías ya se divide al 50% entre containers y carga rodada.
-¿El mundo del ferry también ha registrado importantes cambios?
-Los ferries que construimos tienen una habitabilidad similar a la de los cruceros de lujo. Ya no sólo se dedican a unir la Península con los archipiélagos, sino que las navieras han comenzado a planear rutas más ambiciosas. Es el caso de la Naviera Armas, un gran cliente de Barreras, que ha abierto una línea de ferries que unen Las Palmas de Gran Canaria con Funchal (capital de Madeira), Portimão (Algarve) y de nuevo Las Palmas. También se han abierto líneas con Marruecos, Mauritania, otras nuevas en el Estrecho y entre las islas Baleares. Es, por tanto, un segmento también en pleno auge en el que Barreras tiene mucho que hacer.
-¿La cartera de pedidos seguirá así de boyante en los próximos años?
-Ahora teníamos la oportunidad de firmar contratos ya para 2016, pero los hemos dejado en cartas de compromiso por el incremento del coste de las materias primas en los próximos años. Tenemos acuerdos firmados en los que se establecen que, cuando se hagan los pedidos definitivos, se efectúe una revisión directa para poner a precios actuales tanto lo que es la parte de acero como la propulsora o la habilitación o acomodación del barco que son inversiones muy fuertes, ya que su calidad se corresponde con la de un hotel de cinco estrellas.
-¿El alto precio del acero sí que les ha perjudicado?
-En el último año ha subido porcentualmente más el acero que el petróleo. Este material es fundamental no sólo para el casco del barco, sino para todos los componentes del mismo.
-¿Le sigue interesando comprar un astillero en el exterior?
-En estos momentos apostamos más por buscar un socio industrial chino, indio, vietnamita... Existen dificultades en esos países para que el terreno de las instalaciones pasen a ser propiedad de las empresas. Por ello lo mejor es la colaboración con un socio local. Si nosotros no vamos fuera a hacer algo es porque en Vigo y su entorno no hay capacidad para hacer nada más.
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