Fuente: LNE
M. SUÁREZ
«El buque es el futuro. Lo dice Europa. Y, de hecho, ¿por qué se han metido las grandes constructoras en puertos? La pena es que El Musel ha cogido la carga mala». El gijonés Luis Figaredo, socio del reputado despacho de abogados Uría y Menéndez, demostró ayer no tener pelos en la lengua para analizar la actual situación marítima del país, tanto desde el punto de vista jurídico como económico. Una situación de la que puso dos ejemplos claros: el de Valencia, por saber aprovechar su potencial como comunidad costera, y el de los asturianos, por todo lo contrario. «El Musel se resiste a ser un puerto de contenedores, pero tendrá que serlo. Ésa es la carga buena», insistió.
Figaredo, uno de los mejores especialistas en derecho marítimo a nivel internacional, ofreció ayer una conferencia en el salón de actos del Acuario de Poniente por invitación de la Escuela de Negocios de Asturias. El abogado animó a los presentes, en su mayoría estudiantes de posgrado, a sumergirse en asuntos marítimos por «el gran futuro» del sector y lamentó que «en una región como ésta, que mira al mar, no haya una formación» más específica en esta materia. «Los clientes echan de menos buenos profesionales y nosotros echamos de menos clientes que sepan de lo que están hablando», afirmó, extendiendo su comentario a toda España. «Sólo nos acordamos de lo marítimo cuando vienen los dramas», apostilló.
Respecto a esos dramas, Luis Figaredo fue igual de contundente que durante toda su conferencia: «Leyes hay de sobra, pero se tienen que cumplir. ¿Y por qué no se cumplen? Por intereses comerciales». Él lideró el equipo de profesionales que representó a España en sus reclamaciones exteriores por la catástrofe del «Prestige». Ayer, puso sobre la mesa las dificultades para dirimir responsabilidades en casos como éste. Los privilegios marítimos, con los que «habría que terminar», y la limitación de responsabilidad, que, a su juicio, «es la mayor injusticia que hay», no facilitan la tarea.
«Quien daña el medio ambiente tiene la obligación de reponer todo ese daño, no de reponerlo en parte. Entiendo la limitación de responsabilidad de una naviera de forma contractual, pero no frente a terceros», señaló. Figaredo trabaja en Madrid con el también asturiano Aurelio Menéndez, cuyo bufete recibía esta semana el premio a la mejor firma española del año. A punto de jubilarse, ayer anunciaba su vuelta a Gijón. Antes, en la recta final de su conferencia, dejaba sobre la mesa otra de sus aplastantes consideraciones: «Hay que dejar de mirar hacia Madrid y empezar a mirar para Bruselas, que es de donde nos viene todo».
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