Fuente: LNE
Siete astilleros establecieron en la primera mitad del siglo XX sus factorías en la bahía oeste de Gijón y llegaron a crear o inducir trabajo para más de 17.000 operios. En el presente, con una situación agónica en el astillero Naval Gijón, el antiguo esplendor se transformará en una sola presencia astillera en el concejo, la de Juliana Constructora, adquirida en 2006 por la firma Vulcano tras el proceso de privatización ejecutado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi). Pero incluso esta factoría, emplazada en El Natahoyo, y con más de un siglo de existencia, podría conocer cambios en los años venideros, pues su nuevo propietario insiste en trasladarla al puerto de El Musel con una plantilla reducida. J. MORÁN
Llegó a emplear a 4.300 trabajadores en el año dorado de 1976, lo que suponía el triple más en industrias auxiliares. Hoy, el sector naval gijonés sólo da labor a 178 operarios en el astillero Juliana Constructora -privatizado el pasado año, y adquirido por Vulcano (Vigo) a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)-, y 111 en Naval Gijón, bajo amenaza de cierre y liquidación por quiebra.
Por tanto, esos poco menos de 300 empleos sufrirán reducciones en el futuro inmediato y la bahía oeste gijonesa pasará a contar con un solo astillero, pese a que en su litoral llegaron a existir hasta siete factorías, de mayor o menor tamaño, a saber, de Oeste a Este: Marítima del Musel (Jove), Riera (Arbeyal), Juliana, Dique Duro Felguera y Cantábrico (Natahoyo), y Ojeda y Ortea (Fomento).
La historia de los astilleros gijoneses nacía a comienzos del siglo XX, cuando la amplia bahía oeste de la ciudad contaba ya en sus extremos con dos instalaciones industriales recién creadas: la Sociedad de Fomento y el nuevo puerto de abrigo, en el Musel.
Años dorados para el sector naval gijonés serían los posteriores a la I Guerra Mundial, cuando la economía española se beneficia de las necesidades que siguieron a la contienda. Posteriormente, los años sesenta y setenta del pasado siglo conocerían el cenit de la construcción de barcos en Gijón. A continuación, vinieron el cataclismo y la reconversión, a partir de los años ochenta, inicio de un declive que llega hasta el presente.
Sin embargo, la crisis naval finisecular, que, en parte, arrastró al concejo a cotas desmedidas de desempleo, podría tener raíces precisamente en la eclosión de la construcción de barcos de la bahía, décadas atrás, cuando en el litoral oeste viene a producirse una especie de «monocultivo» naval que desplaza la dedicación que algunas empresas habían tenido previamente a la fabricación de bienes de equipo y de consumo.
Este desplazamiento hacia la construcción naval -y sus causas y consecuencias- es una hipótesis de investigación que plantea la historiadora Paz García Quirós, adscrita al Musel del Ferrocarril de Gijón, donde también se archiva y estudia la tradición industrial gijonesa.
«Habría que investigar acerca de los inversores de la industria gijonesa que existe en torno al paso del siglo XIX al XX, porque se dan similitudes en varias firmas, que pasan de los bienes de equipo a la construcción de barcos», explica Paz García Quirós.
Es el caso de Cifuentes, Stoldtz y Cía., «que, por ejemplo, fabrica inicialmente productos como grúas para la Junta de Obras del Puerto, o material ferroviario, en su sede próxima a la Plaza del Sur, pero terminará pasando al Natahoyo para dedicarse a la construcción naval», explica la historiadora.
Cifuentes, Stoldtz y Cía. se incorpora en 1940 al grupo Duro-Felguera y se convierte en el astillero del Dique. Algo semejante sucede con Constructora Gijonesa, que llega a construir al principio material ferroviario.
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