Fuente: Panamá América
La visión de país marítimo es fundamental tenerla clara y ejecutarla consecuentemente, a efectos de que esa estrategia sea exitosa.
José Raúl Mulino
EX MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES
COMO ES sabido, hace muchos años estoy vinculado por razones profesionales al sector marítimo, con énfasis en todos aquellos temas inherentes a la Marina Mercante. Igualmente, por años, he seguido de cerca y en personal contacto con muchos de los actores principales a nivel internacional, el desarrollo y crecimiento de la misma, a pesar de las grandes limitaciones que, por absurdas razones presupuestarias, muchas veces entorpecen el servicio que se presta y dificulta el enorme esfuerzo que varias firmas de abogados hacemos en el ámbito internacional promoviendo el Registro Panameño y por ende el país.
En las últimas semanas he visto circular profusas informaciones presagiando eventuales impactos negativos en el Registro si la Administración panameña no adopta una serie de decisiones, ahora urgentes, tendientes a propiciar un mejor servicio y, por ende, la complacencia de los usuarios, clientes en definitiva del país, quienes pagan, además, millones de dólares por los servicios que reciben, muchas veces de manera deficiente.
Todas estas informaciones de manera privada las he transmitido a las altas autoridades al término de mis diversos viajes al exterior. Hace dos años lo hice, sin recibir mayores demostraciones de interés. Hace un mes lo volví a realizar, en alguna medida, anticipando lo que luego sucedió. Siempre traigo opiniones de buenas fuentes, críticas constructivas y recomendaciones de los usuarios procurando que se vayan adoptando las decisiones que permanecen en suspenso por años causando grandes dudas respecto a si de verdad Panamá desea ser competitivo en esta actividad.
Personalmente he participado, en diversas ocasiones, en reuniones con usuarios, sobre todo en Japón, en donde nuestras autoridades al más alto nivel llegan, escuchan los problemas, se comprometen a resolverlos, regresan a Panamá y nada pasa. En el 2000 se realizó una bajo la administración anterior. Luego, en el 2003, se realizó otra sobre temas de seguridad a bordo de las naves. Entiendo que el año pasado se dio otra ya bajo la actual administración, sobre la cual por versión de las autoridades algo se implementó. Lo cierto es que ante la falta de acciones concretas, la credibilidad se ve mermada cuando ninguna o las más urgentes medidas se ven incumplidas. Sin embargo, la fidelidad al Registro, en cierta medida y a pesar de la fuerte competencia -en precio y calidad de servicio de otras jurisdicciones- se mantiene, cada quien haciendo lo que puede para sortear, desde Panamá, toda suerte de escollos para poder cumplir con los diarios requerimientos de los usuarios. A veces pienso que lo que mantiene al Registro activo es la seguridad que brinda el registro de los créditos marítimos hipotecarios en nuestro Registro Público y que ha probado ser por décadas de gran seguridad jurídica, habida cuenta de que Panamá, a diferencia de Liberia o Islas Marshall, es un país y no una franquicia administrada desde los EE.UU., como son aquellos registros. Si creen que estamos solos, como quizás piensan algunos burócratas, se equivocan, compiten agresivamente contra nosotros, siendo muchos más eficientes. En cada foro, exhibición o conferencia a nivel mundial están presentes, y de qué manera, siendo Panamá casi siempre el gran ausente. Además, su sistema y administración del Registro es mucho más expedito y automatizado, compitiendo contra el arcaico abanderamiento por telex, en tiempos de Internet.
El cierre anunciado de las oficinas de Seguridad Marítima de Nueva York se adopta por razones presupuestarias. Hoy día el tema de seguridad es de vital importancia y Panamá está obligado por una variedad de acuerdos internacionales a brindarlo. Obviamente, mantener la oficina en esa ciudad es costoso, cierto; pero el negocio lo paga, al punto que casi nos hemos quedado sin inspectores porque no les alcanza el sueldo que les pagan para vivir cercano a lo decoroso. La manifestación de que se le suspendieron los pagos a celulares porque en Panamá sólo los ministro tienen derecho a celulares, es un retrato de cuerpo entero del desfase que hay entre la administración del país y el servicio que prestamos a nivel internacional a los usuarios. Ahora la oficina estará en Panamá; esperamos que funcione 24 horas los siete días de la semana, para satisfacer las demandas a nivel mundial sin problema de diferencias de horarios.
Soy un convencido de que el sistema debe ser modificado sustancialmente. Entiendo que hay un proyecto de ley circulando. Lo que una vez sirvió un propósito, hoy debe revisarse integralmente, incluido el tema de los consulados, como debe hacerse con todas las demás instituciones del país. El Registro de Naves es hoy, más que ayer, un componente importante a nuestra condición de país marítimo, con un potencial definido para abrirse paso y distinguirse por esa característica. El Canal panameño marca ese derrotero, pero poco queremos hacer para realmente sacarle el beneficio que representa.
Los comentarios vertidos en las últimas semanas han puesto a las autoridades en correderas y quizás a tomar medidas improvisadas. Soy consciente de que las actuales autoridades marítimas están claras en lo que tienen que hacer para cumplir, pero no les dan las herramientas ni el apoyo presupuestario, como se debe, para poder trabajar y prestar el servicio por el que pagan los usuarios.
El Presidente de la República debe tomar medidas cónsonas con su discurso. La visión de país marítimo es fundamental tenerla clara y ejecutarla consecuentemente a efectos de que esa estrategia sea exitosa. Si seguimos administrando el Registro de la manera como lo hemos venido haciendo, al margen de la efectividad que se requiere, pronto, muy pronto, veremos el éxodo de los usuarios hacia otros registros que le brinden las garantías que Panamá no parece tener claro que debe ofrecer.
Es imposible mantener a la AMP sometida a un régimen financiero que lo deciden burócratas de tercera del MEF o de la Contraloría sin siquiera entender el tipo de actividad que se presta y la importancia de servirle a los usuarios y competir contra otros registros que, como dije, nos sacan cancha en efectividad. Este tema, unidos a muchos otros, deben servir de reflexión para comprender que Panamá, a la vuelta de unos años, será distinto y que debemos preparar nuestra capacidad para soportar las exigencias de un mundo cada vez más abierto en donde la competitividad y eficiencias marcarán las preferencias. Sería lamentable llegar a tener el Canal ampliado y bien manejado y no desarrollar como corresponde la verdadera vocación de país marítimo que tenemos. Otra vez, es cuestión de visión de país no entendida, nada más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario