Fuente: El Universal
Empresa
Alberto Barranco
En lo que pareciera un atentado al sentido común, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes le acaba de otorgar una licencia para operar en los mares del Caribe al transbordador conocido como El Arcángel, propiedad de la Compañía Marítima San Miguel, del hotelero Manuel Becerra.
La sorpresa es que el navío tiene una antigüedad de 36 años.
Más aún, las dimensiones de la chatarra flotante exceden las del muelle de cruceros Carnival de Cozumel.
De hecho, a imagen y semejanza de una película de los tres chiflados, el barco se volvió un desastre al momento de la prueba de atraque para otorgarle la licencia.
Hete aquí que las máquinas se pararon abruptamente, lo que provocó que casi chocara con el muelle.
Más aún, la maniobra que tradicionalmente se cubre en cinco minutos consumió en este caso 40, pese a que el navío no llevaba carga.
La paradoja del caso es que el director de Puertos de la zona, Ángel González, testigo de la caricatura, le puso al barco chatarra una calificación aprobatoria.
El sainete llega justo cuando la propia Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) está proponiendo crear una Norma Oficial Mexicana para reducir a 20 años la edad de operación de este tipo de embarcaciones. La propuesta está en análisis de la Comisión de Mejora Regulatoria.
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