miércoles, 11 de junio de 2014

Desarrollo Integral Sostenible del Sector Marítimo Comercial

Como se ha visto en la ronda de ponencias que la Academia de Ingeniería ha celebrado en el marco del “Ciclo de Conferencias de temas de actualidad de las Comisiones de Especialidad”, México enfrenta grandes desafíos para impulsar su desarrollo y generar condiciones de mayor bienestar para la sociedad.
Así ha quedado patente en sectores clave como el energético y el de la construcción, para los cuales la Academia ha planteando propuestas claras que permitan impulsar su crecimiento. En los foros también hemos discutido con amplitud los retos y oportunidades de otras industrias estratégicas para el progreso de México, como la de telecomunicaciones. Por eso, hoy vemos con beneplácito que en este tema se registren avances notables para promover una mayor competencia en el sector y brindar servicios más modernos y eficientes, así como de mayor calidad y a precios más accesibles para la población.
Ese es precisamente el propósito de las conferencias realizadas por la Academia. Propiciar, a través de un análisis riguroso, el debate entre integrantes de nuestra institución, y entre ellos y las autoridades y miembros de la sociedad, a fin de plantear propuestas técnicas innovadoras y viables para acelerar el crecimiento económico de forma sustentable y sostenible.
De ahí la importancia del quinto encuentro sostenido el 4 de marzo de 2013. Bajo el título “Desarrollo Integral Sostenible del Sector Marítimo Comercial”, el Maestro en Ciencias Evencio Huesca Lagunes, Presidente de Especialidad de Ingeniería Naval, destacó la importancia de consolidar a nuestros mares y océanos como auténticos motores de crecimiento económico y generación de empleos.
En efecto, México es una nación que tiene más de 11 mil 500 kilómetros de litoral en total, si se consideran sus islas. La zona económica exclusiva que abarca tanto el Golfo de México y el Mar Caribe, así como el Océano Pacífico, comprende cerca de 2 millones 950 mil kilómetros cuadrados de superficie. Esto, sin duda, abre grandes oportunidades para el desarrollo acelerado de diversas industrias relacionadas con el sector marítimo: desde la construcción naval civil y militar, pasando por el petróleo y gas costa fuera, transporte marítimo y turismo náutico, hasta otras como la pesca, los alimentos del mar procesados y la acuicultura.
Pese al enorme potencial que tenemos en este sector, es claro que México todavía se encuentra en niveles de desarrollo muy inferiores. Esto responde, entre otras razones, a la falta de un plan nacional de desarrollo marítimo, ya que sus industrias están dispersas en distintas secretarías de estado. Y esto es más grave si se considera que a la fecha este tema crucial para el país no ocupa el lugar que le corresponde en la agenda pública así como en la discusión de mejores políticas públicas y regulaciones para detonar su crecimiento. México hoy está dejando de aprovechar a cabalidad su vasta riqueza marítima para promover la prosperidad de la economía y elevar la calidad de vida de los mexicanos, sobre todo de quienes viven en las costas.
Es un hecho que los océanos son el futuro de la alimentación, la salud y la energía a nivel global. Pero, además, en el caso de México se estima que las industrias marítimas integradas representan un mercado potencial de alrededor de 134 billones de dólares al año, lo que representa aproximadamente 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Otra forma de dimensionar su impacto es que estas industrias pueden contribuir a generar al año 380 mil empleos directos y más de un millón de puestos de trabajo indirectos. Es claro que si no llamamos la atención sobre este tema medular para el progreso de México y actuamos de manera decidida para transformar nuestro sector marítimo, en menos de diez años otros países lo harán, incluso poniendo en riesgo la soberanía nacional.
Ante esta situación, la Academia pone a consideración de las autoridades y de la sociedad en general un conjunto de propuestas de política pública para el sector marítimo nacional.
¿Qué requerimos? Ante todo es necesario avanzar en la formulación y adopción de unaPolítica Marítima Nacional que nos permita desarrollarlo de forma armónica e integral, a fin de que logre desplegar su enorme potencial. Este esfuerzo supone, entre otras acciones:
Primero. Diseñar una institución que integre todas las industrias marítimas, a fin de mejorar su coordinación y desempeño.
Segundo. Trasladar a esta institución las actividades normativas de las industrias marítimas que ahora se encuentran dispersas en otras dependencias, incluyendo sus recursos presupuestales: marina mercante; turismo náutico; pesca; industria naval civil; puertos; acuicultura; seguridad y control; investigación y desarrollo; educación y capacitación, entre otras.
Tercero. Fomentar el desarrollo de industrias marítimas, hasta ahora omitidas, con gran potencial de crecimiento: alimentos del mar procesados; fabricantes de equipo marino; construcción de yates y botes; cruceros; servicios marítimos; energías marinas renovables; levantamientos oceánicos; tecnología submarina; y vehículos submarinos.
Cuarto. Codificar todas las actividades marítimas en el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), según el acuerdo reciente del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), e incluirlas en censos. Con ello se podría obtener a mediano plazo el número total de empleos y el porcentaje que significan las industrias marítimas en el PIB.
Quinto. Aplicar a la brevedad el concepto internacional de “Planeación de los espacios marinos” para lograr un mejor aprovechamiento sostenible del mar.
Se trata de acciones encaminadas a articular una auténtica política de Estado en la materia, a fin de impulsar la transformación del sector marítimo nacional. De hacerlo, podríamos contar con una legislación marítima moderna y acorde con las mejoras prácticas internacionales. También estaríamos desarrollando el gran potencial del sector, lo que se traduciría en más crecimiento y en la diversificación de las actividades económicas, industriales y comerciales. Y, lo más importante, daríamos un renovado impulso al desarrollo económico regional, lo que significaría generar más y mejores oportunidades de empleo para miles de familias, particularmente en las costas del país.
Fuente: Dr. Humberto Marengo Mogollón, Presidente de la Academia de Ingeniería

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