domingo, 19 de septiembre de 2010

Denuncian abuso de poder de Director de API en Altamira

Tamaulipas tiene más víctimas por la impunidad y corrupción del Gobierno Federal. * Eugenio Hernández se esfuerza por sacar adelante a Tamaulipas, mientras que funcionarios federales intentan echar abajo su loable labor

Fuente: Metronoticias
Por Ivette Rodríguez/MetroNoticias

Tampico, Tam.- El esfuerzo que realiza el Gobernador Eugenio Hernández Flores, y el mismo Presidente de la República Felipe Calderón, para contrarrestar la problemática de corrupción y falta de empleo que impera en todo el país, está siendo minimizado por conductas grotescas, prepotentes y arrogantes de algunos funcionarios federales, que presumiendo poder, agraden con actitud humillante a los ciudadanos tamaulipecos.

Tal es el caso del nuevo Director de la Administración Portuaria Integral de Altamira, José Julián Dip Leos, quien a pesar de de la oposición del Gobierno Estatal, Municipal y de los empresarios de la región, fue impuesto por la federación en este cargo, marginando a Alejandro Gochicoa Matienzo, quien realizó su función con un trabajo intachable y transparente.

El secretario de Desarrollo Económico y del Empleo en Tamaulipas, Alfredo González Fernández, aseveraba en ese tiempo que estarían muy al pendiente del plan de trabajo del nuevo director, para no perder continuidad en los proyectos e inversiones, además que no se dio ningún argumento que justificara el cambio de esta administración, resaltando los innumerables resultados positivos que la API Altamira tenía bajo la tutela de Gochicoa Matienzo.

Y ¡ojo!... destacaba además que en la zona sur de Tamaulipas existe amplia experiencia y trayectoria de gente que conoce el manejo de puertos, “y nosotros siempre preferimos que estas actividades sean realizadas por tamaulipecos, que nos garanticen que la persona que va a estar manejando el puerto tenga el conocimiento y la capacidad de atender las actividades portuarias y el compromiso hacia la comunidad”.

Ya se olfateaba la hecatombe de maldad de un sujeto arrogante y despreciativo, quien tuvo el descaro de aceptar que no deseaba tomar el timón de la API Altamira, asegurando que llegaba en contra de su voluntad, pues Tamaulipas era un Estado de delincuentes y salvajes, una tierra sin ley, por lo que si querían los de “arriba” que se quedara, pediría protección y además traería a su propia “gente”, pues no confiaba en nadie y menos en “éstos”, que tienen fama de traidores en todos los niveles, dirigiéndose en general a los tamaulipecos.

Como todo rico prepotente, traumado y abusando del poder conferido, Dip Leos se ha encargado de someter a brutales torturas psicológicas a los empleados de esta terminal portuaria, aplicando frases de terror como: “Si se trata de cortar cabezas, yo voy a cortar muchas”, causando confusión, intranquilidad, estupor y humillación a los trabajadores, es decir, a sabiendas que no era bien recibido, hizo presa de su ira y victimizó al personal a su cargo.

Burlándose de la investidura del Presidente de la República, afirmó que llegó a crear empleos, pero de sus amigos, y de inmediato liquidó a algunos Gerentes. Tras una socarrona sonrisa, ordenó “ajustes” al presupuesto, a lo cual muchos trabajadores se negaron, a sabiendas de la normatividad y responsabilidad que recaería en ellos, pues obviamente nada consta por escrito, por lo que ordenó el despido de otros más.

Como si se tratara de su dinero, y no el de todos los mexicanos asignados vía el presupuesto de egresos de la Federación, ordenó la reasignación de partidas y la asignación de contratos millonarios para asesores y abogados, y como todo lugarteniente, para protegerse, incluyó en su nomina a gente de la PGR.

Sin importar que el recurso más importante de una empresa, es el humano por su experiencia, capacitación y perfil, enseguida lo despilfarro y se deshizo de él, al grado de que a la fecha ha corrido a casi el 90% de los empleados, como en muchas otras API’s.

Ha querido imponer su autoridad y lo ha logrado, pero a través del temor de los pocos empleados que quedan, ejerciendo su pequeño poder desde su puesto de cuarto nivel, pero causando grandes y graves daños, hizo gala del mismo, y en un acto humillante, despótico y atentatorio a la dignidad de cualquier persona, en un recorrido que hizo dentro de la empresa, una secretaría le sonrió, por la simple y sencilla razón del temor que genera con dichos recorridos, pero al funcionario no le gustó ese gesto, volteó y ordenó una nueva ejecución, “ME CORREN A ESA GORDA”, dicho acto afortunadamente quedó registrado en las cámaras de la paraestatal y fue presenciado por propios y ajenos de la API.

Que no se desprecien las denuncias contra funcionarios del gobierno federal, la Secretaría de la Función Pública tiene conocimiento de estos hechos, quizás hasta el hartazgo, pero sin ninguna consecuencia, mientras tanto los puertos suman más desempleo, el desaliento de los ciudadanos es inmenso, la única esperanza es su urgente intervención.

Hoy, el Estado de Tamaulipas se encuentra en el ojo del huracán, sin embargo, el Gobernador Eugenio Hernández Flores, se empeña en demasía para lograr superar los retos impuestos por diversas circunstancias, se lucha por mantener vivos los empleos, pero José Julián Dip Leos, se esmera por descalificar este esfuerzo al emitir GRUÑIDOS de odio que desmoralizan, destruyen y minimizan con sus oscuras intenciones a la base laboral de esta Terminal Portuaria, ofendiendo con sus aseveraciones a todos los ciudadanos de esta entidad, sus complejos de superioridad lo guían a conductas reprochables e irresponsables, y logrando mantener un ambiente de trabajo insportable, resquebraja la moral y sume en la angustia de perder la estabilidad laboral de sus trabajadores, que temen engrosar las filas del desempleo.

Tamaulipas tiene más víctimas por la impunidad y corrupción, pero esta vez a todas luces al amparo del Gobierno Federal.

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