lunes, 17 de mayo de 2010

Ni se vende, ni se desincorpora, sino todo lo contrario

Fuente: Cambio de Michoacán
¡Qué no se vende La Palma!, que es mentira lo que se dice; que sólo se le devuelve a la Federación; aclaran que Kansas City quiere invertir, pero que si no se le vende, se perderán mil millones de pesos de una importante inversión. Reiteran que la isla no pretenden desincorporarla. Se menciona que los panistas sí quieren venderla y que los diputados del PRD también. Por su parte los diputados del PRI se tornan en salvadores de la patria y se oponen a su venta. ¡Qué se desincorporarán las 400 hectáreas! Que lo que se pide es que sean devueltas al gobierno de la República, para que éste se las entregue en concesión a la extranjera Kansas City, ¡sí!, la misma en la que Ernesto Zedillo Ponce de León, ¿lo recuerda alguien?, fue gerente a destajo. Finalmente, ¿quién miente?

Mientras las anteriores noticias que ya no son “noticias” siguen apareciendo en los medios de comunicación, los funcionarios involucrados en este proceso no informan con precisión a la ciudadanía y ni siquiera por cortesía, lo que la empresa ferrocarrilera y el propio gobierno del estado pretenden hacer en realidad con o en ese territorio. Nos dicen ¡sí! que serán inversiones que vemos como fabulosas debido al número de ceros que manejan en las cifras. Por ejemplo, el diputado Eduardo Sánchez manifiesta públicamente que “con el trabajo desarrollado en la Isla de La Palma durante los últimos dos años se salvaguardará el patrimonio de los michoacanos y, adicionalmente, se dinamizará la actividad económica de la zona de Lázaro Cárdenas en beneficio de amplio número de familias”.

De todo lo comentado, lo único que acertamos a entender es que el gobierno de la República realizó inversiones archimillonarias para lograr la construcción de esa zona estratégica para México y que, por ejemplo, tanto la ex Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas (ahora en manos de capital hindú y con un nombre en inglés como señal de progreso) como las otras empresas nacionales, generaron un gran desarrollo y que después de la desincorporación del patrimonio nacional, los trabajos y los miles de empleos han sido cada día menos de los que, repito, se generaban cuando estas empresa pertenecían el erario público.

Pocos días hace que el secretario de Desarrollo Económico afirmara que el gobierno del estado no ha vendido “ni un solo metro cuadrado” de la Isla de La Palma, pero nosotros vemos que, como si fuera manta de algodón recién fabricada, esta isla se ha venido achicando.

Isidoro Ruiz señala que durante los dos años en que la desincorporación de la isla se ha venido analizando por los diputados locales, “el desarrollo que la administración de Leonel Godoy proyecta para esa zona del estado se ha parado”, por lo que se han perdido inversiones que rondan sobre los mil millones de pesos”. Reitera que no se pretende vender y que sólo se desincorporarán las 400 hectáreas, pues de no hacer esta operación, indica, “la transnacional dejará de invertir varios millones de dólares”.

En la semana que terminó, un diputado del PRI afirmó que “si el Congreso del Estado autoriza una nueva desincorporación en la Isla de La Palma, estará convalidando una conducta ilegal”.

Los mexicanos sabemos bien de las promesas, siempre incumplidas del imperio económico y de las falsas afirmaciones de los administradores de la ahora república neoliberal. Ya Miguel en “la Madrid” nos dio, y convenció al Poder Legislativo para que se le permitieran ¿regalar, vender, privatizar, cerrar, enajenar? todo un patrimonio; este señor nos habló de las bondades en exceso que traería la desincorporación de tantas empresas nacionales y por tantas mentiras que se han generado, nos inquieta lo que sucede alrededor de la isla que dicen ahora que tampoco es isla.

Por otra parte, ¿por qué las autoridades en la materia no informan con detalle de todas las bondades y beneficios producto de las desincorporaciones realizadas en el puerto de Lázaro Cárdenas? Sabiendo de los grandes beneficios que el recinto portuario ha traído a Michoacán, los michoacanos en “una” como con el comendador respaldaríamos la venta de lo que queda del patrimonio.

Por eso, ojalá que en el estado laico nacional que vivimos, el “dios” que ilumina a Felipe nos ilumine también a nosotros para saber si se vende, si no se desincorpora, si nos beneficia o si es todo lo contrario.

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