martes, 13 de abril de 2010

¿Y la Convención del Mar?

Fuente: El Universo
Durante la campaña electoral de 2006 el entonces candidato Rafael Correa declaró en favor del acceso del Ecuador a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar). La declaración la hizo en el contexto de un fugaz debate que se generó en esos días sobre la aprobación del tratado, y que fue luego abandonado.

La declaración del entonces candidato Correa fue significativa. El tema de la Convemar no era un tema que “arrastraba” votos. Es más, hablar favorablemente de ella podía y puede tener sus riesgos, pues, no faltan quienes ven en dicho tratado un atentado a la soberanía nacional y a la integridad de nuestro territorio. Una vez en el poder, el Presidente Correa conminó a la legislatura a aprobar dicho tratado.

La Convemar cuenta hoy en día con 160 miembros, y el número de ellos sigue creciendo año tras año. Es, en consecuencia, un instrumento que ha adquirido una incuestionable legitimidad internacional. El tratado, con los acuerdos paralelos que se han ido generando alrededor de él, la jurisprudencia producida por su tribunal y las resoluciones de sus órganos, es la piedra angular del régimen internacional de los mares en la actualidad. Tal es su aceptación e impacto que hoy se reconoce la Convemar como un instrumento que ha codificado el derecho internacional consuetudinario sobre el derecho del mar. Es decir, sus reglas le son exigibles aun a aquellos países que no forman parte del tratado.


Por esas razones de política interna que tanto daño le han hecho a nuestro país, el Ecuador a pesar de haber sido una de las naciones que más contribuyó en las negociaciones del tratado durante las décadas de 1970 y 1980, optó por quedarse al margen del mismo. Este es uno de esos casos emblemáticos de cómo la política internacional de una nación puede quedar atrapada en las rigideces que le impone el manejo poco serio que de sus asuntos se hace a veces en el plano interno. Lo que debió ser siempre una posición –y no otra cosa que eso–, se transmutó en una tesis. El resultado fue fatal para el interés nacional.

La idea de que el Ecuador “perdería” soberanía marítima si accede a la Convemar es indefendible. Nuestro control sobre las 200 millas de mar no lo perderíamos. Hasta las primeras 12 millas el país ejercería soberanía territorial en el tradicional sentido de este concepto. Sobre las 188 millas restantes –la llamada Zona Económica Exclusiva– el Ecuador mantendría absoluto control sobre sus recursos naturales. Países como Chile o Argentina que en algún momento plegaron con la posición de una soberanía sobre las 200 millas no tuvieron problema en acomodar su política a los nuevos vientos y hoy son miembros de la convención.

El presidente Correa ha urgido al Parlamento aprobar la Convemar. Existe desde hace un buen tiempo ya un dictamen favorable sobre su constitucionalidad, y hay dos resoluciones favorables de la pertinente comisión legislativa. ¿Qué más necesita la Asamblea para aprobarla?

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