viernes, 20 de marzo de 2009

Astilleros sólo tiene carga de trabajo para un año

Fuente: Huelva Información

Astilleros de Huelva se enfrenta a un año difícil dentro de su ya larga historia. A la falta de liquidez que padecen un gran número de empresas se suma otra amenaza en el horizonte: la carga de trabajo del astillero sólo llegará hasta el primer trimestre de 2010. E igual ocurre en la otra empresa del grupo, Astilleros de Sevilla, que entregará su último buque aproximadamente en abril. Unas 2.400 personas (según los cálculos de los sindicatos) dependen en la actualidad del trabajo que hay en ambos astilleros y se encuentran con la ausencia de encargos que asola el mercado naval, sin contratos desde el pasado mes de octubre en ningún astillero.

Los trabajadores de las instalaciones sevillanas eran los que lanzaban la voz de alarma hace escasos días: la falta de liquidez de la empresa llegaba hasta el punto de faltar en la factoría material tan básico como combustible para las máquinas o instrumentos de mantenimiento. Tanto, aseguraban, que la Junta de Andalucía estaría buscando posibles inversores o incluso compradores para inyectar financiación a una empresa en una situación harto complicada.

La historia de Astilleros de Huelva ha tenido épocas turbulentas. Tras una profunda crisis a finales de los 90 la reconversión de la compañía sacó a flote el único astillero privado de Andalucía, aunque con una importante rémora en los 62 millones de euros que se debían a los acreedores. Según el depósito de cuentas de la empresa, la deuda pendiente según el convenio de acreedores aprobado judicialmente era saldada prácticamente en su totalidad en el año 2006, en el que los beneficios obtenidos por Astilleros de Huelva (4,7 millones) eran aplicados en compensar las pérdidas de ejercicios anteriores.

Ese mismo año la compañía onubense firmó la compra, junto al grupo Contenemar (con un 20% de las acciones), de la factoría de Izar en Sevilla, por un coste estimado de unos 13 millones de euros con los diferentes pagos y avales. La empresa llegaba con una importante carga de trabajo y un compromiso no sólo de mantenimiento de los empleos (hasta tres años según el contrato firmado) sino de ampliación de los puestos de trabajo hasta los 900. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales ofrecía incluso a los trabajadores garantías durante diez años si el proyecto de Astilleros de Huelva fracasaba, desde prejubilaciones hasta recolocaciones.

Estas previsiones se han cumplido según los sindicatos. Cuando se produjo la compra, en Huelva había unos 200 trabajadores directos y en Sevilla, con unas instalaciones que llevaban dos años paradas, unos 220 con las subcontratas. En la actualidad, en los astilleros onubenses trabajan alrededor de 1.000 personas: los trabajadores de plantilla de Astilleros de Huelva, los de las auxiliares Nueva Lima e Instalaciones Industriales y Navales de Huelva y otras subcontratas. En el caso de Sevilla, 320 trabajadores son de plantilla y otros 1.100 de empresas auxiliares.

En total, 2.400 personas que dependen directamente de la carga de trabajo de estas empresas. En Astilleros de Huelva se están construyendo en la actualidad dos buques: un quimiquero de alta tecnología que se espera entregar próximamente y un segundo barco que se entregará a primeros del año que viene. Además hay un tercer barco en cartera, cuya construcción se ha iniciado en Setubal (Portugal) y se culminará en Huelva. En Sevilla todavía queda un barco que llegó de la carga de trabajo contratada por el astillero onubense; otros tres ya han sido contratados directamente por Sevilla, dos barcos de apoyo a las plataformas petrolíferas y otro de la compañía Viking Line, que es el proyecto estrella de la empresa y que se espera botar en julio y entregar en abril del próximo año. En resumen, hay trabajo hasta el primer trimestre del año que viene, aunque los sindicatos alertan de que, conforme se vayan cerrando encargos, harán falta menos trabajadores. Y por ahora, el único atisbo de esperanza que llega desde los representantes de los trabajadores es la negociación de un buque para los Astilleros de Sevilla, según les comunica la empresa.

Por otra parte, la carga de trabajo actual no supone una inyección de dinero para la empresa. Las construcciones navales cuentan con tres fases de pago: la puesta de la quilla, la botadura y la entrega. Hasta que no se produce uno de esos hitos el armador no hace un nuevo pago. Mientras tanto, los astilleros tienen que trabajar con créditos, de difícil consecución en la actualidad, y avalar su trabajo ante los armadores, con el soporte de Pymar (Pequeños y Medianos Astilleros en Reconversión), sociedad en la que también participa la Junta de Andalucía y que avala los préstamos necesarios.

En este contexto, los sindicatos con presencia en Astilleros, tanto en Huelva como en Sevilla, coinciden en apuntar que la empresa (que no ha querido pronunciarse al ser consultada por este diario) sufre una importante falta de liquidez, que se ha reflejado en los retrasos en el pago de las nóminas o en la falta de material en Sevilla. Y también en que "algunos proveedores ya no trabajan con la empresa", asevera Servando Díaz, de USO. La compañía "no tiene capacidad financiera para afrontar los pagos mensuales", asegura el secretario provincial de la Federación del Metal de UGT, Sebastián Donaire, quien apunta no obstante que "la mayor preocupación debe venir por el contrato de nuevos buques". Diferente parece la postura del comité de empresa de Sevilla, cuyo presidente, Gregorio Mora, considera que "Huelva tiene dificultades económicas que nos está trasladando a nosotros", como dueña que es del astillero sevillano.

Ya cuando se firmó el acuerdo de compra los trabajadores de la factoría sevillana se mostraron en desacuerdo con la adjudicación a Astilleros de Huelva y Contenemar, por los problemas económicos que había atravesado la empresa onubense anteriormente. Aunque reconocen que se ha cumplido el acuerdo en cuanto a carga de trabajo, empleo y el pago de las nóminas al día, Mora destaca que ha llegado un momento en el que "tememos que esto pueda estallar". De ahí que los trabajadores hayan mirado de nuevo a la administración, en este caso a la autonómica, en busca de soluciones.

La Junta de Andalucía no puede conceder ayudas directas a los astilleros por la normativa europea al respecto. Sin embargo, según asegura Mora, la Consejería de Innovación se ha comprometido con los representantes de los trabajadores "a realizar un estudio sobre la situación actual de las dos empresas". Con ese trabajo se pretende un segundo objetivo: la búsqueda de un inversor, un posible socio para los actuales propietarios (en el caso de Astilleros de Huelva, pequeños accionistas) o un comprador que se quedase con los astilleros tal y como ocurrió hace años cuando se privatizaron las factorías públicas.

La búsqueda de ese inversor o comprador tampoco estaría mal vista por los sindicatos en Huelva. Según Donaire, "siempre estaremos abiertos a que se mantenga el sector naval, la actividad y los puestos de trabajo. La fórmula la tendrán que ver la empresa y la administración".

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