Fuente: El correo gallego
Un momento de angustia a bordo de un barco con un escape de amoníaco
Un jefe de máquinas rechaza la tesis de la combustión provocada por los motores
"Una sensación de enorme angustia". Es el sentimiento que inunda a F.Otero, al recordar su experiencia a bordo de un buque de características semejantes a las del Ostedijk cuando, en una travesía entre Corea y Rusia, se produjo un escape de amoníaco. Este profesional ferrolano, curtido como jefe de máquinas en barcos de la Marina Mercante, rechaza la posibilidad de que la combustión en la nave holandesa se haya producido por el calor de los motores, "porque en este tipo de barcos la sala de máquinas y la bodega son compartimentos estancos e independientes". Desde su experiencia, Otero apunta que el suceso puede haberse producido por un mal sellado de la carga o por mal estado del producto. "Si se realiza mal el sellado, queda un gas inerte que actúa como detonante y es el causante de una combustión espontánea". Cuando se da esta circunstancia "lo normal es que se active una estación de anhídrido carbónico que obligatoriamente llevan este tipo de buques y se inunden las bodegas para sofocar el aire y eliminar toda posibilidad de combustión", añade.
Abandono
Este marino profesional también reconoce que "desgraciadamente" la ausencia de equipos de protección para la tripulación en estos casos es "lo habitual". Y no duda en sentir "abandono" cuando se le pregunta cómo se sentiría ante una negación a entrar en puerto después de pedirlo. Otero explica que la maniobra para poner el barco en posición contraria al viento es "correcta" pero que "algo tuvo que fallar" para que se intoxicase parte de la tripulación, aunque a veces los propios ventiladores de alimentación pueden arrastrar las emanaciones al interior del barco.
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