Un ballenero japonés averiado en la Antártida rechaza la ayuda de Greenpeace por «terroristas»
El barco factoría nipón incendiado lleva mil toneladas de carburante en sus depósitos
Fuente: La Razón
B. Tobalina
Madrid- El capitán del ballenero japonés «Nisshin Maru», averiado en la Antártida tras sufrir un incendio, se negó ayer a recibir ayuda del barco «MY Esperanza» de Greenpeace, según aseguró ayer la organización. El buque accidentado tiene unas mil toneladas de carburante a bordo y se encuentra a 185 kilómetros de la mayor colonia mundial de pingüinos adelie. Pero, a pesar de la posibilidad de que se produzca un desastre medioambiental, la Agencia de Pesca nipona aseguró, según Greenpeace, no querer la ayuda de los ecologistas, a los que tildó de «terroristas».
«No creo que se pueda llamar a nadie terrorista por ponerse delante de un arpón para evitar una masacre», manifestó ayer a este periódico la responsable de Océanos y Costas de Greenpeace en España, María José Caballero.
El barco averiado sufrió el jueves por la noche (hora española) un incendio durante el cual se perdió la pista, según Greenpeace, a uno de los marineros a bordo, de tan sólo 27 años. La mayoría de la tripulación fue ya evacuada, ya que el buque factoría averiado no iba solo. «Unos 126 tripulantes han sido trasladados a los otros cuatro barcos: dos buques más pequeños y rápidos encargados de avistar las ballenas y otros dos buques, desde donde se dispara y se remolca a los ejemplares. En el buque factoría se han quedado unos 20 tripulantes. Hay que evitar a toda costa una tragedia humana y ambiental».
El barco «MY Esperanza», que se encontraba precisamente realizando una campaña contra la caza ilegal de ballenas, estaba ayer a tan sólo un día de distancia del barco factoría accidentando y se espera que llegue hoy junto al ballenero. «Cuando se produjo la llamada de socorro a Seguridad Marítima de Nueva Zelanda, el barco de Greenpeace estaba a dos días y medio del ballenero. Ahora estamos a sólo un día. Vamos a ir a la zona y no nos va a detener nadie», aseguró Caballero.
Leyes marítimas
El barco accidentado se encuentra en aguas internacionales de la Antártida. En este tipo de aguas si el capitán del barco cree que con sus propios medios puede salir del apuro puede negarse a recibir ayuda. En cambio, si estuviera faenando en aguas de un país o en una zona económica exclusiva, el capitán tendría que acatar la decisión del país dueño de estas aguas, aseguraron fuentes de la Dirección General de Marina Mercante.
Sin embargo, la situación en este caso al estar el buque averiado en la Antártida es, según Greenpeace, bien distinto. «El Tratado Antártico imposibilita que algún barco pueda negarse a recibir ayuda. Este tratado se firmó precisamente para proteger un área considerada patrimonio natural de toda la humanidad», recordó Caballero.
Los ecologistas se ofrecieron a ayudar a la tripulación, a realizar una evaluación de los daños ambientales y a remolcar el barco, puesto que el «MY Esperanza» no es, con 80 metros de eslora, precisamente un barco pequeño. De lograr remolcarlo, Greenpeace tendría, según Marina Mercante, el derecho a un porcentaje importante de la mercancía (filetes de ballena) del buque. «No queremos tener nada que ver con la mercancía ilegal. Lo que queremos es que jamás se vuelvan a cazar ballenas», concluyó Caballero.
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