Después de varios años, la autoridad marítima federal aun no ha podido remediar la situación administrativa de las capitanías de puerto en el país, que tendría que ver probablemente con un ajuste periódico formal en la ubicación geográfica de sus capitanes.
A menos de un año todavía, en que se había intentado un ajuste y la autoridad habia sido desafiada por algunos de los agredidos laboralmente a presentar pruebas del porque de su rotación o transferencia; la situación de entonces no habría sido tan sencilla pues no se sabe de respuesta alguna de parte de la autoridad, ni de que haya dado con la solución, para corregir.
En su momento la prensa cibernética informo “…que el nuevo titular de la MM venia a arreglar el desastre que dejo Vinaza en las capitanías, con una visión más corporativa y acorde a las estrategias y estilo particular del coordinador… …ya que se sabía que Vinaza y su visión rural de los retos que enfrentan el sector, su particular forma de exigir cuentas que podrían ser imputables de violaciones a los derechos humanos, estaban ya causando serios problemas al coordinador…”
Ahora sabemos que en aquel entonces ni hubo “despido tajante” del que solo fue transferido a otra área en problemas también; ni por otra parte el cambio de gobierno y partido en el poder han podido relevar al entonces “agraviado” y desconocedor coordinador que continua adherido como molusco al sucio y pesado casco de la MM.
La novedad parece ser el nuevo titular de la MM que, lejos de haber llegado a “arreglar desastres” solo viene a hacer más de lo mismo, es decir, habiendo formas legales de despedir a trabajadores incompetentes, ¿cómo es posible que el “terrorismo laboral” vuelva a ser tema de actualidad en las capitanías de puerto?
Las entidades normativas saben que no se debe proceder sin normas o reglamentos y de su responsabilidad de crearlos si no existieran. Sin embargo, por estos días vuelven a la sucia practica de solicitar renuncias a capitanes de puerto sin mediar documento formal que establezca las razones; desde luego que uno no puede negarse a la transferencia como parte de la sana rotación que debiera existir en muchos puestos públicos y privados, digamos cada cuatro años; pero esto ni es el caso ni se lleva a cabo, simplemente porque no se les habrá ocurrido su reglamentación formal.
Cuatro años serian suficientes para demostrar como la persona puede mejorar una administración o si está siendo engullido por el medio que lo rodea; luego, la rotación o transferencia permite reasignar al buen administrador o normativo a mayores responsabilidades o a otras áreas similares con oportunidades de mejora; como también podría degradar a un funcionario que ha mostrado incompetencia, a menores responsabilidades.
Aquí estamos otra vez en la delicada situación de las capitanías de puerto aun sin resolver, que con su nuevo titular y aplicando tácticas fallidas como las de su predecesor, estarán pronto “causando serios problemas al coordinador”.
Ojala pudiéramos entrever en donde se encuentra la razón; si está en el magro desempeño de los capitanes de puerto que los licenciados no logran documentar debidamente; o si se encuentra en la incompetencia de los licenciados ya no respecto a su conocimiento del sector marítimo, sino al de la administración púbica federal.
Sabido era que el marino inmaduro asciende llevando consigo no el peso de una nueva y mayor responsabilidad que pronto abandona, sino cargando con su lista personal de cuentas por cobrar a otros marinos a quienes cree conocer; lo que no se había visto es que un licenciado que no conoce a los marinos traiga consigo practicas tan vulgares como el cobro de cuentas, ajenas si las hubiere y olvidándose de sus demandantes funciones; aparte de estas banales perversiones, ¿que se ha hecho por la marina mercante en los últimos seis años?
Mientras los marinos mercantes no sean formados dentro de la disciplina, el espíritu de cuerpo y no maduren administrativamente, seguirán siendo atropellados. Y no tendrían que ir a Antón Lizardo o recurrir a un amparo contra actos de autoridad, para saber que si estuvieran agremiados como personal de capitanías de puerto unos o como prácticos de puerto otros, o para el caso, si uno no se asocia a un colegio profesional, orden o asociación, como siempre la pita se romperá por lo más delgado.