Fuente: El Mañana de Reynosa
Por lo menos extraño resulta el anuncio que hizo la semana pasada el
director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Juan José Suárez
Coppel: en conferencia de prensa informó que esa empresa del Estado
prepara la compra de 132 buquetanques a un precio superior a los 9 mil
millones de pesos (poco más de 700 millones de dólares), para satisfacer
los requerimientos de tres filiales: Pemex Exploración y Producción,
Pemex Refinación y Pemex Petroquímica.
La primera duda es por
qué hacerlo ahora, cuando faltan escasos dos meses para que concluya la
actual administración del panista Felipe Calderón Hinojosa, quien a
finales de noviembre tiene que entregar las llaves de la casa
presidencial de Los Pinos al priísta Enrique Peña Nieto.
¿Hay
acuerdo entre ambos para dichas compras? O se trata simplemente de
endeudar más el país con estas compras de pánico que seguramente
beneficiarán a ciertos grupos empresariales extranjeros y de haber
corrupción, como suele ocurrir en los contratos petroleros, también
enriquecería a algunos funcionarios.
Como bien cuestionaron los
reporteros en la conferencia de prensa, el gobierno de Calderón sigue
dando contratos a los españoles, en este caso a los astilleros de
Galicia.
Si era tan importante dicha adquisición, al grado que
se hará sin licitación internacional y mediante asignación directa, como
dejaron en claro los funcionarios petroleros en la conferencia, por qué
no se hizo al principio del gobierno y es al final cuando se busca
amarrar contratos multimillonarios que dejarán al próximo gobierno, y en
consecuencia al país, más endeudado.
Y debe saber Suárez Coppel que no se trata de dudas sin sentido cuando Pemex, a través de su filial PMI, sale de compras.
Apenas hace poco más de dos años documentamos muy ampliamente en este
espacio cómo la principal empresa del Estado era presa de coyotes,
intermediarios, chantajistas y empresarios corruptos.
La situación
fue tal, que llevó a la Secretaría de la Función Pública a aplicar
multas millonarias a varias compañías que habían defraudado a Pemex,
precisamente por su intermediación en la adquisición de buques.
Así
que el camino de la corrupción en Pemex lo hemos visto todos los
mexicanos y hasta el mismo gobierno de la República ha tenido que
intervenir cuando resulta demasiado obvio el desfalco a las arcas
públicas.
Por eso, ¿por qué hacer esta compra en este momento y no dejar que el equipo priísta de Peña Nieto se encargue de ello?
Las dudas aumentan cuando se escucha en los pasillos de la torre de la
paraestatal que Juan José Suárez Coppel podría continuar al frente de la
empresa, según dicen dada su buena gestión, pero sobre todo por su
buena relación con quien será el principal responsable de las finanzas
del país, Luis Videgaray.
Ambos, alumnos de otro destacado priísta,
el doctor Pedro Aspe, quien ya despreció al nuevo gobierno para trabajar
en él, pues ha descubierto que es mejor hacer negocios desde afuera.
FLOTA PETROLERA,
COSTOSA Y OBSOLETA
En
2010 escribimos en este espacio: “en los últimos 25 años, Pemex dejó de
invertir en la adquisición de buquetanques, lo que ocasionó mayor daño a
su flota petrolera vieja, obsoleta y riesgosa, por lo que ahora la
empresa se ve obligada a modernizar y adquirir cinco buques que le
permitan transportar los hidrocarburos”.
La falta de
mantenimiento oportuno, lo obsoleto de su maquinaria y equipos y los
excesivos gastos de operación de la flota petrolera, ponen en riesgo las
instalaciones portuarias petroleras y en peligro la vida de los
trabajadores a bordo como en tierra.
El primer intento por
modernizar su flota lo hizo Pemex en abril de 2007, mediante una
licitación internacional, pero lo más que logró fue contratar cinco
buquetanques bajo un esquema híbrido de casco desnudo y póliza de
mantenimiento por un período de cinco años.
Esta modalidad, que no
es práctica común en el mercado marítimo internacional, provocó la
intermediación de empresas que no eran armadoras y que Pemex pagara
tarifas muy altas, por encima del nivel promedio de mercado, en
perjuicio de su patrimonio.
En enero de 2008, la paraestatal
petrolera mexicana publicó una nueva licitación internacional para el
arrendamiento financiero con opción a compra de otros cinco
buquetanques.
Pero en razón de que las bases del concurso no
reflejaron la práctica internacional del negocio marítimo y los
servidores públicos de Pemex se mostraron incapaces de resolver todas
las preguntas formuladas por los participantes, el concurso tuvo que ser
declarado desierto.
Para el 23 de junio de 2010, Pemex
Refinación anunció su estrategia para adquirir cinco buquetanques de 40
mil TPM (tonelaje de peso muerto) mínimo, mediante la compra directa de
contado o arrendamiento financiero con opción a compra, a los armadores,
astilleros y/o instituciones financieras internacionales, a efecto de
evitar el intermediarismo que sólo incrementa el precio de los buques en
perjuicio de la paraestatal.
Dicha estrategia fue el resultado
de los estudios que Pemex contrató con el broker McQuilling Services LLC
y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El resultado
fue la disponibilidad de buquetanques con las características técnicas
requeridas por la empresa y el nivel de precios se ubicaba entre los 28
millones y 35 millones de dólares, pero para alcanzar estos costos
debería realizarse la compra de manera directa con las armadoras de
buques.
El 29 de julio de 2010 se publicaron las bases de la
licitación, pero éstas no contemplaban las recomendaciones de los
estudios de McQilling y la UNAM, por lo que compraron las bases del
concurso 19 empresas, 18 de ellas mexicanas.
Lo grave de esta forma
de hacer negocios de Pemex es que ninguno de los licitantes era alguna
empresa armadora o astillero con buquetanques disponibles y sólo hubo
una institución financiera interesada.
De las 19 empresas
interesadas, sólo dos ofertaron cuatro y dos buquetantes,
respectivamente, debido a que la licitación estuvo plagada de
irregularidades, vicios, deficiencias e inconsistencias, y las empresas
que presentaron ofertas tenían precios 33 por ciento por arriba de las
cotizaciones en el mercado internacional, lo que motivó a Pemex a
declarar, una vez más, desierta la licitación.
En 2011 se
renovaron finalmente seis embarcaciones mayores para Pemex Refinación,
pero también la Función Pública multó y llevó a juicio a varias empresas
privadas por causar un daño patrimonial a la paraestatal.
Entre
dichas empresas sancionadas destacan Blue Marin y Arrendadora Ocean,
propiedad de un exasesor de tres directores generales de Pemex.
¿Qué raro?
Por eso ahora llama la atención la urgencia para firmar contratos y
promesas de compra de buquestanque con astilleros gallegos; operación
que deberá ser muy cuidada por los órganos de vigilancia y control del
gobierno y del Congreso de México para evitar más actos de corrupción y
favoritismo a empresarios amigos de Los Pinos.
LAS DUDAS EN LAS
COMPRAS DE PEMEX
Hace dos años también escribí en esta columna: “en México la gestoría,
el coyotaje, la intermediación o los brokers son un lucrativo negocio
para empresarios y funcionarios corruptos, mientras que para
productores, gobiernos, empresas y consumidores finales esas prácticas
viciosas sólo encarecen la producción y los bienes y servicios,
traduciéndose en millonarias pérdidas.
“Un claro ejemplo es lo
que ocurre cotidianamente en Pemex, la principal empresa del Estado que
ha sido convertida en un verdadero botín por gobiernos priístas y ahora
panistas, sobre todo a finales de sexenio.
“El caso que hoy
comentamos ejemplifica la avaricia del coyotaje, el chantaje y la
complicidad en que se mueven los funcionarios gubernamentales.
Tan
sólo hace dos o tres meses [es decir en septiembre de 2010] fue
declarada desierta la licitación pública internacional ROLP906001, para
la adquisición de cinco buquetanques de doble casco, que se tenía
presupuestado adquirir por debajo de los 200 millones de dólares, pero
que gracias a la intermediación de empresarios voraces y a la corrupción
interna en Pemex Refinación, el costo de los especializados buques se
elevaría hasta los 250 millones de dólares, es decir 50 millones más,
que seguramente serían las ganancias de esos brokers.
En esas
negociaciones estaba la Dirección General de Pemex, cuando el [entonces]
secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, frenó de tajo
la licitación y la declaró desierta para impedir el cuantioso desfalco
de las arcas públicas a cargo de los brokers.
“¿Por qué Pemex no
compra los buquetanques a las armadoras y evita el intermediarismo que
sólo sangra las finanzas públicas de la paraestatal? ¿Será que también
representa un negocio de comisiones para funcionarios petroleros? Hay
que revisar el pasado de las empresas privadas interesadas en dichos
contratos para entender su permanente intervención en negocios con la
empresa petrolera mexicana y descubrir quiénes son sus cómplices al
interior de la paraestatal”.
Ahora Pemex, a través de PMI
Comercio Internacional, ha ido directamente con los armadores, por lo
que esperamos que en este negocio, por primera vez, no haya corrupción.
LA NOTICIA EN GALICIA
La
noticia también ha impactado en Galicia, en donde la prensa ha
reportado que el líder del sindicato de los trabajadores del metal de
los astilleros, Diego Atanes, exigió al gobierno local que muestren los
“contratos firmados” que según el político Alberto Núñez Feijóo ya se
realizaron con la paraestatal petrolera mexicana.
El portal de
noticias español Economía Digital, señala que según el presidente
gallego Feijóo, en su última visita a México logró varios acuerdos para
que los astilleros gallegos construyeran buques para Pemex; además de
haber sostenido contactos con los magnates mexicanos Carlos Slim y
Olegario Vázquez Raña, quienes mostraron interés en invertir en Galicia.
Ese
medio de comunicación señala que “el empresario mexicano Olegario
Vázquez Raña, hijo de emigrantes del concello de Avión, estuvo en su
momento muy interesado en participar en el capital de Novagalicia Banco.
Dueño de la cadena de hoteles Camino Real y del grupo hospitalario Los
Ángeles, tiene toda una fortuna al otro lado del Atlántico”.
El
pasado año, Alberto Núñez Feijóo le pidió personalmente a Vázquez Raña
que invirtiera en NGB para evitar de este modo su subasta total.
Posteriormente, en noviembre, la entidad de José María Castellano reunió
de nuevo en Vigo a varios de los grandes empresarios gallegos en
América del Sur.
La disposición inicial de Vázquez Raña era buena,
pero finalmente se echó atrás debido a la incertidumbre que le generaban
las cuentas del banco.
Por su parte el portal de Europapress
afirma que el portavoz parlamentario del PSdeG, Abel Losada, ha
anunciado que solicitarán que el presidente de la Xunta, Alberto Nuñez
Feijóo, dé explicaciones en la Diputación Permanente del Parlamento de
la “auténtica falacia” que, a su juicio, supuso la firma de los
contratos entre la petrolera mexicana Pemex y los astilleros gallegos de
Navantía y Barreras.
oficiodepapel@yahoo.com.mx
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