Fuente: El Comercio
Los sindicatos mayoritarios y las organizaciones profesionales de los buzos coincidieron ayer en reclamar mejores condiciones laborales en el sector, especialmente en lo referido a seguridad, para evitar accidentes como el que el pasado sábado costó la vida a Daniel Heres cuando trabajaba en la campaña de extracción de algas. El barco, 'Biempica Tres', podrá hoy volver a faenar.
Luis Torcida, secretario general del Sindicato Estatal de Buceo, achacó la muerte de Daniel Heres, de 35 años, a tres anomalías que, según aseguró, ponen de manifiesto que la normativa vigente no se cumple.
En primer lugar, señaló que las mangueras utilizadas para proporcionar aire comprimido a los submarinistas en todas o la mayoría de las embarcaciones que participan en la campaña del ocle no están homologadas y son excesivamente flexibles, cosa que puede propiciar que «se pincen» y no pase el aire. Las exigidas por la normativa, dijo, usan un material más rígido, que dobla pero no hasta llegar a obturarse, y cuestan 30 euros el metro, frente a los 0,5 euros por metro de las inferiores.
En segundo lugar, el responsable del Sindicato Estatal de Buceo aseguró ayer que cuando Heres intentó llegar rápidamente a la superficie, sin duda porque algún problema provocó que no recibiera aire, sufrió una lesión pulmonar por la pérdida súbita de presión que le produjo un desfallecimiento, de forma que volvió a hundirse. En esas condiciones, siempre según la versión de Luis Torcida, si Daniel Heres hubiera usado mascarilla su boca y nariz quedarían aisladas del agua hasta que fuera posible socorrerle, mientras que el regulador de aire que llevaba cayó y eso facilitó su ahogamiento.
Por último, Torcida apuntó una tercera circunstancia adversa: cuando por fin pudo ser subido a bordo, Daniel Heres no recibió atención de soporte vital básico, ya que la embarcación no llevaba el pertinente equipo de oxigenoterapia a bordo, y otro compañero sólo pudo practicarle una reanimación cardiopulmonar (RCP) que, evidentemente, no surtió efecto.
Además de las deficientes condiciones de seguridad, el secretario general del Sindicato Estatal de Buceo indicó que es también frecuente que, para evitar los problemas derivados de una investigación, las tripulaciones intenten resolver situaciones graves por sus propios medios, de forma que demoran la petición de socorro y, consiguientemente, la aplicación de asistencia especializada.
Luis Torcida, secretario general del Sindicato Estatal de Buceo, achacó la muerte de Daniel Heres, de 35 años, a tres anomalías que, según aseguró, ponen de manifiesto que la normativa vigente no se cumple.
En primer lugar, señaló que las mangueras utilizadas para proporcionar aire comprimido a los submarinistas en todas o la mayoría de las embarcaciones que participan en la campaña del ocle no están homologadas y son excesivamente flexibles, cosa que puede propiciar que «se pincen» y no pase el aire. Las exigidas por la normativa, dijo, usan un material más rígido, que dobla pero no hasta llegar a obturarse, y cuestan 30 euros el metro, frente a los 0,5 euros por metro de las inferiores.
En segundo lugar, el responsable del Sindicato Estatal de Buceo aseguró ayer que cuando Heres intentó llegar rápidamente a la superficie, sin duda porque algún problema provocó que no recibiera aire, sufrió una lesión pulmonar por la pérdida súbita de presión que le produjo un desfallecimiento, de forma que volvió a hundirse. En esas condiciones, siempre según la versión de Luis Torcida, si Daniel Heres hubiera usado mascarilla su boca y nariz quedarían aisladas del agua hasta que fuera posible socorrerle, mientras que el regulador de aire que llevaba cayó y eso facilitó su ahogamiento.
Por último, Torcida apuntó una tercera circunstancia adversa: cuando por fin pudo ser subido a bordo, Daniel Heres no recibió atención de soporte vital básico, ya que la embarcación no llevaba el pertinente equipo de oxigenoterapia a bordo, y otro compañero sólo pudo practicarle una reanimación cardiopulmonar (RCP) que, evidentemente, no surtió efecto.
Además de las deficientes condiciones de seguridad, el secretario general del Sindicato Estatal de Buceo indicó que es también frecuente que, para evitar los problemas derivados de una investigación, las tripulaciones intenten resolver situaciones graves por sus propios medios, de forma que demoran la petición de socorro y, consiguientemente, la aplicación de asistencia especializada.
Reunión en Madrid
La Dirección General de la Marina Mercante convocó ayer una reunión en Madrid, en la que participaron representantes de los sindicatos mayoritarios, de las organizaciones laborales específicas de los buzos, de la patronal y de la propia Administración, para analizar las causas de los accidentes e intentar acordar medidas que los impidan. Al parecer, cada parte preparará propuestas con vistas a un nuevo encuentro el día 15 de septiembre.
Torcida aseguró ayer que los accidentes son frecuentes: en lo que va de año han muerto seis buzos profesionales en España. Y, en el lustro anterior, el número de fallecidos se elevó a 32, de un colectivo de aproximadamente medio millar.
Torcida aseguró ayer que los accidentes son frecuentes: en lo que va de año han muerto seis buzos profesionales en España. Y, en el lustro anterior, el número de fallecidos se elevó a 32, de un colectivo de aproximadamente medio millar.
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