viernes, 13 de mayo de 2011

Bermeja … la isla mexicana que desapareció del mapa

Fuente: El Universal


Inexplicablemente por internet ha resurgido una vieja polémica respecto a un misterio sin aclarar: ¿puede desaparecer físicamente una isla sin que exista una explicación?.
Éste podría ser un gran misterio como la leyenda de la Atlántida. Sin embargo, sucedió recientemente respecto a una isla mexicana que estuvo ubicada a cien millas al norte de Yucatán, y lo más importante: hay grandes intereses económicos de por medio, como son inmensos yacimientos de petróleo sobre los que México perdió derechos al no existir dicha isla.

Este tema daría origen a una gran película de suspenso.

La isla Bermeja se ubica a cien millas al noroeste de la península de Yucatán, a 22 grados, 33 minutos latitud norte y 91 grados, 22 minutos longitud oeste.

Sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha oficializado que la isla no existió y todo se debió a un error cartográfico.

Sin embargo la pregunta obvia surge … si no está ahí, ¿entonces donde sí está?.

El gran beneficiado de que esta isla “desaparezca” han sido las grandes compañías petroleras norteamericanas, porque esta ínsula marcaba los límites del territorio mexicano y precisamente en sus alrededores existen impresionantes yacimientos de petróleo, -que de existir la isla-, serían propiedad de México por quedar dentro de los límites del territorio nacional, pero al desaparecer, nuestras fronteras se modifican y entonces dichas reservas petroleras dejan de ser propiedad de nuestro país y cualquier compañía multinacional las puede explotar, si no es que ya las están explotando.

Si hacemos un análisis histórico vemos que en el mapa del portugués Gaspar Viegas, del año de 1535, -conservado en el Archivo di Stato en Florencia, Italia-, esta isla ya aparece.

En el mapa realizado por el sevillano Sebastián Caboto, -e impreso en Amberes, Bélgica-, en 1544, se menciona la existencia de la isla Bermeja, junto con la isla Triángulo, la isla Arenas, la isla Negrillos y el Arrecife Alacranes.

A partir de estas dos referencias, de forma continua aparece en todos los mapas ubicada dentro de las islas de la Sonda de Campeche.

Posteriormente en los mapas de la Nueva España, -de Antonio de Alzate y Ramírez (1772)-, no aparece ninguna isla al norte de Arenas.

Ciriaco de Cevallos realizó levantamientos cartográficos de esa zona para la corona española entre 1804 y 1805, no encontrando ni la Bermeja, ni los Negrillos.

De Cevallos dice: "Esta isla que se sitúa en todas las cartas es de muy dudosa existencia, pues D. Miguel de Alderete y D. Andrés Valderrama (cartógrafos de la corona española) no pudieron verla".

Durante el siglo XIX y principios del XX, en todos los mapas oficiales de México aparece esta isla, así como en la Carta Etnográfica de México de 1864, publicada por el gobierno federal. También en el libro ‘Islas mexicanas’ editado por la Secretaría de Educación Pública, que en su página 110 la ubica a 22º 33′ latitud Norte, y a 91º 22′ Oeste.

En 1997, cuando México negociaba con Estados Unidos la delimitación de fronteras, -en la época de los presidentes Ernesto Zedillo y Bill Clinton-, la Secretaría de Marina envió un buque oceanográfico que en septiembre de ese año declaró no haber encontrado nada que hiciera referencia a la existencia de dicha isla.

Doce años después, -el 20 de marzo del 2009-, zarpó del puerto de Tuxpan, Veracruz, el buque oceanográfico Justo Sierra de la UNAM para realizar un estudio en la zona donde debiese encontrarse la isla.

Los resultados de los estudios realizados por este barco que cuenta con tecnología para investigación marina se publicaron en la Gaceta de la UNAM el 25 de junio del 2009 y concluyen que "no hay vestigios de una isla en el área estudiada".

Se explica también que: "en el punto de interés el mar tiene una profundidad de 1472 metros y se encuentra en un fondo plano" y que aunque "no descarta que los vestigios de la isla se encuentren en coordenadas distintas", si la isla hubiera existido su desaparición "sólo podría explicarse por un deslizamiento geológico" ocurrido en otros tiempos.

Hubo una segunda expedición realizada entre el 25 de mayo y el 1 de junio del 2009 por el buque Río Tuxpan, -de la Armada de México-, con la participación de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, recorriéndose 1500 Kms. y revisando los alrededores de la ubicación original para corroborar si la isla Bermeja existe aunque esté fuera de la zona. Sin embargo, parece ser que los resultados fueron negativos.

Por último TV Azteca financió una nueva búsqueda que se inició el 5 de junio de 2009.

De Puerto de Progreso, Yucatán, partió el buque Kalin Haa con varios investigadores a bordo y entre ellos el historiador y cartógrafo Michel Antochiw Kolpa, especializado en cartografía de la Península de Yucatán.

Este viaje documentado por el reportero Juan Francisco Rocha, -quien participó de la expedición y disponible en Youtube (http://info7.mx/noticiaCI.php?id=108002)-, tampoco ha arrojado resultados positivos.

Cuando empecé a redactar este texto las hipótesis me hacían suponer desde un fenómeno sismográfico como el sucedido en Japón, hasta un thriller, en el cual las empresas petroleras norteamericanas la hubiesen dinamitado para desaparecer este vestigio de propiedad territorial de México, para poder explotar a sus anchas las reservas petroleras que según información extraoficial pudiesen sumar los 22,000 millones de barriles.

Me siento desilusionado de que la gran historia que esperaba descubrir se convierta en la leyenda de la “Atlántida mexicana”.

Sin embargo, si este mito de la Isla Bermeja sirviese para despertar en el Congreso el interés por encontrar fórmulas de coinversión con empresas exitosas como Petrobrás, -que en boca del presidente Lula manifestó su interés en coinvertir con PEMEX-, la Isla Bermeja nos habrá dejado un gran beneficio.

Estereotipos populistas frenan en el Congreso la posibilidad de encontrar fórmulas de coinversión para explotación petrolera que de ningún modo signifiquen ni privatización petrolera, ni pérdida de soberanía, pues existen las fórmulas jurídicas para imponer candados que salvaguarden la propiedad de nuestro patrimonio, que de todos modos los mexicanos no usufructuamos pues su beneficiario ha sido un sindicato que desde siempre ha sangrado con total impunidad, las finanzas de PEMEX.

Los yacimientos petrolíferos que pueden sacar a PEMEX de una inminente bancarrota y a México traerle bonanza financiera hoy que Libia y muchas potencias petroleras del medio oriente están en crisis política, están a tan sólo a 100 millas al norte de Yucatán.

Lo único que nos impide ir a explotar esa riqueza que está al alcance de nuestras manos es la visión retrógrada de algunos actores políticos mexicanos.

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