lunes, 19 de octubre de 2009

Asturias se queda sin barcos

Fuente: El Comercio Digital

Asturias se queda sin flota pesquera. Entre los meses de mayo y octubre del año en curso han sido seis los buques que causaron baja en el censo de flota regional. Tres barcos -dos arrastreros y un palangrero de altura- fueron a desguace por cese definitivo de actividad, mientras que otros tantos -un arrastrero, un cerquero y un palangrero de altura- se vendieron para Cantabria y Galicia.
Hoy es noticia el arrastrero 'Siles' (3ª GI-6-1-92), que el pasado día 8 de octubre rindió última marea. Atrás quedan diecisiete años de actividad en las modalidades de 'baka' y pareja de uno de los primeros buques salidos de la grada de construcción dentro del plan de modernización de flota. Sucedió al veterano 'Socio'.
Botado en Astilleros Armón (Navia), entró en servicio en agosto de 1992. Tenía 26,5 metros de eslora, registro bruto de 121,96 toneladas y casco de acero. Su novedoso diseño supuso un salto adelante para el prestigioso astillero del occidente astur. En los últimos años armó a la pareja con el también rampero 'Valdés Vega', precisamente buque que le precedió en el cese de actividad -6 de mayo- y posterior desguace en La Coruña.
El sector pesquero vive tiempos difíciles y en el caso concreto de Asturias la realidad es aún más cruda. La flota de cerco se redujo en un cincuenta por ciento en los últimos cinco años; la de arrastre, que es la que suma mayor registro en cuanto a tonelaje y potencia de máquina, eleva el dato hasta el sesenta. La que faena con artes de palangre y malla fija en los calderos comunitarios -dieciocho buques entre mayores y menores de 100 TRB- mantiene el tipo, si bien ya se otea un horizonte complicado. En junio fue a desguace por cese de actividad -no será sustituido por nueva construcción- el palangrero 'Nuevo Arminche'. Otro, el 'Nuevo San Juan', uno de los de mayor porte, se vendió para Galicia.
La ausencia de relevo generacional y la falta de mano de obra cualificada son factores que, junto con el agotamiento del recurso pesquero y los costes de explotación, con el gasóleo a la cabeza, justifican el retroceso del sector extractivo.
Retroceso general en la cornisa cantábrica y Galicia, pero que en el caso concreto de Asturias es aún más grave. La baja de seis buques modernos, tecnológicamente avanzados, construidos en astilleros de Navia, San Esteban de Pravia y Avilés, se contempla como un dato muy negativo para el conjunto regional, y aún más en el particular de Avilés. La flota de arrastre, resumida hoy a seis buques (dos faenan en la modalidad de 'baka' y cuatro arman a pareja, si bien una de estas puede alternar el lance) es a todas luces insuficiente para las necesidades de lonja. El arrastre, por la variedad de capturas, es referencia de actividad en la cancha de subastas de la rula. Pero seis barcos en Avilés y ninguno en Gijón ni alientan, ni aseguran el futuro.
Si de la de cerco hablamos, hay que valorar el dato: quedan cuatro barcos. El último que se vendió, el 'Nuevo Brisas', de Lastres, que se fue a Cariño. Pocos para una pesquería tan importante como es la que se genera a través de la red comercial de sardina y demás especies asociadas.
Palangre de fondo y malla
Por lo que respecta a la de palangre de fondo y malla fija (volanta), flota que desarrolla actividad bajo los parámetros que imponen las cuotas de capturas (merluza y pescadilla) en aguas del caladero comunitario del cantil de Francia y Gran Sol, merece capítulo aparte. Flota cien por cien asturiana en referencia, tramitación administrativa y construcción, y que en su mayor parte subasta habitualmente en puertos gallegos. Algo pasa. Alguien debería tomar la palabra y aclarar lo que realmente sucede con estos dieciocho barcos.
Por último, la artesanal y artes menores, que faena en el caladero litoral, mantiene el tipo, pero tampoco vive al margen de la incertidumbre de un sector que ve como tiene que recurrir a los emigrantes para completar dotaciones con que hacerse a la mar. Sin relevo generacional no hay futuro. Perder seis barcos en poco más de cinco meses es mucho perder. Y hay quienes afirman que sólo es el principio.

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