miércoles, 8 de julio de 2009

El optimismo de la industria naviera aumentó una décima

Fuente: Nuestromar
La industria marítima despliega un abanico de medidas para enfrentar la crisis que la hacen única en el universo económico.

El tablero táctico de servicios se reestructura y está más dinámica que nunca la tarea de revisión rentística de las rutas. Surgen nuevas alianzas y otras se evaporan. Se reduce con ejercicios malabarísticos la velocidad de tránsito para tratar de no resignar calidad en los servicios o en las escalas. Se dejan barcos en stand by. Y si el flujo financiero así lo obliga, y la demanda no da señales de recuperación, se los quita de la oferta de manera más drástica, desguazándolos.

Pero que tenga más recursos paliativos no hace a la industria armatorial menos vulnerable a la crisis.

El último reporte que mide la confianza de los máximos representantes de la industria, elaborado por la unidad naviera de la consultora británica Moore Stephens, señala que las expectativas del sector mejoraron, en una escala de 1 a 10, de 5,4 registrado en febrero a 5,5 el mes último. La fuerza del deseo debe de haber impulsado ese pseudo avance.

La encuesta, abierta a comentarios, mostró el pulso de los tomadores de decisión. "El volumen de trabajo es el mismo, pero los pagos están retrasados, y eso nos está matando", se sinceró uno. "El mercado naviero seguirá estable hasta septiembre, cuando comenzará a mejorar lentamente", deseó otro.

Un triste denominador común: "La cantidad de órdenes de construcción es un problema serio". Otro concluyó, de manera lapidaria: "Todavía no se reveló totalmente la cantidad de deuda tóxica detrás de las nuevas órdenes de construcción".

LA NACION

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