jueves, 7 de mayo de 2009

¿Llueve sobre mojado?

Fuente: Excelsior
Cuenta corriente
Alicia Salgado
¿Llueve sobre mojado?

Hasta el viernes pasado se había caído el índice de ocupación de la aviación comercial (considere a cinco “viables”) en 35 por ciento.
Antes del 23 de abril el índice de ocupación rondaba 65 por ciento.

Si es verdad que le está lloviendo sobre mojado a la economía mexicana, como ironizó el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, no sólo habrá que regalarle un jalador de agua sino exprimir bien las jergas, pues el mayor peligro que enfrenta el programa es inducir al resbalón, lo que puede ocurrir sobre dos bases: un diagnóstico apresurado y falta de disposición a escuchar a los dos grupos de afectados, uno por la crisis y otro por la infuenza.

Un ejemplo es la industria aérea. Le comentaba que hasta el viernes pasado se había caído el índice de ocupación de la aviación comercial (considere a cinco “viables”) en 35 por ciento, pero si le preguntan a los cinco grupos aéreos de aviación comercial de la Canaero, que preside Javier Christlieb Morales, sin duda le responderá que ese factor se elevó al 40 por ciento.

Empero, el tema empeora si toma en cuenta que antes del 23 de abril el índice de ocupación rondaba 65 por ciento (no sume Aviacsa, de Eduardo Morales, que trae oxígeno judicial para sobrevivir porque sigue sin pagar el Seneam; en consecuencia, le graniza sobre mojado y resbalado), aun considerando la capacidad que han estado reduciendo sobre todo Mexicana, que dirige Manuel Borja, y Aeroméxico, que encabeza Andrés Conesa.

Dado el impacto conocido y esperado, resultó inquietante para estas aerolíneas lo que anunció el secretario Carstens respecto al apoyo en garantías crediticias hasta por 3 mil millones de pesos que pondrá sobre la mesa Bancomext, que dirige Héctor Rangel, pues además de que la línea de garantías es pequeñita para el tamaño de las necesidades de financiamiento de estas aerolíneas, el que se sujete a que “se observe un ajuste estructural en el sector que le de viabilidad de largo plazo”, hace poco viable y muy resbalable la intención Ejecutiva.

El propio secretario reconoce que las medidas de apoyo que involucran los 27 mil 400 millones de pesos en subsidios y créditos potenciales, no tienen el objeto de contener el efecto de la contracción económica y por tanto aplica el criterio al deterioro financiero y operacional previo a la influenza que acusaban las empresas aéreas.

Por eso parece poco congruente que lo poco que se ponga sobre la mesa se sujete a “cambios estructurales” que ignoramos quién pretende dictar.

Ayer por la tarde hubo una reunión en la Secretaría de Hacienda en la que se explicó la intención, pero como era de suponerse, las medidas son bienvenidas, pero parecen ser un trapo mojado para la inundación.

Respecto a los temas estructurales. Si de verdad el secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas tiene un plan (dicen que aprende rápido pero sigue aprendiendo), obviamente debería comenzar por diseñar una auténtica política aeronáutica, no pedirle a las aerolíneas en estos momentos que hagan más malabares, pero si deciden que la consolidación es la vía… pues entonces, de una vez por todas, autorícenla.

Lo que verdaderamente tienen que preguntarse en Hacienda, Transporte y Turismo es cómo las apoyan para que recuperen tráfico en la temporada de verano, ya que si no lo hacen, se sumarán a las 40 aerolíneas que quebraron el año pasado. ¡Escúchenlas, saben cómo trapear!

De Fondos a Fondo

Por cierto y hablando de los Apoyos Económicos Emergentes, le cuento que un equipo coordinado por Luis Robles, presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos de México, en coordinación con Nafin, de Héctor Rangel, y la CNBV, que preside Guillermo Babatz, trabajan a paso veloz para que el lunes se den a conocer las acciones que permitan a los acreditados de los sectores turístico, espectáculos, entretenimiento y de restaurantes, así como sus proveedores, puedan cumplir con sus compromisos crediticios sin que se clasifiquen como cartera vencida.

Se aplicará un esquema parecido al de una contingencia por inundación o afectación por sismo, pero a diferencia de éstas, como no hay daño en la infraestructura y tampoco se puede identificar una región específica como la afectada (sólo DF, Estado de México, Cuernavaca y la ciudad de San Luis Potosí), se apoyará la extensión en el pago de adeudos por el periodo de tiempo en que la disminución en la demanda de sus bienes y servicios sea significativa. Los banqueros están poniendo todo el cuidado porque no quieren generar falsas expectativas e inducir conductas de no pago.

En la Asociación de Terminales y Operadores Portuarios (ATOP), todo está preparado para el relevo de Arturo López Riestra en la presidencia. Se comenta que lo sustituirá Jesús Alberto Lara, que dirige la Operadora de la Cuenca del Pacífico (OCUPA), una compañía maniobrista de carga general en el Puerto de Manzanillo, que forma parte de la Corporación Integral de Comercio Exterior (CICE), que dirige Leoncio Pérez, una terminal maniobrista de carga general basada en Veracruz y que controla cerca de 12% de los contenedores que llegan a ese puerto.

Se espera que en la reunión mensual del mes —de finales de mayo—, la ATOP, que agrupa a unas 220 terminales portuarias, sea confirmada y para ello ya corrieron los cabildeos y los se emitieron los beneplácitos correspondientes.

Alberto Lara es ingeniero civil y dirige OCUPA casi desde que nació la empresa, poco después de la privatización del sistema portuario en 1994 y le corresponderá impulsar la reforma de la Ley de Puertos que desean en el sector, a fin de que las concesiones portuarias puedan renovarse por un periodo equivalente al otorgado tras cumplir su periodo que es en promedio de 20 años.

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