Fuente: La Nación
El incremento de la demanda de combustibles en el país generó otra necesidad que pronto se convirtió en problema: conseguir logística para la importación de esos productos. Ante esto, el Grupo Copetrol exploró la posibilidad de adquirir su propia barcaza, pero se encontró con otro inconveniente, que los astilleros tenían comprometidos trabajos hasta para los próximos tres años.
El director gerente de Copetrol, Blas Zapag, explicó que dicha situación les ha llevado a embarcarse en un nuevo desafío: la construcción de un astillero propio, el cual se denominará AZ, en honor a su padre y fundador del grupo empresarial, Abraham Zapag.
“Estamos trabajando en el montaje de un astillero en la zona del Club Mbiguá y hemos contratado una empresa que nos va a comenzar a fabricar las barcazas”, reveló, agregando que el objetivo es fabricar dos barcazas por año, pero como todos los cronogramas son mentirosos, cree que llegarán a sacar uno por año. “Es un comienzo, esto es un granito en un gran arenal, pero tenemos que empezar a hacer algo porque no hay forma, porque si no crecemos en logística cada día vamos a pasar peor”, acotó.
Comentó que el astillero está en etapa de carga: “son miles de metros cúbicos de arena que se cargaron con sistemas de dragas”, y ahora se están terminando las plataformas de cemento donde se construirán los módulos y se están poniendo los guinches.
EN NOVIEMBRE
El ejecutivo de Copetrol cree que dentro de este año, en noviembre aproximadamente, tendría que comenzar ya la fabricación de la primera barcaza. La firma que se encargará de la construcción de las barcazas está constituida por un grupo que se desmembró del Consorcio de Ingeniería Electromecánica (CIE), que tiene los conocimientos técnicos.
“Estamos con mucho compromiso y no es porque hubo cambio de gobierno, porque está (Fernando) Lugo como presidente, no miramos ese aspecto, sino la parte social, que es un compromiso de la empresa. Estamos en buen camino; Dios quiera que las condiciones de garantías se den, a pesar de que por primera vez tenemos problemas con nuestro proyecto en Amambay, donde ingresaron 150 familias en nuestro predio, tenemos orden de desalojo, no la vamos ejecutar, estamos hablando con la gente diciéndoles que habrá un trabajo grande y que en vez de molestarnos nos ayuden. Pero, eso no nos saca nada el entusiasmo que tenemos”, destacó.
En cuanto a la inversión, si bien no dio cifras, dijo que era importante y alegó que como todas las cosas, aprovechan los buenos momentos para adquirir lo necesario. “Por ejemplo, hoy la tonelada de chapa está en torno a 1.600 dólares y como veníamos pensando desde hace dos años en este proyecto, adquirimos en poco más de 500 dólares la tonelada”. Cree que el proyecto va a crear 150 nuevos empleos.
Liberación impositiva a embarcaciones
Recientemente apareció en el Parlamento un proyecto, finalmente rechazado por los diputados, que proponía la liberación de impuestos a la importación y comercialización de aeronaves y de embarcaciones de más de 10 toneladas, lo que iba incluir también a las barcazas, cuya escasez se hizo notoria en el país con las últimas crisis de abastecimiento de combustible y falta de bodega para la exportación de granos, principalmente la soja.
La inclusión de los aviones, cuyo ingreso al país ya está libre de gastos aduaneros, respondía a una intención de alentar el desarrollo del sector aeronáutico en el país, pero finalmente se convirtió en un proyecto polémico y hace dos semanas fue dejado de lado en la Cámara Baja.