Pablo Morosi
Corresponsal en La Plata
LA PLATA.- Desde hace casi cuatro meses, 14 marinos -12 filipinos, un indonesio y un letón- subsisten en un barco carguero de bandera liberiana, fondeado a unos 5 kilómetros del puerto local, en medio del Río de La Plata.
Los alimentos, el agua potable y el combustible con el que se alimenta toda la energía a bordo se terminaron hace tres semanas. Desde entonces, la tripulación recibe la asistencia de Apostolado del Mar, una red católica internacional, encargada de socorrer a navegantes en problemas, de la filial platense de Cáritas y de las representaciones diplomáticas de los lugares de origen del barco y de su dotación.
La firma griega Harmony Navigation, dueña del buque en cuestión, Simphony I, de 173 metros de eslora, dejó a su suerte la embarcación luego de haber perdido, a principios de septiembre pasado, un juicio millonario con una entidad financiera, según informó el cónsul de Liberia, Gerardo Bernstein. La empresa naviera perdió a su agente local por falta de pagos y enfrenta en el país cuatro juicios por incumplimientos con clientes y con proveedores, por lo cual la Justicia dispuso el embargo y la interdicción de la nave.
Hasta el momento, Bernstein, que se puso al frente de la situación como representante del país de la bandera que lleva el carguero, logró repatriar a 17 marineros y busca ahora, junto con funcionarios de Migraciones y de la Prefectura Naval, alguna solución para el resto, que debe permanecer en el barco para dar cumplimiento a reglamentaciones navieras que obligan a mantener una dotación mínima para poder operar el buque mientras no se encuentre en un muelle.
Mientras el Simphony I, que se dirigía a buscar un cargamento de aceite de soja en el puerto santafecino de San Lorenzo, permanece en la denominada "zona de espera" de la rada del puerto de La Plata, algunos de los tripulantes empezaron por estas horas a sufrir las consecuencias del mal trance que, según los registros de la Prefectura de Ensenada, comenzó el 16 de septiembre pasado.
Ayer, un médico tuvo que asistir a uno de los marinos. En cualquier momento, los tripulantes pueden exigir ser evacuados del barco. Hasta ahora esto no ocurrió, según informaron las diversas fuentes consultadas.
Malas condiciones de vida
"Es una situación muy complicada y se necesita ayuda cuanto antes", dijo el cura José Juan Cervantes, representante de Apostolado del Mar, que visitó el buque en dos ocasiones.
Arvin De León, cónsul filipino en el país, dijo a LA NACION: "Ya enviamos dos cargamentos con alimentos, pero se nos está haciendo demasiado costoso y ellos se están quedando sin provisiones".
"Esos muchachos están en muy malas condiciones, muy desalentados. Nosotros ya les hemos enviado 540 litros de agua mineral", contó, por su parte, monseñor Néstor Vidal, delegado del Arzobispado de La Plata en Cáritas y de la Pastoral Social.
El inspector del Centro de Capitanes de Ultramar, Rodolfo Vidal, explicó que se trata de un "barco con bandera de conveniencia", que utiliza tripulación y bandera de diferente nacionalidad de la de su propietario.
La Federación Internacional de Trabajadores de Transporte (ITF), a la que pertenece Vidal, ha denunciado en distintos foros internacionales este tipo de prácticas utilizadas para evadir impuestos y controles.
Según Vidal, el Simphony I sufrió una situación similar en julio pasado, en el puerto mexicano de Manzanillo.
Anoche, en la Cancillería se informó a LA NACION que no tenían conocimiento del caso y que, por ende, no intervino esa representación. El titular de la Prefectura de Ensenada, prefecto mayor Mario Ramos, explicó que "el país de la bandera del barco es responsable de atender y resolver la situación del barco y de su gente. Si se resuelve bajar a estos tripulantes, se deberá resolver antes cómo reemplazarlos".
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