lunes, 15 de diciembre de 2008

Barcos fantasmas en los puertos europeos

Fuente: El Confidencial
Los buques fantasmas comienzan a aparecer en los puertos europeos debido a la crisis. Génova, la segunda escala del Mediterráneo por tráfico después de Marsella, cuenta desde hace unas semanas con un gran mercante abandonado cuyos tripulantes se han atrincherado a la espera que recibir los salarios que les deben. La historia del Italroro 3, perteneciente a una naviera italiana que ha quebrado dejando otros barcos abandonados en Mesina y Tolón, no es más que el preludio de la situación que espera en los próximos meses. La Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (Itf), ya ha lanzado la alarma: en el futuro inmediato decenas de embarcaciones serán abandonas y sus marineros quedarán en el desamparo absoluto: sin trabajo, con mensualidades por cobrar y, en muchas ocasiones, a miles de kilómetros de sus casas.

“No nos queda casi dinero para cubrir nuestras necesidades. Como responsable de la tripulación, la ley me confiere poder para vender incluso partes de la nave si es necesario para garantizar el sustento y la seguridad de las personas que estamos a bordo”, confesó a la prensa italiana Alfonso Auria, comandante del Italroro 3. Auria y los cinco marineros que sobreviven en el mercante anclado en el puerto de Génova llevan meses sin cobrar, pero no se moverán hasta que el barco sea vendido y puedan así recibir lo que se les adeuda. Entretanto, malviven como pueden, sin poder permitirse ni si quiera encender la calefacción que mitigue el frío que estos días azota Italia.

El Italroro 3 es, de momento, el único buque fantasma en el puerto de Génova. Se espera que en los próximos meses otros mercantes sean abandonados junto a sus marineros, quienes les harán compañía al comandante Auria y a sus hombres. Danilo Cabona, portavoz de la Autoridad Portuaria de Génova, indica a El Confidencial que este año se ha registrado una disminución del tráfico del 4% respecto a 2007. Este decrecimiento se traduce en 80.000 contenedores que han dejado de pasar por los muelles genoveses.

“La reducción se debe especialmente al menor flujo de mercantes procedentes de Extremo Oriente, sobre todo de China. Las naves que arriban, además, son ahora más pequeñas. Ya no se ven los gigantescos buques que antes llegaban al puerto. También se nota una bajada de entre el 7 y el 8 por ciento en el desembarco de materias primas provenientes de todo el mundo. Éstas son utilizadas principalmente por el sector industrial italiano, que está volcado en la exportación. Debido a la crisis, las fábricas producen menos por lo que han reducido las importaciones y eso acaba notándose en los puertos”. Con pocas palabras, Cabona ilustra un cuadro a gran escala de los problemas de la economía mundial.

En Génova, la disminución del tráfico se va a aprovechar para impulsar un plan de modernización de las instalaciones portuarias. Se prevé una inversión de 500 millones de euros, que serán gastados principalmente en la construcción de un sistema de ferrocarril en el complejo y en el dragado de todo lo puerto. Con estas medidas se prevé reimpulsar la escala genovesa y dotarla de capacidad para recibir naves de cualquier tamaño. “Es un buen momento para reformarnos y adaptarnos al futuro. Trabajaremos tanto en el agua como en la tierra con el objetivo de que Génova siga siendo uno de los principales puertos de Europa”, explica Cabona. Ajenos a estos planes de desarrollo, la tripulación del Italroro 3 espera que las negociaciones entre su naviera y unos posibles compradores fructifiquen. Si hay fortuna, dejarán el puerto de Génova y podrán pasar las Navidades en casa. Si la situación se enquista, corren el riesgo de correr la suerte de los 8 marineros del Kawkab, quienes estuvieron encerrados en su barco desde 2001 a 2004 en el puerto veneciano de Marghera en espera de que les pagaran.

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