Fuente: Nuestromar
(FNM) Un científico de la Universidad de Edimburgo (Gran Bretaña), ha concebido una nueva arma para combatir el calentamiento global: una flota de 1.500 barcos a vela no tripulados creando una estela que emblanquece las nubes para reflejar mejor el calor proveniente del Sol.
El concepto implica buques - propulsados por una tecnología de “velas rotantes” - que podrían patrullar áreas seleccionadas del océano, rociando diminutas gotas de agua de mar en el interior de las nubes existentes. Las gotitas incrementan la superficie y de ese modo emblanquecen las nubes, aumentando la radiación devuelta al espacio, y compensando el calentamiento causado por la utilización de combustibles fósiles.
“Lo atractivo del sistema es que funciona con viento y agua de mar”, dijo Stephen Salter, autor de un trabajo publicado el lunes en la revista científica Royal Society's Philosophical Transactions. “Se puede aplicar el efecto localmente, para enfriar el Ártico o las zonas marítimas que rodean arrecifes de coral. Esto daría un completo control. Podríamos incluso retrotraernos hacia una pequeña edad de hielo. Los efectos pueden incrementarse o suavizarse, o suprimirse completamente si algo inesperado sucediera”.
Las embarcaciones serán propulsadas por el viento, usando la fuerza rotacional aerodinámica, que no ha sido aprovechada en buques durante 80 años. El “efecto Magnus” fue observado por primera vez por Sir Isaac Newton, mientras observaba a los jugadores de tennis utilizando el “spin” para cambiar la trayectoria de sus tiros.
En 1926, un buque a rotor diseñado por Anton Flettner cruzó el Atlántico, pero la tecnología se desvaneció en medio de la Gran Depresión.
Los materiales modernos y el alto costo del petróleo han revivido la idea: hace pocos días, la empresa alemana de energía Enercon, botó un primer buque de carga propulsado con rotores.
“Nuestra principal razón para utilizar estos rotores es que son amigables con las computadoras”, señaló el Dr Salter. “Los buques a vela han evolucionado tradicionalmente para ser navegados por humanos. Es mucho más fácil hacer navegar un sistema Flettner. Todo lo que se necesita es calibrar y ajustar la velocidad del rotor. Si usted revierte el spin, simplemente saldrá navegando en reversa”.
El sistema provee una potencia sorprendente. Las embarcaciones navegarán a una velocidad moderada (8 nudos) mientras se encuentren rociando, pero para trasladarlas a otras áreas, o para alejarse de una zona de mal tiempo, pueden teóricamente desarrollar hasta 24 nudos, una velocidad alta aún para veleros de competición. Un motor diesel de reserva puede también ayudar a traer con seguridad a puerto a los barcos, que tendrán un costo de entre uno y dos millones de libras esterlinas cada uno.
Propulsores del tipo de turbinas instalados en el agua bajo el barco, impulsan los rotores y el generador de rocío. El agua de mar es filtrada antes de ser forzada a través de un disco de 6 pulgadas de diámetro, perforado con más de mil millones de orificios, para producir una fina nube de gotas de menos de un micrón de ancho. Estos núcleos de condensación de nubes, son entonces expelidos a la atmósfera, a través de un ventilador instalado dentro de los cilindros del rotor.
Los barcos – de 300 toneladas – serán guiados desde una central de control de tráfico. “Los lugares más aptos para ser rociados, son aquellos en los que haya mucha luz solar para poder reflejar, en los que soplen vientos firmes aunque no extremos, y en los que sea baja la densidad de tráfico y de témpanos”, explicó Salter. Hollín, polvo o polución en el aire actúan como núcleos, y para que estos barcos puedan hacer la diferencia necesitan operar fuera de tales condiciones. La áreas marinas frente a las costas de California, Namibia y Perú muestra buenas perspectivas para todo el año, mientras que las de los Océanos Australes serán claves durante el verano antártico.
Un trabajo relacionado – publicado en la misma edición de la revista de la Royal Society – muestra que el cambio en el brillo de las nubes sobre el mar podrían enfriar el planeta lo suficiente como para compensar el doble del dióxido de carbono de origen antrópico producido desde la revolución industrial hasta nuestros días. Una reducción de sólo 3.7 watts por metro cuadrado – menos del 1.1% de los 340 watts de calor por metro cuadrado que el Sol provee en promedio – mantendría la temperatura global estable hasta el 2050.
El Dr Salter estima que serán necesarios 20 millones de libras esterlinas para poner la ciencia y tecnología al punto necesario para poder comenzar a construir los barcos. Una vez que estén en el agua, podrán ampliar su función, sirviendo como laboratorios científicos, para recolectar información meteorológica sobre las acciones de los aerosoles, determinaciones de salinidad del agua, mediciones de plankton y de acidez.
“Los barcos también estarán provistos con mantas y agua dulce”, agregó el Dr Salter. Si se los articula con los servicios de emergencia marítima, los buques generadores de nubes podrían venir al rescate de marinos en apuros, y no sólo del planeta”.
Por Frank Pope
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