Fuente: Excelsior
El gobierno estima que los yacimientos bajo aguas profundas del Golfo de México podrían albergar hasta 30 mil millones de barriles de petróleo; no obstante, empresas trasnacionales como Exxon y Shell perciben un enorme riesgo sobre estos pozos: hay 90% de probabilidades de que estén secos.
Información proporcionada por estas grandes empresas petroleras privadas a asesores de las comisiones de Energía y Hacienda del Senado de la República establece que los estudios geológicos muestran vastas acumulaciones de sales en el Golfo de México, lo cual es indicio de que existe potencial petrolero, pero no hay seguridad de que los pozos sean buenos.
Advierten también que todos los equipos de explotación y perforación en aguas profundas que poseen estas dos empresas, así como Petrobras y Estatoil, ya están ocupados para los próximos dos años; es decir, si México pacta ahora con alguna de las cuatro grandes empresas de la explotación en aguas profundas para buscar petróleo en mar nacional deberá esperar hasta el año 2010 para disponer de alguno de los equipos.
Incluso, a partir de este año, Petrobras acaparó prácticamente todas las compañías especializadas en servicios para la explotación en aguas profundas, porque está decidida a incursionar en los grandes yacimientos localizados en su territorio marítimo.
La renta de barcos y equipo especializado para incursionar en aguas profundas costó este año, en promedio, 600 mil dólares por día; además, el costo de exploración de cada pozo es de 150 millones de dólares; la inversión para cada pozo productivo es de mil 500 millones de dólares y se requieren al menos seis años para colocar la tecnología que permita la explotación.
Estos datos, proporcionados a asesores en el Senado, implican que Petróleos Mexicanos requiere de al menos mil 296 millones de dólares sólo para cubrir el alquiler del equipo que usan las grandes petroleras, públicas y privadas, para explorar en aguas profundas.
Desde la perspectiva de estas potencias petroleras, un complejo en aguas profundas requiere de una producción mínima de mil millones de barriles para que sea rentable, pues la inversión es millonaria; por ello, ninguna empresa pública o privada entra sola en aguas profundas.
Esta información coincide con los datos difundidos la segunda semana de mayo en San Diego, California, donde a convocatoria del ex embajador Jeffrey Davidow se reunieron en La Jolla representantes de diversas petroleras para analizar el futuro del mercado, principalmente en América Latina.
Ahí se conoció, por ejemplo, que naciones sin un potencial petrolero tan grande como el mexicano, entre ellas Colombia y Perú, han pactado con las empresas líderes en aguas profundas para participar del beneficio económico que implicará la explotación del petróleo en aguas profundas del Golfo de México.
Excélsior estuvo presente en esa reunión internacional, antecedida por un taller impartido por el Instituto de las Américas, de la Universidad de California en San Diego, sobre Geopolíticas de Energía en América Latina, en el cual también participó este diario, en el que los expertos participantes coincidieron en que el fin de la riqueza petrolera en Cantarell es una realidad, no una estrategia gubernamental para allanar el camino a la reforma de Pemex.
En ambos foros, los representantes de las petroleras privadas y públicas, como Olivier Lazare, vicepresidente de Shell, y Matthew Rogers, director de la consultora mundial McKinsey & Company, advirtieron de que ninguna empresa por sí sola puede incursionar en aguas profundas, porque no es rentable; requiere forzosamente de la asociación.
Hasta el momento, los principales países productores de petróleo en aguas profundas son Brasil, Nigeria, Estados Unidos, Angola, Egipto, Gran Bretaña, Noruega, India, Filipinas y Guinea Ecuatorial.
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