Fuente: La Jornada
Víctor Cardoso (Enviado)
Veracruz, Ver., 26 de mayo. A lo largo de 13.5 kilómetros de la costa de este puerto, hacia el norte del litoral, se abre al comercio internacional la puerta más grande del país: la ampliación “natural” del recinto portuario, 300 hectáreas (que podrán aumentarse a mil con terrenos ganados al mar) por donde cruzará en unos meses al menos una tercera parte del movimiento de mercancías que entra y sale del país por vía marítima.
A lo largo de los últimos seis años, con recursos propios y de concesionarios privados, la Administración Portuaria Integral (API) de Veracruz ha canalizado más de 2 mil 311 millones de dólares para la ampliación de la terminal marítima, de los cuales 55 millones de dólares se han traspasado en el financiamiento de obras para equipamiento urbano del municipio y el desarrollo de una reserva ecológica de 52 hectáreas para la preservar especies vegetales y animales endémicas, reveló el director del organismo, Jorge González Olivieri.
Lejos de la actividad portuaria quedó la labor de carga y descarga de mercancías realizada por los cuijes, que desaparecieron de la escena tras la expropiación de 1992. Hoy sólo hay un acceso al recinto portuario, a 13.5 kilómetros del punto original donde se instaló el primer puerto comercial. Es un acceso exclusivo para transporte de carga, confinado en sus cuatro carriles, que corre paralelo a una vía de tren a punto de terminarse para evitar el trasiego de carros, góndolas, contenedores, graneles agrícolas y minerales, automóviles y una infinidad de mercancías en la zona céntrica de la ciudad, donde operó también la primera aduana mexicana.
De acuerdo con el subgerente de desarrollo portuario de la API, Javier Tovar Jácome, la ampliación del puerto está concebida como una forma de mejorar, agilizar y aumentar el manejo de mercancías, que de 39.5 millones de toneladas registradas en la actualidad, llegarán a más de 118 millones de toneladas, una vez concluido el proyecto.
Para la inspección aduanal se instaló un enorme arco de rayos gama, que permite revisar los contenedores sellados, interior de vehículos o cajas, y contará también con equipos de rayos x, detectores de drogas y armas y control de accesos automáticos. Pero esa revisión, aclara, “es responsabilidad del sistema aduanal; no debe confundirse con la responsabilidad de la API que es la ampliación del puerto, la construcción de muelles, patios, bodegas, en síntesis, la eficiencia en el manejo de las mercancías, lo mismo que las obras de ampliación y hasta la preservación ecológica”.
Este último punto es uno de los que más parece despertar el orgullo de los administradores, pero también es un conflicto, pues los de la API están obligados a mantener una tasa de retorno (rentabilidad de las inversiones) de casi 19.5 por ciento, y el “grupo ecologista”, que busca la conservación del entorno en la Unidad de Manejo Ambiental .
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