viernes, 14 de marzo de 2008

Barcos con bandera argentina

Fuente: Pagina 12
Por Diego Schurman

Los dueños de barcos no podrán registrar más sus flotas en países con legislaciones más flexibles. Así lo dispuso ayer el Gobierno al derogar un decreto de Carlos Menem que permitía a los buques argentinos pasarse a “banderas de conveniencia” para abaratar sus costos. La medida fue anunciada con todas las pompas por Néstor Kirchner y aplaudida por trabajadores del sector, que se movilizaron a Plaza de Mayo para agradecer al Presidente.
El decreto dado de baja es el 1772/91, rubricado por el entonces ministro de Trabajo Rodolfo “Chango” Díaz. La flexibilización se justificó entonces con argumentos tradicionales de la década menemista: la necesidad de desregular el sector para bajar los costos empresarios.
Los armadores argentinos, como se denominan a los dueños de los barcos, no dudaron entonces en adherirse a normas de países con regímenes más permisivos, con menos derechos laborales, como los de Liberia y Panamá. Además de pagar salarios más baratos no aportaban a la seguridad social ni al fisco. Llevado al extremo podían, incluso, matricular la flota en el pabellón nigeriano, un país que permite el azote corporal.
En aquel momento, el sindicalismo estaba dividido en dos: la CGT-Saúl Ubaldini y la CGT-Güerino Andreoni. La primera repudió el decreto menemista. La segunda no sólo no elevó la voz sino que algunos de sus integrantes aportaron letra para la redacción de la normativa. Ayer, cuando Kirch-ner anunció su derogación lo hizo delante de una CGT unificada. Esta vez todos aplaudieron.
El Presidente dio a conocer la medida como parte de la “reactivación de la marina mercante e industria naval”, acompañado de un informe que retrataba el triste derrotero del sector desde la firma del decreto menemista. ¿Algunos ejemplos?
u En 1991, la flota nacional contaba con 149 unidades mientras que en el 2002 descendió a 70.
u En 1990 el volumen de fletes y seguros era de 2545 millones de dólares, de los cuales 900 millones corresponden a bandera argentina, mientras que en 2004 el volumen es de 3600 millones, de los cuales ya a fines de 2002 sólo 40 millones corresponden a bandera argentina.
Estos y otros datos dieron impulso a Kirchner para que, durante el acto realizado en el Salón Blanco de Casa de Gobierno, arremetiera contra la política de los ’90, a la que calificó de “entrega y desnacionalización”. También lanzó pestes contra los “voceros” de esa década, aunque evitó nombrarlos.
“Estamos dando uno de los pasos más trascendentes para terminar con un decreto que avergonzó por tantos años a los argentinos. Estamos dando uno de los pasos más trascendentes en procura de construir un proyecto nacional que definitivamente recupere la identidad perdida, la equidad y la inclusión social”, consignó el mandatario.
La algarabía se percibió en los rostros de Marcos Castro y Horacio Martínez, titulares del Centro de Capitanes de Ultramar y de la Federación de la Industria Naval Argentina. “Con el decreto 1772/91 se provocó casi la pérdida de la soberanía en el sector y la destrucción de la flota estatal de Yacimientos Carboníferos Fiscales, Yacimientos Petrolíferos Fiscales y de la Empresa Líneas Marítimas Argentinas”, consideró Castro. Y si bien el cambio puede “encarecer” los costos empresarios, consideró que es el “costo entre ser trucho o ser oficializado”.
Fiel a su estilo, apenas terminó el acto Kirchner bajó las escaleras, atravesó el Salón de los Bustos rumbo a la explanada y comenzó a saludar a decenas de obreros marítimos que se habían concentrado en la Plaza de Mayo. La convocatoria para vivar al Presidente corrió por cuenta de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). Esta semana, esa entidad recuperó espacio en los medios: fue cuando el Gobierno, en un acto que presidió el ministro de Trabajo, Carlos Tomada,le levantó la suspensión de la personería gremial dispuesta por la última dictadura militar.
La CATT la preside el titular de la Unión Tranviaria Automotor, Juan Manuel Palacios. Pero la integran todos los gremios del transporte aéreo, marítimo y terrestre, incluso el de los camioneros de Hugo Moyano, miembro de la conducción tripartita de la CGT y uno de los sindicalistas que esta semana hizo record de visitas a la Casa Rosada.

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