La elevada actividad de la construcción naval en la Ría del Ibaizabal y la fuerte presencia de navieras son el eje del libro «Un siglo con la Marina Mercante (1895-1995)», presentado esta semana en el Museo Marítimo de Bilbo. De aquello ya queda poco.
Fuente: Gara
Juanjo BASTERRA
Es difícil no tropezar con el recuerdo de la Ría del Ibaizabal plagada de barcos, unos en construcción y otros moviendo mercan-cías de un lado a otro. Sin embargo, ya no es lo que era, porque sólo quedan unos pocos astilleros -La Naval, Murueta y Zamakona, entre los más importantes- y tan sólo un puñado de compañías navieras vascas, a pesar de que el tráfico portuario está en alza. Esta fotografía de la realidad actual poco tiene que ver con la actividad que reunió apenas diez kilómetros de ría hasta los años ochenta. Luis María del Busto y Mandaluniz, capitán de barco durante veintiséis años, ha recopilado las fotografías y las historias de 3.165 barcos mercantes. Una tercera parte son buques construidos en esos astilleros que hubo en la Ría o pertenecientes a las 245 compañías navieras vascas que se movían por esas aguas. Una actividad inmensa, que poco tiene que ver con su actual declive industrial. El Museo Marítimo de Bilbo ha publicado el primero de los tres tomos que Del Busto y Mandaluniz ha recopilado bajo el título genérico de «Un siglo con la Marina Mercante (1895-1995)». Son más de 700 páginas y tiene un peso de dos kilos y medio. Es la historia de la actividad mercante vasca.
Mercantes vascos
José Angel Corres, presidente de la Autoridad Portuaria de Bilbao, señaló que «la mayor parte de la marina mercante estaba bajo pabellón vasco o del Cantábrico» y afirmó que «esa preponderancia» se ha trasladado «donde el poder económico y el político mandaron». Gorka Martínez, de BBK, señaló en la presentación del primer volumen que «es un homenaje a los hombres y mujeres que hicieron que Bizkaia sea lo que es debido al trabajo duro y constante». Patxi Garay, presidente de la Asociación de capitanes de la Marina Mercante y del museo, recordó que «el 50% de la marina mercante del Estado español tenía su origen en Bizkaia y concentraba una elevada actividad».
La realidad es que, como recoge el libro, después de la Primera Guerra Mundial la actividad del transporte de mercancías por mar tiene un fuerte empuje debido a las dificultades del transporte por carretera y ferrocarril. Se compraban los barcos en Inglaterra y Escocia, pero la Ría del Ibaizabal comenzó a resurgir con fuerza a partir de los años veinte del siglo pasado. «Antes de la Guerra Civil había astilleros de primera línea y las navieras vascas tenían renombre internacional», expone el autor del libro.
El declive de la industria naval y de las compañías navieras se produjo desde los años setenta hasta los ochenta, lo que obligó a que «muchos armadores se acogieran al crédito global pero no pudieron pagar a las financieras los préstamos. Entre ellas se encuentra SGB, que revendió los barcos a armadores que no tenían ni idea de los barcos grandes y a especuladores de la marina mercante. Fue el fin. Porque esa actividad casi ha desaparecido en la Ría del Ibaizabal», indicó Del Busto Mandaluniz.
Entre 1902 y 1984 se construyeron más de 354 grandes barcos en Bizkaia, según precisó Garay, pero la crisis en que entró el sector «ha hecho desaparecer la actividad de los astilleros y de las navieras de Bizkaia».
La consejera de Transportes del Gobierno de Lakua, Nuria López de Gereñu, recordó, después de repasar el libro, al buque «Galdames» que protagonizó uno de los episodios de la guerra civil en Matxitxako, junto a los bacaladeros «Navarra» y «Donostia», y recordó que Manuel de Irujo relató «la fortaleza de quienes dieron su vida en desigualdad lucha titánica para defenderse del buque armado `Canarias' de los sublevados».
En el libro se recoge la actividad del «Galdames», que pertenecía a Auxiliar Marítima, naviera creada en Areatza, el 15 de diciembre de 1917, aunque el domicilio fiscal se encontraba en la Gran Vía de Bilbo. Sus fundadores fueron Luis Aranguren Gallastegui, Julián Benito Costa y José Ignacio Ustara Govillar, que pusieron un capital de 52.000 euros. El «Galdames» fue construido en Astilleros del Nervión y fue entregado el 16 de octubre de 1918. Funcionaba a carbón. «Su primer viaje lo dio por el Cabo de Buena Esperanza (Suráfrica) transportando carga general, todavía combatiendo en la Primera Guerra Mundial ya que el armisticio de rendición del Ejército alemán se firmó el 21 de noviembre de 1918». Su destino fueron los puertos filipinos de Zamboanga y Cebú. Regresó a Santander el 6 de abril de 1919, por el Canal de Suez con 15.475 fardos de tabaco».
Huelga en Hamburgo
El comienzo de la guerra civil el 18 de julio de 1936, que llevó al poder al fascista Francisco Franco, pilló al «Galdames» en el puerto de Hamburgo «por motivo de una huelga de tripulantes y allí permaneció durante casi dos meses. Salió el 16 de octubre de 1936 con destino a Bilbo, vía Amberes, y llegó el 26 de noviembre. Tres días después cargó completo mineral de hierro en Santander para Cardiff (País de Gales) y regresó a Baiona parea embarcar a 173 pasajeros con destino a Bilbo. Escoltado por los bacaladeros republicanos «Navarra» y «Donostia» topó con el «Canarias», un barco de guerra del bando fascista. Tras su captura, cambió de nombre por el de «Aldam» y fue desguazado, después de una intensa actividad, en Santander en 1967.
384 barcos
entre 1902 y 1984 se construyeron más 354 grandes barcos en Bizkaia, en los astilleros de la Ría del Ibaizabal, según precisó el director del Museo Marítimo de Bilbo
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