Fuente: Proceso
Marta Durán de Huerta
México, D.F., 14 de enero (apro).- El siguiente es uno de los testimonios que rindió a las autoridades uno de los pasajeros del crucero turístico Seabourn Spirit, atacado por piratas en noviembre del 2005, cerca de la costa de Somalia:
“Nos despertaron los disparos. Llegaron cuatro o cinco lanchas rápidas con docenas de hombres con armas largas y lanzagranadas. Querían abordarnos pero el capitán aceleró el buque y zigzagueó.
“Los piratas lanzaron un proyectil desde una bazuca o algo así que entró hasta el camarote de un matrimonio. Los miembros de la tripulación reunieron a los 151 pasajeros en un salón apartado de las ventanas durante el ataque. Afortunadamente no nos hundió y gracias a la pericia del capitán logramos huir”.
El barco se encontraba en un recorrido de 16 días de Egipto a Mombasa, en Kenia. Aquel pasajero tomó fotos de los piratas que fueron publicadas por la BBC de Londres.
Los pasajeros del Seabourn Spirit, todos estadunidenses, corrieron con suerte, pues en los casos en los que los piratas han abordado los navíos, piden un millonario rescate por los tripulantes o los arrojan por la borda. Varias embarcaciones han sido encontradas desiertas y a la deriva después de un asalto.
El pasado 30 de octubre una fragata española salvó a la tripulación del mercante Nadi, con bandera de las islas Comores, que estaban en un bote salvavidas por la inundación de su barco luego de un ataque pirata. El Nadi llevaba vigas de acero a China.
Hasta la semana anterior, doce miembros de la tripulación de un barco enviado por Naciones Unidas con ayuda humanitaria para Somalia siguen como rehenes de los piratas desde marzo del 2007.
El 29 de octubre, un buque con productos químicos japonés fue capturado a pocas millas náuticas de la costa somalí y, al día siguiente, un carguero surcoreano estuvo a punto de caer en manos de los bandidos.
Días después, el 4 de noviembre fueron liberados 24 marineros surcoreanos que estuvieron secuestrados durante más de seis meses. Los plagiarios exigieron un rescate de 700 mil dólares que, finalmente, fue pagado por el gobierno de Corea del Sur.
Si las víctimas son oriundas de un país pobre o no tienen dinero para el rescate, simplemente son ejecutadas, sobre todo cuando la compañía naviera se desentiende de sus empleados.
A poco más de cien kilómetros de Mogadisco, el barco de carga norcoreano Dai Hong Dan fue abordado y atacado por piratas. La tripulación asiática se defendió con más valor que armas. Pidieron auxilio y de puro milagro el acorazado estadunidense James E. William se encontraba cerca y llegó en su ayuda. Hubo un enfrentamiento armado. Seis piratas fueron capturados vivos y uno murió. Los médicos del acorazado estadunidense atendieron a la tripulación norcoreana.
Poco después el carguero con bandera chipriota Tim Buck fue atacado en la costa de Somalia. La tripulación consiguió repeler la agresión y evitar el abordaje, pero terminó con un incendio a bordo
Es muy fácil hacerse de un barco con poca tripulación, y normalmente los buques mercantes no están armados.
Los más afectados por este tipo de ataques son los desplazados de guerra de Somalia o las víctimas de desastres naturales pues de esta manera le deja de llegar la ayuda humanitaria. La ONU no encuentra compañías navieras que quieran arriesgarse a navegar por esas aguas infestadas de piratas. Los alimentos, plantas potabilizadoras de agua, equipo médico y demás insumos necesarios para enfrentar una catástrofe, son transportados en 80% por mar.
En 2005, cuatro cargamentos de la ONU fueron interceptados. Ahora, los acorazados estadunidenses escoltan a los barcos de ayuda humanitaria y parte del equipo se manda por tierra.
Son tantas las pérdidas económicas y tanto el enojo que la Marina estadunidense envió dos de sus acorazados a las costas de Somalia, para controlar a los piratas. Literalmente lo hacen a cañonazos.
Por todo el mundo
Pero los piratas no están sólo en las aguas de Somalia. En las de Malasia también existen, sobre todo después del tsunami de 2005, cuando se dedicaron a interceptar a los barcos con ayuda humanitaria destinados a los sobrevivientes del maremoto.
El 23 de septiembre de 2006, fue secuestrado el MV Semlow y. el 14 de octubre de ese mismo año, el MV Miltzow.
La piratería es tan vieja como la humanidad y nunca fue erradicada. Hoy día toma nuevos bríos.
Una ruta especialmente afectada es Malakka, que está entre Malasia y Sumatra (Indonesia), donde se estima que por sus aguas navegan 50 mil barcos anualmente. Las aguas de Bangladesh e India tienen más piratas que tiburones.
El Buró Marítimo Internacional (IMB), con sede en Londres, emite cada semana un reporte sobre piratas y sus más recientes ataques para alertar a los navegantes. Las rutas en la lista roja son: Chittagong (Bangladesh), Lagos (Nigeria), Mombasa (Kenya), Dar es Salaam (Tanzania), Santos (Brasil) y muchas islas de Indonesia.
Pero Somalia es un caso especial por la multiplicación de bandidos que parten de naves de gran calado (naves nodrizas) o en lanchas rápidas. El IMB reporta 26 asaltos en promedio al año tan sólo en las aguas somalíes. El organismo sugiere a todos los buques que naveguen a no menos de 200 millas náuticas (370 kilómetros por hora) en la costa de este país.
Los barcos nodriza de los piratas se disfrazan de pesqueros o de mercantes y llevan escondidas a bordo lanchas rápidas, con motores fuera de borda. La Oficina Marítima Internacional estima que hay al menos siete barcos nodriza con base en Somalia. También reconoce que es difícil combatir a las lanchas rápidas, pues es como tratar de atrapar un mosquito en alta mar.
Somalia, ubicada en el llamado Cuerno de África, sufre una cruenta guerra civil desde 1991. Con la llegada de tropas etíopes en calidad de fuerzas de paz, la situación empeoró. La razón: la vecina Etiopía es la enemiga histórica de Somalia y desde el siglo VIII ambos países tienen conflictos territoriales.
Etiopía busca entre otras cosas recuperar una salida al mar que perdió con la independencia de Eritrea en 1993. Las fronteras entre los dos países fueron establecidas en 2002 por resolución del Tribunal Internacional de Justicia, aunque el fallo no ha sido aceptado por Etiopía.
Somalia no tiene gobierno desde 1991 y no hay instancia nacional que capture y juzgue a los “señores de la guerra”, y mucho menos a los piratas.
Y es que las víctimas de los bucaneros rara vez presentan una denuncia. Lo hacen sólo cuando los barcos tienen un seguro contra ese tipo de robos.
Los expertos de la IMB aconsejan que todos los navegantes zarpen con un localizador satelital a bordo, con el que puedan enviar señales de auxilio junto con las coordenadas del lugar en el que se encuentran.
Alemania, Inglaterra, Australia, Italia, Holanda y Francia pactaron una coalición para capturar o matar a los piratas. El cuartel general se encuentra en Barain, uno de los Emiratos Árabes.
La flota estadunidense estacionada en Barain, a través de su portavoz Lydia Roberston, anunció que ayudará a cualquier barco en peligro sin importar la nacionalidad, credo, o cualquier otro criterio, como sucedió con los norcoreanos.
Por lo pronto, la piratería marítima ya fue clasificada como “terrorismo”. España tiene especial interés en la maniobras para proteger a sus 26 barcos atuneros que se encuentran en el Océano Indico.
Se calcula que en promedio hay 300 ataque piratas exitosos al año en todo el mundo.
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