jueves, 1 de noviembre de 2007

El director de Marina Civil lamenta la falta de alumnos en una Escuela con salida laboral

Fuente: LNE
Albina FERNÁNDEZ

La Escuela Superior de Marina Civil de Gijón celebró ayer el acto de entrega de diplomas a los alumnos que acabaron sus estudios: 49 diplomados, 45 licenciados, 27 pilotos, 19 oficiales de máquinas, 8 capitanes y 5 jefes de máquinas. Son los primeros licenciados del plan 2002 en Náutica y Transporte Marítimo, y en Máquinas Navales. Presidió el acto el rector de la Universidad, Juan Vázquez.

Marina Civil es uno de los estudios con mayor salida laboral de la Universidad de Oviedo, según explicó el director de la Escuela, Rafael García, pero la afluencia de alumnos a la Escuela Superior de la Marina Civil es de las más bajas de la Universidad pese a ser una Escuela reconocida internacionalmente y certificada según la norma ISO 9001:2000. Este año están matriculados 310 alumnos, de los que cerca de medio centenar son de primero y el 24 por ciento mujeres.

Laura Gómez Montiel, que se dirigió a los presentes en nombre de los alumnos, señaló que «es una ventaja» la escasa matriculación porque «el trato es más personas y cercano, lo que implica más preparación». «Teníamos ganas de acabar con la vida de estudiantes, pero lo duro empieza ahora, dentro o fuera del mar, pero seguro que lograremos nuestras metas».

La de Gijón es una de las siete escuelas que funcionan en España y entre todas no pueden abastecer la gran demanda de un sector, el marítimo, que mueve más del 90 por ciento de las mercancías del mundo. «La falta de profesionales empieza a ser dramática porque los titulados que ejercen como oficiales a bordo son insuficientes y cada vez se emplean más en tierra sin haber adquirido una experiencia mínima a bordo», explicó García. De hecho, el último informe del Consejo Marítimo Internacional y del Báltico, Bimco, advierte de un déficit de 27.000 oficiales para el año 2015.

Los índices de inserción laboral de los alumnos son excelentes y aún mejorarán con las autopistas del mar, que, según Rafael García, son una «gran oportunidad para nuestros titulados» y «un gran reto para la Unión Europea, comprometida con la seguridad marítima y la preservación del medio ambiente».

Una encuesta realizada durante los últimos 5 años entre los alumnos revela que el 47 por ciento tenía trabajo antes de finalizar los estudios y el 49,5 por ciento lo tuvo en menos de seis meses. Además, el 38 por ciento tiene contrato fijo y el 52 por ciento temporal, una circunstancia que se explica porque la mayoría de los titulados navega en pabellones internacionales en busca de mejores condiciones socioeconómicas.
El inicio de los estudios náuticos en Gijón se remonta al 7 de enero de 1794, con la solemne inauguración del Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía, impulsada por Jovellanos que, además, redactó las ordenanzas sancionadas por el ministro Valdés el 1 de diciembre de 1793.

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