Fuente: Diario de Yucatán
El puerto de Progreso
Luis Isauro Contreras García (*)
Discurso que como orador invitado pronunció el autor en la sesión solemne de Cabildo de Progreso, Yucatán, el pasado domingo 1 de julio, por el 136o. aniversario de la fundación de esa ciudad y puerto A mediados del siglo XIX, la Península de Yucatán y en realidad todo el sureste de la República Mexicana tenía como único puerto y punto de contacto con el país y resto del mundo el puerto de Sisal, ubicado en la costa Poniente del Estado. Hacia la segunda mitad del siglo XIX el comercio de la Península tomó mayor incremento por el intercambio con los puertos del Golfo de México, así como con Cuba y España, debido al aumento en la demanda de productos yucatecos, como carne salada, palo de tinte, pescado salado, derivados de algodón y henequén.
De España ingresaban a la Península diversos artículos de ferretería, papel, telas de algodón y lana, clavos, lino y artículos de otros países. Los únicos puertos de entrada y salida de mercancías, además de Sisal, eran Campeche y Salamanca, hoy Bacalar. Sisal fungía como puerto de altura y cabotaje, era el puerto más cercano a Mérida, con una distancia de 53.29 kilómetros, un camino de herradura y situación irregular, ya que con las lluvias se hacía necesario utilizar el puerto de Campeche, pese a su mayor distancia.
Fue el señor Juan Miguel Castro Martín, visionario y amante de la prosperidad de Yucatán, quien una mañana de 1840 en compañía de dos compañeros, en una frágil embarcación, salió del puerto de Sisal hacia el oriente, para hallar un punto en la costa que fuera lo más cercano a la capital del Estado para fundar un puerto.
Frente a un playón de blancas arenas sembrada de uvas y otras especies de vegetación verificaron que era el punto más cercano a la ciudad de Mérida; según medición que hicieron, la distancia era de 33.914 kilómetros. El lugar lo bautizaron con el nombre de “El Progreso”, por razones obvias. Posteriormente se abrió el camino y se realizaron gestiones para obtener de las autoridades estatales y federales, comercio y pueblo yucateco, y el respaldo para justificar el traslado de la Aduana de Sisal, única forma de conseguir categoría de puerto.
El 25 de febrero de 1856, el presidente sustituto de la República, Ignacio Comonfort, autorizó la erección de un nuevo poblado en el lugar denominado “Progreso”, fijando la superficie de una legua cuadrada de terreno para el fundo legal, ejido, trazo de calles, plazas y edificios, y los lotes en la manzanas para las viviendas de la nueva población.
El señor Juan Miguel Castro continuó su lucha por hacer de este sitio un lugar próspero para la población, el comercio marítimo de entrada y de salida de mercancías, y que contara con todos los servicios necesarios.
El 14 de octubre de 1870, el ministro de fomento, colonización, industria y comercio de la república autorizó el primer muelle de Progreso y el 25 del mismo mes, el gobernador de Yucatán, señor Manuel Cirerol, dio a conocer el decreto de apertura del nuevo puerto. El documento firmado por el presidente Benito Juárez, considerando que es de reconocida utilidad pública la traslación de la Aduana Marítima de Sisal al punto denominado Progreso, decretó que a partir del 1 de julio de 1871 este puerto quedaba abierto al comercio de altura y cabotaje, y que quedaba cerrada al propio tráfico el puerto de Sisal.
Los primeros barcos que operaron en el nuevo puerto fueron el bergantín “Rafaela”, la canoa “Amalia”, el vapor americano “City de Mérida” y la goleta “Guadalupe”, entre otros. A partir de entonces, el puerto fue creciendo en su movimiento marítimo tanto de altura como de cabotaje, comercializándose diversos productos de exportación e importación; arribaron embarcaciones de diferentes nacionalidades, siendo muy dinámica la floreciente actividad marítima portuaria.
Al mismo tiempo que crecía el puerto con la construcción de los primeros muelles, bodegas, almacenes, el establecimiento de las primeras autoridades municipales, de agencias consignatarias de buques, agencias aduanales, oficinas de correos, telégrafos y demás oficinas públicas federales y estatales, es importante señalar que también la ciudad crecía y se desarrollaba, con la llegada de nuevos pobladores y prestadores de servicios, comerciantes, profesionales, el establecimiento de escuelas, academias comerciales, mercados públicos, construcción de calles, avenidas, parques públicos, iglesias, clubes sociales y artísticos, y toda una amplia gama de establecimientos que dieron vida propia y realce a la ciudad.
Dos magnas obras del gobierno federal han sido el muelle fiscal, conocido como “muelle nuevo”, y el faro, representativos y símbolos de Progreso. Los detonantes del crecimiento de Progreso, tanto del puerto como de la ciudad, han sido la construcción del Puerto de Abrigo de Yucalpetén en 1968 y recientemente del puerto de altura o terminal remota, ya que a partir de estas obras se vio una inusitada bonanza económica y social con el crecimiento de la flota pesquera, el establecimiento de empresas pesqueras, el auge comercial y turístico, empresas marítimas y la llegada de enormes cruceros turísticos en la terminal de cruceros, dando como resultado un crecimiento en el nivel de vida de la población.
Es importante mencionar que los conceptos de ciudad y puerto, desde los primeros años y hasta la presente fecha, se han encontrado estrechamente vinculados por un lazo indisoluble, ya que no se puede pensar en la ciudad sin tener presente al puerto.
En este sentido, este lazo indisoluble se tiene presente cuando se piensa en las ideas, los proyectos, las obras y demás acciones que se pretendan desarrollar en beneficio de Progreso, ya que al crecer el puerto, este crecimiento también beneficia a la ciudad y viceversa; si crece la ciudad también se beneficia el puerto, es decir, las obras que se realizan en el puerto para su crecimiento o modernización traen como consecuencia más empleos, mejores sueldos y demás beneficios para población; asimismo, si mejora o crece la ciudad en su infraestructura urbana, calles, seguridad pública, educación, comunicaciones y demás servicios públicos, también se beneficia el puerto, ya que se hace más atractivo para los inversionistas y usuarios.
Estos conceptos los han entendido muy bien los gobiernos federal, estatal y municipal, pues tienen el propósito de que los proyectos y las obras que se realizan en Progreso sean por consenso. Es por esto que cuando se piensa en mejoras o en obras, el proyecto de la misma es con la intervención de los tres niveles de gobierno, ya que se procura que sea de beneficio para el puerto y para la ciudad. Esto se palpa principalmente en lo referente a las vialidades y los servicios públicos como vigilancia y seguridad, alumbrado publico y limpieza.
En este orden de ideas, los retos de la ciudad y puerto de Progreso son mejores instalaciones y servicios portuarios, mejorar la infraestructura portuaria y urbana, creando vialidades de mejor calidad que brinden seguridad y agilicen el tránsito vehicular, mejorar y profesionalizar el servicio de seguridad pública municipal, un servicio de limpieza efectivo y un transporte publico urbano y eficiente, acorde con la modernidad de la ciudad; por último, visión turística que permita inversión en infraestructura y servicios que hagan de Progreso un destino de permanencia de turistas no sólo de paso, pues es sabido que el turismo es un gran generador de riqueza.
Progreso, ciudad y puerto, es un reto que las autoridades de los tres niveles tienen que mirar y tener presente si quieren lograr el desarrollo económico y social no sólo del Estado, sino también de la península y del sureste del país. Felicidades a Progreso en este aniversario de su fundación y hacemos votos para que esta ciudad y puerto siga creciendo y modernizándose en orden y armonía, para bienestar y orgullo de sus habitantes.— Progreso, Yucatán.
————— *) Capitán regional de Puerto de Progreso
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