Fuente: Comercio Exterior
Dado el período transcurrido, lo que en un principio fue tomado con gran optimismo, con el pasar del tiempo comienza a perder fuerza entre los armadores.
Consultado uno de ellos, quien pidió reserva, dado el temor de que se le presenten más dificultades si hacen declaraciones a los medios, sostuvo que:
"El programa es básicamente bueno, pero el fondeo va a resultar insuficiente para las necesidades armatoriales. Es una mesa a la que le falta una pata, la de la prefinanciación. Como es sabido, el banco otorga el dinero una vez que la unidad se encuentra a flote y operando; pero, durante la construcción, es el armador el que tiene que financiar todo, desde la compra de materiales hasta la mano de obra.
La ecuación cerraría si el armador pudiera financiar la primera unidad; y, cobrando inmediatamente por el sistema del leasing, pudiera financiar la segunda. Pero todo es tan lento que desalienta, y el armador tendría que disponer la financiación de por lo menos tres para comenzar, y que la rueda empiece a girar. Asimismo, para que realmente hablemos de una herramienta eficaz, debiera contarse, también a través del banco, con la prefinanciación de las embarcaciones, ya que es sabido que el astillero no puede financiar.
Además, no es función del astillero financiar al armador. Así, las barcazas resultarían más posibles de construir y también más fácil esperar el crédito por los montos que se mueven; pero de los armadores de ultramar, allí la cosa se pone muy difícil...".
En este marco, también destacó que "el otro problema aquí acuciante es la elevación enorme de los gastos de tripulación en la Bandera Argentina.
Estos son, comparativamente, muy superiores a los de cualquier otra bandera, y tienden a dejarte fuera de competencia. Si los sindicatos no la ven, van a ser ellos los finalmente -y de nuevo- perjudicados".
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