lunes, 2 de abril de 2007

No más Mary Nours

Empresa
Alberto Barranco

No más ´Mary Nours´


Emprendida la graciosa huida del pleno de la Comisión Federal de Competencia ante la bravura del toro que representa el caso Mary Nour, al desaliento del respetable surgió un destello torero: cancelar la posibilidad de penosos episodios similares hacia el futuro


Dicho con todas las letras, aunque la instancia antimonopolios no le quiso hacer frente al poderío de Cementos Mexicanos, se intentará cerrar el paso a nuevos intentos de ésta o de firmas similares para obstaculizar a la competencia. en complicidad con las autoridades.

La propuesta la planteó directamente el presidente del órgano en custodia de la Ley de Competencia Económica, Eduardo Pérez Motta.

Como recordará usted, el barco-silo griego de bandera panameña Mary Nour llegó al país el 27 de julio de 2004 con un cargamento de 27 mil toneladas de cemento ruso y una oferta en la proa: vender el producto 15 dólares debajo de su costo por tonelada en el país.

La intención, naturalmente, era abrir una ruta permanente en desafío a la competencia.

El navío, fletado por la compañía Comercio para el Desarrollo Mexicano, cuyos socios eran tres ex ejecutivos de Cementos Mexicanos, se regresó por donde vino en mayo del año siguiente sin haber logrado descargar un gramo de mercancía.

La odisea podría llenar más de un tomo de la colección de Ripley.

De entrada, la tripulación del Mary Nour se encontró con la novedad de que no podía anclar en el puerto de Tampico, dado que los espacios los mantenía permanentemente ocupados Cementos Mexicanos. De hecho, la firma de Lorenzo Zambrano había interpuesto un reclamo judicial para impedir el arribo, bajo el argumento de obstaculizar sus propias maniobras.

Ante el imprevisto, se giró el timón para alcanzar un recinto fiscal ubicado en la desembocadura del río Pánuco, es decir entre los puertos de Tampico y Altamira, propiedad, por cierto, de los deudos del ex secretario de Hacienda, Julio Rodolfo Moctezuma.

El caso es que ni ahí. Peor aún, dado que se trataba de un recinto no autorizado, la Secretaría de Hacienda le impuso a los importadores una multa de 11 millones 276 mil pesos "por intento de descarga".

Más allá, Comercio para el Desarrollo Mexicano, que jugaba en sociedad con la firma española Tradeland Commodities y la griega Segur Holding, debió pagar 3 millones de dólares por renta del barco anclado durante 10 meses en el recinto equivocado. Estamos hablando de 10 mil dólares diarios.

Ahora que desbocada, descarada, la complicidad del gobierno foxista en el bloqueo orquestado por Cemex, hete aquí que la Administración de Aduanas le impuso a la compañía de la discordia una multa de un millón 650 mil dólares por haber tramitado el permiso de importación a nombre de otra.

En apariencia la razón social de ésta es Máquinas, Carros y Camiones. Adicionalmente, el Servicio de Administración Tributaria impuso una multa a la importadora por entero extemporáneo del Impuesto al Valor Agregado y el Impuesto General de Importación, con un recargo de 150%. más actualizaciones.

El colmo llegó cuando la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) le impuso otra colosal multa "por obstruir la zona navegable del río Pánuco".

El caso es que tras un farragoso periplo de litigios cuyo costo infló al infinito la factura de la frustrada travesía del Mary Nour, se logró finalmente que el navío pudiera ingresar al puerto de Tampico. para encontrarse con nuevos obstáculos.

De entrada, hete aquí que la estiba de la mercancía en peligro de volverse piedra se volvió misión imposible ante la negativa de los sindicatos del ramo, controlados por la Confederación de Trabajadores de México, de quedar mal con las cementeras que les ofrecen trabajo permanente.

La amenaza hablaba de huelga si alguien ajeno realizaba la tarea.

Desde otro ángulo, resultó que las empresas ferroviarias privadas concesionadas no tienen furgones propios acondicionados para transporte específico de cemento, es decir, los existentes son propiedad de Cementos Mexicanos, Holcim Apasco, Cementos de Chihuahua, Lafargue Cementos y Cementos Portland Moctezuma.

Y como el flete por carretera es incosteable.

Digamos que al margen de las mermas por la estiba de los sacos, el peso promedio que puede transportar un camión es de 24 toneladas.

Agotada, pues, la posibilidad de batalla, el Mary Nour se regresó por donde vino. con su carga a cuestas, conformándose la empresa importadora con colocar en la mesa una denuncia ante la Comisión Federal de Competencia por supuestas prácticas monopólicas relativas de Cementos Mexicanos.

La querella se planteó en abril del año pasado, con la novedad de que un año después no existen suficientes elementos para soportar una resolución.

Gigantes intocables.

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