Fuente: Capital Financiero
Randall Cordero Sandí
Periodista
Diversas opiniones se escribieron esta semana en este espacio acerca de los beneficios de la ampliación del Canal de Panamá y ni un solo perjuicio.
Mientras que para unos la oportunidad se presenta por el aumento de las posibilidades de comercio, dadas las mayores cantidades de buques que navegarán cerca de nuestras costas, para otros las ventajas son laborales, sobre todo para las profesiones relacionadas a la construcción.
Solo se señala un riesgo: que la ampliación del Canal cueste más de los US$5.250 millones estimados, pero los panameños ya tomaron previsiones al contratar a un banco japonés que les ayude a conseguir recursos extras, si hacen falta.
Panamá ya empezó a hacer las cosas, aunque las obras arrancarán hasta el año siguiente. Tal previsión es un ejemplo para países vecinos.
En Costa Rica Paul Zúñiga, del Incop, indica que la concesión de Caldera es el primer paso para tener puertos de primer orden y aprovechar el influjo panameño.
Helmut Dörsam, de las líneas navieras, pone los pies en la tierra (o en el agua) y dice que si no hay calados apropiados en estos puertos, los barcos nos dirán adiós desde lejos.
Pero ojalá ambos sectores se entiendan y nos acerquen un poco más al desarrollo que experimenta el país vecino.
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